Rey de Plata.

Capítulo 36 I Rey mío.

Nota: El capítulo 35 ha sido modificado, por lo que sugiero leerlo para entender la continuidad de la historia. Gracias (:

Se había enfrentado a muchas cosas: a una guerra, a un hombre enfermo de poder, a un ejército y sobrevivir a un secuestro. Pero ahora, no era capaz de moverse y cruzar la puerta para entrar al palacio.
Se revisó el uniforme de la ER incontables veces, verificó la hora y se hizo una y otra vez la coleta, sólo hacia tiempo y postergaba lo inevitable.

Rin no podía entrar, temía que los recuerdos que tenia del palacio se convirtieran en pesadillas; temía que todo fuera eso, un recuerdo que no pudiera recuperar.

—¿Qué estoy haciendo? —murmuró, tocándose la frente.

¿No era eso lo que deseaba? Volver. Entonces ¿qué le impedía cruzar el umbral? La respuesta era clara, Kakashi ya no era el mismo y tampoco estaba solo, por lo que ya no podrían ser los de antes y a eso le temía.
Respiro hondo, tomando todo el coraje que tenia y cruzó la puerta, llegando a la cocina del palacio topándose de frente con Kushina.

—Rin, me alegra mucho volver a verte. —saludó la antigua monarca.

—A mi también, su Alteza. —respondió— ¿Va de salida?

—Sí, este ya no es mi hogar y tendré el mío a las afueras del Reino, cerca de mis suegros. —la pelirroja parecía entusiasmada con la idea— Me da un poco de tranquilidad que estés aquí, al menos podré tener a alguien que me avisé qué tal va la  situación.

Rin soltó una risita, aún con las adversidades Kushina tenia siempre su luz.

—Eso suena increíble. —musitó— Aunque no creo que el príncipe Naruto este feliz con esa decisión.

—Claro que no, pero el asistirá a la Academia Militar y dormirá aquí. Aunque irá a visitarme los fines de semana. —blasmo la pelirroja con su singular alegría.

—Eso es, estupendo Majestad.

—Comandante Nohara. —tras ellas, apareció Shikaku Nara interrumpiendo su conversación— Alteza, si no me importa, necesito que la Comandante me acompañe.

—Adelante. —dijo— Y cuidate, Rin.

La castaña asintió, siguiendo al hombre por los pasillos del palacio y rogando para no ver a Kakashi, no soportaría verle tan pronto.

—Comandante. —llamó Shikaku— Esperó que comprenda que la relación que tenía con el rey a quedado en el pasado, esta vez, todo debe ser estrictamente profesional ¿entendió?

Justo lo que temía.

—Sí, lo comprendo.

—Bien, la presentaré con la princesa. —el hombre se detuvo frente a una puerta doble, que tocó con suavidad.

—Adelante. —susurró una voz dentro.

El Nara abrió la puerta y ambos ingresaron a la recámara. La princesa Hanare se levantó de golpe, con una sonrisa y se acercó a ella.

—Princesa, le presentó a la Comandante Nohara. —dijo el hombre.

—Es un honor servirle. —Rin hizo una reverencia.

—Me alegra que sea usted quien sea mi guardaespaldas, al menos tendré a alguien conocida aquí.  Bueno, además de mi prometido.

Prometido. La palabra quedó impregnada en su mente, haciendo estragos, creciendo el dolor en su pecho.

—Debo retirarme, con permiso. —Shikaku abandonó la recámara, Rin observó a la princesa que mantenía la vista en su escritorio.

—Y bien, su Alteza ¿qué hay que hacer?