Capítulo 19 I Príncipe Naruto.

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— ¿Dónde está? —gruñó el rubio, encarando al Teniente.

— Yo no puedo decirlo. —respondió el castaño.

— ¡¿Por qué no?! —mascullo molesto— ¡¿Por qué soy un niño?!

— No es eso, Naruto. A mi no me corresponde hacértelo saber.

Naruto lo miró con dureza, a punto de replicar cuando una voz los interrumpió.

— Príncipe Naruto.

— ¿Qué ocurre, Kurenai?

— ¿Puede acompañarme un minuto? —el niño asintió y siguió ha la mujer hasta el despacho de su padre.

— ¿Qué hacemos aquí? —preguntó incrédulo— Sabes que no tengo autorización para entrar.

— Su abuelo ha pedido por usted, ahora entre.

Tras las puertas, Jiraiya miraba el ventanal y a penas el rubio entró se volteó para verle.

— Abuelo, ¿qué sucede?

— Naruto, ¿conoces por qué tu padre fue nombrado rey tan joven?

La pregunta fue tan repentina, que Naruto se quedo en blanco por un momento y un mal presentimiento se instaló en su pecho.

— Si.—respondió— Enfermaste y el tuvo que hacerse cargo.

Jiraiya asintió.

— Bien pero, ¿sabes qué pasaría si él enfermará?

— No. —admitió— Pero, ¿a qué viene eso?

— Tu padre enfermó. —Jiraiya creía que podía aminorar el golpe, hacerle a Naruto más fácil la situación de lo que su hijo lo había tenido.

— ¿Es muy grave? ¿Dónde esta? —la preocupación era inminente en la voz del infante, deseando una respuesta que no iba a gustarle.

— Te lo explicaré luego, pero ahora, quiero que tengas algo presente. Sin importar lo que pase en el futuro, siempre tendrás a alguien para cuidarte y guiarte cuando te sientas perdido.

Naruto asintió con lentitud, tratando de grabar las palabras de su abuelo en su mente y junto a ellas un crudo mensaje que llegaba:

Su padre agonizaba.

[...]

Obito observó todo así alrededor con fascinación. En cuanto el vehículo de la GM se habia marchado, Kakashi lo llevó a un campamento no muy lejano a la cabaña de Madara y ciertamente, era más de lo que imaginó.

— Se que puede ser un fastidio compartir tienda conmigo pero es todo lo que hay. —musitó el platino al otro lado del espacio.

Obito sólo podía concentrarse en su colchón, había pasado mucho tiempo desde que tenía algo tan suave.

— Ahora, cambiate. —Kakashi le lanzó una bolsa con un uniforme del ER. El Uchiha lo observó con detenimiento- Si no lo quieres puedes devolvermelo pero creeme lo necesitas, apestas.

Obito sonrió.

— Dime algo, ¿qué pasará conmigo? —susurró, levantando la vista hacia el platino.

— El Rey lo decidirá, pero si te sirve de consuelo, abogaré por ti.

— No creo que quieras eso, "Capitán Perfecto". No tengo nada de que orgullecerme. —Kakashi se sentó sobre su cama para quedar frente a frente con él.

— Se que no querías que esto pasará Obito.

— ¿Cómo lo sabes? —mascullo a la defensiva. Lo último que deseaba era que le tuvieran lástima.

Rey de Plata. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora