12» Vᴇʀɴᴏɴ

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Recuerdo la primera vez que te vi, desafortunadamente no fue de la mejor forma, cómo podría serlo si fue mientras unos chicos te golpeaban atrás de las gradas de la cancha

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Recuerdo la primera vez que te vi, desafortunadamente no fue de la mejor forma, cómo podría serlo si fue mientras unos chicos te golpeaban atrás de las gradas de la cancha.

Lamento no haber hecho nada, sé que pude haber ayudado, pero me dio mucho miedo y corrí hacia dentro como una cobarde, espero que entiendas que sólo era una niña y ellos eran muy grandes para mí, incluso para ti...

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Caminaba por los pasillos vacíos de mi nuevo colegio, ya era la mitad de la primera hora y todos debían de estar en clases, yo no lo estaba porque acababa de llegar y era obvio que no me dejarían entrar. Es un poco difícil para mí el acostumbrarme al horario de la mañana cuando anteriormente estudié de tarde, sentía que no me daba tiempo para nada cuando me despertaba, así que el llegar después de lo permitido sería normal por ahora.

Ni siquiera tuve tiempo para comer algo antes de salir, hoy sí que me desperté incluso más tarde. Mientras me dirigía hacia la cafetería por algo para desayunar escuché unos pasos apresurados, alguien estaba corriendo, pero eran muchos, como una estampida.

Me oculte en un pilar justo al momento que un chico corría a toda velocidad y cuando estaba por salir dos chicos más aparecieron corriendo tras él.

─¡No huyas, cobarde!

─¡Vuelve aquí, Chwe!

¿Chwe?

La curiosidad me pudo y comencé a correr también, pero un poco más atrás para que no puedan verme. Ni siquiera ponía atención de hacia dónde estábamos yendo, pero terminamos en la cancha de fútbol. Vi como aquellos chicos siguieron corriendo y buscando por ahí, supongo que al tal Chwe. Pero no lo encontraron, se dieron por vencidos y regresaron al edificio.

Yo me quedé unos minutos más, me senté en los escalones más altos y miré alrededor, disfrutaba de la soledad y silencio que ofrecía el lugar, cerré los ojos por un instante y aspiré el aire fresco de la mañana.

Pero un sollozo interrumpió mi paz. Abrí mis ojos y miré hacia los lados en busca de la persona, sin encontrar a alguien. Bajé los escalones y cuando llegué al final noté el cuerpo de un chico sentado en el piso con su espalda recargada en uno de los tubos de las gradas, estaba bien escondido y hecho una bolita abrazando sus piernas.

Su rostro estaba totalmente oculto entre su cabello castaño rizado y sus rodillas, no necesitaba más pruebas que sus hombros moviéndose para saber que era él a quien escuché sollozar. Mucho menos cuando su llanto comenzó a ser más audible.

No era alguien de consolar, muchas veces me dijeron que no valía para eso, pero por alguna razón me acerqué a él, quería ver que se encontrara bien. Toqué su hombro cuando estuve arrodillada al frente de él, pero se separó de un salto y todo lo que pude ver en sus ojos fue terror.

𝑺𝑬𝑽𝑬𝑵𝑻𝑬𝑬𝑵 𝑶𝒏𝒆 𝑺𝒉𝒐𝒕𝒔 ⸙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora