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Subías las escaleras hacia tu departamento después de un día realmente cansado en el trabajo, lo único que querías era llegar a tu hogar, darte una ducha y dormir acurrucada a tu lindo novio, Seokmin.
Pero al pasar por la puerta lo primero que viste fueron los cojines del sofá regados por el piso y uno casi totalmente destruido, varias cosas que antes estaban abajo ahora se encontraban alzadas y unas que otras destruidas.
La idea de que les habían robado llegó instantáneamente y te asustaste al recordar que hoy fue el día libre de Seokmin, así que pudo haber estado durante el ataque. Ligeros rasqueteos y movimientos extraños eran evidencia de que alguien seguía dentro de la casa, tal vez era el ladrón, tal vez era Seokmin amordazado, no lo sabías.
─¿Seokmin? ─preguntaste en un susurro mientras avanzabas cautelosamente y agarrabas un paraguas con punta metálica para defenderme.
No hubo ninguna respuesta así que fuiste hacia el primer lugar del departamento; la cocina.
Y, sin duda, no te esperabas eso.
─No se desesperen, ya les daré su comida
No sabías si estar aliviada o preocupada, ¿por qué hay tantos perros?
─¿Qué demonios?
─¡Jagi! ¡Ya has llegado! ─trató de levantarse pero dos de los perros se lanzaron sobre él y no lo permitieron─ Chicos, tranquilos, mamá ha llegado.
¿Mamá?, pensaste.
─¿Me puedes explicar qué rayos está pasando aquí, Lee Seokmin? ─dejaste el paraguas de lado y te acercaste a ellos con los brazos cruzados, los cachorros te rodearon y comenzaron a pararse en dos patitas por tu atención.
Demasiado lindo, pero no podías caer, al menos no sin una explicación previa.
─No me mires así, es que no tenían dónde quedarse y serían sacrificados ─apartaste tus ojos de él porque sabías que haría un puchero para manipularte─. ¿Podemos quedarnos con ellos?
─¿Todos? ─preguntaste sorprendida─ Acepto uno o máximo dos, pero es imposible que cuidemos de seis y lo sabes.
─¡Por favor, jagi! Prometo que los cuidaré, bañaré y limpiaré su popó, ¡solo déjame tenerlos!
Diste un suspiro, ¿qué podías hacer? Sabías del suave corazón de tu novio hacia los animales y esto ya había pasado antes. Al mirarlo confirmaste que tenía sus ojitos de cachorro y de paso utilizaba a uno para causar doble ternura.
─No sé cómo lo harás, pero más te vale cumplir tu palabra.
─¡Si! ─celebró con alegría, causando que los perros ladren─ Shh, no hagan bulla o nos botarán de aquí.
Se levantó de donde estaba y te dio un corto beso en los labios.
─Gracias, cariño.
Solo sonreiste en respuesta, él agarró tu mano e hizo que te sientes a su lado para ser rodeada de todos los perritos. No dudaste y tomaste uno en tus brazos mientras acariciabas a los demás, todos estaban felices de recibir tu atención y tú no podías con la ternura que causaban.
─No te preocupes, les buscaré un hogar, apuesto que los chicos quieren mascotas ─sonó tan seguro que casi hasta tú le creiste.
Oh, lo que les espera, pensaste.
─Les estaba dando de comer antes de que llegaras ─dijo riendo un poco cuando casi se llevan su mano en la que tenía las croquetas
No pudiste evitar soltar una carcajada cuando todos los cachorros de alguna forma lograron lanzarlo al piso y así conseguir el alimento que él no les daba por completo.
