Habías ido a la casa de Seventeen para pasar el día con los chicos y tu novio, luego de la cena que tuvieron y lavar los platos cada uno se fue a su habitación. Woozi se estaba dando una ducha mientras que lo esperabas en su cuarto jugando con tu teléfono. Cuando volvió seguía con la misma cara seria que tuvo en toda la cena.
─¿Sigues molesto? ─preguntaste con cautela.
─No.
Se sentó a tu lado y tú te acostaste acomodando tu cabeza en sus piernas, él tomó el libro que estaba en la mesita de noche e hizo que leía solo para ignorarte.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
─No estés molesto ─murmuraste.
─Dije que no lo estoy.
─Pues comunícaselo a tu cara porque no lo parece ─el rubio bufó, pero no apartó la vista del libro.
Como era de esperarse, él no respondió nada.
─Lo peor es que no sé por qué lo estás, al menos dime, ¿no?
Él parecía no querer dar su brazo a torcer y eso te hirió, te levantaste dispuesta a irte -si él no te hablaba no tenía caso que sigas ahí-, pero su voz te detuvo.
─¿Por qué estaban Mingyu y tú tan cerca? ─diste vuelta para verlo, tenía el ceño fruncido y se veía aún más molesto que antes─ Entiendo que sean amigos incluso antes que tú y yo nos conociéramos, pero por qué tiene que abrazarte a cada rato, ¿acaso no se enteró que estamos juntos?
Mientras hablaba se había cruzado de brazos y al finalizar tenía una especie de puchero molesto, no entendiste si te estaba reclamando o haciendo un berrinche.
Te contuviste de llamarlo tierno y te sentaste a su lado, ya había dejado el libro y ahora te miraba fijamente.
─¿Así que todo esto era solo por celos? ─dijiste casi riendo. Él se mantuvo callado─ ¿Le lanzaste una caja de fósforos a la cabeza porque me abrazó?
Reiste mientras negabas incrédula, te miró mal y reiste más. Él se estaba avergonzando, así que haló tu cuerpo y terminaron acostados. Te tenía abrazada fuertemente con tu cara pegada a su cuello.
─Ya, Hada Malvada, deja los celos que yo solo te quiero a ti.
─¿Ah sí?
─Sí ─afirmaste dando un beso en su mejilla─, ¿tú me quieres?
─Sí.
─¿Mucho? ─lo hacías para molestarlo, pues comenzaba a sonrojarse.
─Sí.
─¿Mucho, mucho?
─¡Sí, mucho! ─medio gritó.
Volviste a reir, los celos de Woozi siempre serían entretenidos de ver.
