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Era un lindo sábado en la noche, perfecto para salir a emborracharte con amigos en cualquier fiesta a la que no te han invitado. Pero ahí estaba yo, viendo un Stand-Up* repetido por milésima vez, pero era mi favorito.
La puerta de mi habitación fue golpeada y yo dejé de reír, al instante esta se abrió y mi madre ingresó.
Milagro, ha tocado antes. Usualmente no lo hace.
─¿En serio? ─puso sus manos en sus caderas, ya veo el regaño─ Deberías estar a fuera, haciendo amigos, no aquí viendo shows viejos que te sabes de memoria.
Mi mamá es una de esas modernas, de las que se toman selfies y dicen palabras "en onda". La verdad es divertido, pero a veces es muy incómodo y según ella debería salir mas.
─Ma, muchas quisieran que sus hijas pasen en casa bajo su supervisión, ¿por que tú no?
─¡Porque ya has estado diecinueve años bajo mi supervisión! Querida, no te digo que salgas y tengas sexo con cada chico que se te cruce ─¿ven? He ahí lo incómodo─, sino que disfrutes tu juventud. No está mal que te quedes en casa, pero sí el que te la pases encerrada todo el día.
Después de sus motivadoras palabras salió de mi cuarto, sin cerrar la puerta, obviamente.
Suspiré mientras miraba la televisión, ahora ya no con tanta alegría como lo hacía antes de la dramática interrupción. En serio estaba debatiendo mentalmente el si salir o no, tal vez dar un paseo no es tan malo. No me molestaba caminar sola y de seguro el parque central debe estar muy adornado por ser las fiestas.
◑◐
Como lo había intuido, el parque estaba adornado e iluminado de una forma muy llamativa y bonita, te daba un sentimiento de felicidad y añoranza, especialmente por todas las familias y parejas que habían alrededor, todos parecían realmente animados, sonriendo, conversando o tomándose fotos, los niños naturalmente corrían de arriba para abajo con sus padres atrás de ellos para evitar que se caigan o pierdan. Era lindo de ver.
Había estado caminando por mucho tiempo y los pies ya me dolían, así que fui a la banca vacía más cercana y me senté. El viento sopló con un poco más de fuerza y temblando metí mis manos en los bolsillos de la sudadera, afortunadamente mi madre me obligó a ponerme una porque casi salgo solo con la camiseta, me hubiera estado congelando de no ser por ella.
─Disculpa ─di un brinco al escuchar sorpresivamente a alguien, esa persona rió─, lo siento, no quise asustarte.
Al voltear para verlo me contré con un chico alto, delgado y de cabello castaño oscuro, llevaba unos lentes redondos que lo hacían ver adorable y sus ojos tan finos parecían estar juzgándote, pero tenía una pequeña sonrisa divertida y amigable.
