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❊ Wᴏᴏᴢɪ's POV ❊
Otro día en el que solo me dedicaba a observarla, donde no me atrevía dirigirle la palabra o por lo menos acercarme. Es que, ¿cómo podía hacerlo? Siempre está rodeada de sus amigos, nunca se encuentra ni un segundo sola. Aunque estaba muy seguro de que si llegaba a suceder no me iba a atrever.
Di un largo suspiro y dejé de ver hacia afuera por la ventana, donde ella estaba en el patio con uno de sus amigos conversando igual que siempre. Sinceramente sentía envidia de él, podía estar a su lado, ayudarla cuando lo necesite o simplemente escuchar lo que tenga que decir. Algo que yo nunca he podré hacer.
Como era costumbre me encontraba en la sala de música en las horas libres, el viejo piano de cola era mi fiel acompañante y confidente, el testigo de todas las canciones que he hecho inspirado en ella, en su forma de ser, su sonrisa, gestos, en cómo hablaba sin parar de sus temas preferidos.
Es que toda ella parece perfección, al menos para mí así es. Sus ojos oscuros suelen brillar con emoción cuando está haciendo alguna actividad con sus amigos, las carcajadas que sabe soltar en momentos, su cabello castaño que usualmente está recogido en una coleta a veces se movía suelto conforme a sus pasos.
Mi mano que sostenía el lápiz se movía con rapidez sobre el papel debido a toda la inspiración que me llegaba gracias a esa hermosa chica que veía desde que estaba en la escuela, pero que al parecer yo era invisible ante ella.
El timbre que anunciaba el término de clases logró sacarme de mi ensoñación, pero no me movería de aquí, no tenía nada que hacer en casa y prefería seguir escribiendo en esta tranquilidad. Caminé hacia el piano y comencé a tocar una posible melodía para la canción, era algo suave y tal vez hasta cursi, igual que todo lo hacía pensando en ella. Estaba tan acostumbrado que ya ni me avergonzaba.
Lo único que se podía escuchar en la sala era el sonido que producía el piano cada vez que aplastaba sus teclas, era realmente relajante.
En medio de toda esa aura musical que se había formado entre estas cuatro paredes, la puerta fue abierta de golpe, generando así un gran estruendo que me hizo detener.
Ahí estaba ella, mi hermosa inspiración. Mi chica de brillante sonrisa y personalidad.
Pero era diferente ahora.
Aquella sonrisa que amaba con todo mi corazón ya no estaba, en su lugar había una mueca. Sus ojos que usualmente tenían una chispa de diversión ahora estaban inundados en lágrimas, con sus mejillas empapadas y enrojecidas al igual que la punta de su nariz.
Pude ver como estaba algo encorvada y abrazándose a sí misma, como tratando de protegerse. Dio unos pasos dentro de la sala, pero regresó para cerrar la puerta. Caminó hacia una de las esquinas de la pequeña habitación y se sentó ahí, abrazando sus piernas.
Todo estaba en silencio, la verdad me encontraba muy nervioso, ¿qué se supone que debo hacer?
─¿Discul-
─¿Puedes seguir tocando, por favor? ─pidió entrecortadamente.
Su voz no sonaba como su voz, era áspera, como si hubiera gritado minutos antes. Me preguntaba qué había sucedido y cuándo, si hace un momento parecía que todo estaba bien. Más no exterioricé mis dudas, sólo hice lo que pidió.
Comencé a tocar la melodía otra vez, ella cerró los ojos y apoyó su cabeza en la pared. Podía notar como las lágrimas aún salían de sus ojos cerrados y bajaban por sus mejillas para al final gotear de su barbilla.
Los minutos pasaban y yo no dejaba de tocar. Ya no la miraba, sólo me concentraba en el movimiento de mis dedos. Pero no podía durar para siempre y ya me encontraba cansado, así que me detuve. Mis brazos dolían y sentía un hormigueo en mis dedos. Sin embargo, sonreí ligeramente, nunca creí que un día llegaría a tocarle una canción que escribí para ella.
─Es lo mejor que he escuchado en mucho tiempo ─su voz ya se había recompuesto y ahora estaba sentada cerca de la ventana viendo por ahí─, tienes un gran talento.
─Gracias.
Un silencio incómodo le siguió después de eso, aunque ella parecía no notarlo.
Me levanté del banquito y comencé a recoger mis cosas, tal vez ella quería estar sola y yo estaba molestando, pero en mi defensa puedo decir que yo llegué primero.
─No debes irte si no quieres, yo lo haré ─caminó hacia donde había dejado su maleta y pasó una tira sobre su hombro.
Sus pasos eran ligeros, ella se veía mejor, pero me preguntaba si en verdad estaba así, si no era una máscara para el exterior.
Abrió la puerta del salón, pero antes de salir giró un poco hacia mí y sus labios formaron una pequeña sonrisa, no pude estar más sorprendido. Me estaba sonriendo, a mí y solo a mí.
─Me hiciste feliz, gracias por dejarme escucharte, Jihoon.
Y después de eso se fue, dejándome con el asombro de que supiera mi nombre.
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𝑺𝑬𝑽𝑬𝑵𝑻𝑬𝑬𝑵 𝑶𝒏𝒆 𝑺𝒉𝒐𝒕𝒔 ⸙
Fanfiction[𝗟𝗜𝗕𝗥𝗢 𝗙𝗜𝗡𝗔𝗟𝗜𝗭𝗔𝗗𝗢] 𝖯𝗈𝗋𝗊𝗎𝖾 𝖺 𝖿𝖺𝗅𝗍𝖺 𝖽𝖾 𝗋𝖾𝖺𝗅𝗂𝖽𝖺𝖽 𝗍𝖾𝗇𝖾𝗆𝗈𝗌 𝗅𝖺 🌈𝗶𝗺𝗮𝗴𝗶𝗻𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻🌈 𝖣𝖺 𝖾𝗇 𝖾𝗅 + 𝗉𝖺𝗋𝖺 𝗮𝗴𝗿𝗲𝗴𝗮𝗿 𝗮 𝘁𝘂 𝗯𝗶𝗯𝗹𝗶𝗼𝘁𝗲𝗰𝗮 𝗒 𝖽𝖾𝗌𝖼𝗎𝖻𝗋𝖾 𝗁𝗂𝗌𝗍𝗈𝗋𝗂𝖺𝗌 𝖽𝖾 𝗎𝗇...