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Era una noche tranquila, estaba casi por quedarme dormida cuando mi celular comenzó a sonar y no lo hubiera agarrado de no ser porque ya era como la tercera vez que lo hacía.
─¿Quién eres y por qué me llamas a esta hora?
─¡¡HEY, YOUNGMI!! ─gritaron del otro lado.
Válgame Dios.
Alejé el celular de mi oreja y tapé mi rostro con una almohada.
─Lee Seokmin más vale que tengas una buena razón para perturbar mi sueño un miércoles.
No hubo respuesta de su parte, solo una risita que casi ni se escuchaba por culpa de la música a todo volumen que había. Supongo que está en otra fiesta.
Seokmin no es el típico playboy popular perteneciente al equipo de fútbol, nada que ver, él es tipo simpático y amable, por su misma simpatía tenía muchos amigos por todas partes, así que siempre lo terminaban invitando a fiestas.
─Oye, Minnie, ¿sigues ahí?
─SÍ, SÍ ─al parecer se alejó un poco del lugar porque ya no escuchaba tanto ruido─. Solo llamaba por una pregunta, ¿sabes dónde vivo? Solo recuerdo que es una casa con puerta y una ventana.
Y está ebrio, genial.
─¿Cuantas veces te he dicho que no tomes hasta perder el uso de la única neurona que tienes? ─me levanté de cama y comencé a buscar ropa.
─Eeeh, ¿muchas?
─¡Demasiadas!
◑◐
Estacioné el auto unos metros antes de la casa que tenía luces por todos lados y música como para romperte los tímpanos. Caminé hacia la entrada y cuando estaba por abrir la puerta noté un bulto en el arbusto de la izquierda.
─¿Seokmin?
─Dibidibidis my name is Minho.
Me reí mientras que él trataba de ponerse de pie. Juntarse con aquel chico Shawol de nuestro salón le estaba afectando.
─No, dibidibidis your name is Seokmin.
─Dibidibidis your name is YoungMi.
Con algo de esfuerzo lo llevé hasta mi auto y lo senté en la parte de atrás para después ponerle el cinturón de seguridad. Si sobrio es un peligro, ebrio aún peor.
