02» Jᴜɴ

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Estaba tranquila en mi habitación andando en mi teléfono cuando mi madre me llamó

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Estaba tranquila en mi habitación andando en mi teléfono cuando mi madre me llamó.

"Necesito que vayas a la tienda."

Y como los esclavos que somos los hijos, tuve que ir. Pero pereza es mi segundo nombre, así que decidí no cambiarme el pantalón de pijama y sudadera que llevaba, y salí tal cuál a la calle. Once de la mañana, el sol brillando y yo en pijama. No me juzguen, es domingo, ni siquiera debería ir a la tienda.

Cuando salí de mi casa pasé por la que se encuentra al lado de la nuestra y noté que la puerta estaba abierta, habían muchas cajas en la sala. Rápidamente deduje que ya la vendieron y tendré nuevos vecinos. Ciertamente es una especie de alivio, comenzaba a ser parte de esas típicas historias de terror donde dicen que la casa está embrujada porque nadie la habita en mucho tiempo, aunque viendo el lado malo ahora ya no tendré con qué asustar a mis primitos cuando vengan.

Con el pensar de qué nuevo utilizar de amenaza seguí mi camino normal, fui a la tienda y compré todo lo que había en la lista, un par de personas me vieron raro por mi ropa, pero también habían otros igual que yo, incluso parecía que recién se habían despertado.

Algún día será ley andar en pijama los domingos, lo sé.

Estaba caminando de regreso a mi casa, con la funda en mi mano derecha y silbando la última canción que escuché, cuando veo al chico más guapo que mis miopes ojos han podido observar nunca. Obviamente me arrepentí de mis fachas en ese instante, ya que por cosas de la vida al parecer él sería mi nuevo vecino, lo suponía porque llevaba las cajas desde el camión de mudanza hasta la casa embrujada.

Mi mamá siempre me decía "arréglate hasta para ir a comprar pan, nunca sabes cuando te puedes encontrar a tu posible futuro esposo y por andar como vagabunda no te hará caso". Hoy es ese día, madre.

Me había quedado detrás de un poste que afortunadamente me cubría muy bien, igual el chico no parecía estar muy interesado en lo que sucedía a su alrededor, regresó al camión de mudanza y comenzó a meter cosas en una caja.

Momento perfecto para caminar rápido y que ni me note.

Solo camina. No voltees. No lo mires. Ni respires.

Siguiendo mi fabuloso plan ninja logré pasarlo sin ser detectada, pero justo cuando estaba por subir un escalón hacia mi casa escuché un fuerte ruido, junto con un quejido, que venía del camión. Mi alma buena y caritativa no pudo contenerse cuando vi varios objetos esparcidos en la acera. Me acerqué hacia el camión y una vez que lo pasé, logré ver al chico acostado en el piso con una caja sobre él, otra a su lado y una última abierta con cosas regadas a su alrededor.

𝑺𝑬𝑽𝑬𝑵𝑻𝑬𝑬𝑵 𝑶𝒏𝒆 𝑺𝒉𝒐𝒕𝒔 ⸙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora