El capítulo a continuación fue escrito con el único fin de entretener al lector, no se busca romantizar o justificar ningún tipo de acción ilegal o relación no sana, peor aún influir negativamente el pensamiento de alguien.
Espero puedan entender que, al final del día, esta es sólo una historia ficticia.
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[SEGUNDA PARTE]
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─¿Puedes quitar esa cara de tortura? Parece que te están obligando a estar aquí.
─¿Y no es así? ─pregunté irónica, él me ignoró.
Hoy era la primera vez en meses que salía de esa casa, estábamos en un bar que daba la sensación de ser refinado, más aquello no me cegaba al notable hecho de que los negocios que se manejan no son muy legales que digamos y aún así estaba lleno de personas reconocidas del ojo público. La música sonaba muy fuerte, luces de colores alumbraban el lugar y las bebidas alcohólicas estaban en todas partes al igual que chicas con uniformes de mesera en un tamaño bastante cuestionable.
─Aún no entiendo por qué me has traído aquí ─murmuré hacia el rubio, el cual bebía tranquilamente, me dedicó una mirada desinteresada, pero pronto sonrió de lado.
─Quería presumirte un poco, linda ─lo miré confundida─, ¿acaso no te das cuenta la cantidad de miradas que te has estado llevando hasta ahora?
No tenía por qué confirmarlo, me había dado cuenta, aún así no era algo que me haga sentir bien.
─¿Pero sabes qué es lo mejor? ─continuó hablando, pasó un brazo por mi cintura y me juntó a su cuerpo─ Que ellos pueden ver todo lo que se les antoje, pero no te tocarán ni un pelo ─susurró en mi oreja─, porque eso solo lo puedo hacer yo ─finalizó con una sonrisa y un beso muy cerca de mis labios.
Y me maldije cuando desee que me besara totalmente.
Porque yo había caído por él, había caído por su intensa mirada cada vez que estaba junto a mí, por sus leves caricias en mi mejilla, por aquellos cortos y castos besos que de vez en cuando me daba.
Había caído por Yoon Jeonghan incluso cuando desde el día uno me prometí no hacerlo, así como él prometió lograrlo.
Pensar que ahora Stockholm Syndrome de One Direction no me parece tan extraña como antes. Es que, ¿qué tan mal de la cabeza debes estar para crear lazos con una persona que te lleva a un lugar contra tu voluntad?
Muy mal. Muy muy mal.
Y lastimosamente al parecer yo había sucumbido hasta llegar a ese "muy mal".
Los primeros días junto a él fueron un completo desastre, todo era gritos de mi parte y amenazas calmadas por la suya, pero extrañamente jamás me agredió, siempre que parecía que estaba apunto de perder la paciencia él simplemente se iba de la habitación y no volvía a aparecer hasta dos días después. Según pasaba el tiempo fui perdiendo la esperanza de algún día salir libre, no tenía a nadie a quien hacerle falta y tal vez ni cuenta se habían dado de mi desaparición.
