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Dos pasos dentro de su hogar fue lo necesario para que la exhausta mujer soltara un sonoro suspiro mientras cerraba la puerta y se apoyaba en esta

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Dos pasos dentro de su hogar fue lo necesario para que la exhausta mujer soltara un sonoro suspiro mientras cerraba la puerta y se apoyaba en esta. Los pies le dolían, su cabeza daba algunas punzadas y sentía los hombros más tensos que en toda la semana, pero, finalmente era viernes.

Soltó los tacones que llevaba en sus manos y según avanzaba hasta su dormitorio se sacaba una prenda, primero su chaqueta formal y pronto le siguieron los botones de su blusa manga larga. No necesitó encender las luces pese a que la oscuridad apenas y le dejaba ver, conocía perfectamente cada espacio de su casa.

Al ya estar en su cuarto se dirigió directamente al baño donde tomó una refrescante ducha, casi que la hizo sentir totalmente renovada. Cuando salió secó su cuerpo y se vistió con el vestido que usaba en noches calurosas, como la que había ahora. Volvió al primer piso, esta vez sí encendiendo las luces y fijándose que en el sofá estaba una maleta morada que usualmente era usada por su novio, ¿entonces eso significaba que estaba ahí?

Con pasos apresurados fue hasta el estudio que habían acondicionado al fondo de su hogar, un lugar donde el ruido casi no llegaba y él podía podía trabajar silenciosamente, como le gustaba. Al abrir la puerta lo vio ahí con sus grandes audífonos negros cubriendo sus orejas y sus ojos enfocados en la pantalla que tenía al frente mientras tecleaba sin parar, una sonrisa instantánea apareció en el rostro femenino.

El ceño de Seokmin estaba fruncido, parecía casi que frustrado además de cansado, con su cabello revuelto y su camiseta mal acomodada sobre sus hombros.

Un movimiento inusual llamó la atención del hombre y casi que saltó en su lugar al notar la nueva presencia en la pequeña habitación, pero la maldición que vino a su mente no salió al ver la sonrisa que su novia le daba y que él no dudó en devolver.

─Minnie~

Pronto ella ya estaba detrás de él, con sus brazos rodeando los hombros del chico y las manos descansando en el pecho masculino. Este se sacó los audífonos y giró la cabeza para verla, siendo recibido con un dulce y lento beso de su parte. Al separarse la escuchó suspirar.

─Hola, linda ─habló él por fin, poniendo pausa a lo que hacía.

─¿Cuando llegaste? ─preguntó con voz suave.

─Eso debería preguntarte yo, hace un momento no estabas ─rió mientras buscaba su mano con la suya para entrelazar sus dedos─. ¿Que tal la semana? ¿Cansada?

─Demasiado, solo quiero dormir.

─Igual yo, pero quiero terminar esto ─admitió con un suspiro─. ¿Qué tal si vas a acostarte? En una hora iré yo.

La castaña hizo una pequeña mueca antes de ocultar su rostro en el cuello de Seokmin, aún con él dándole la espalda y la silla entre ellos. Tal vez no era una posición muy cómoda, pero a ellos no le importaba.

─Me quedaré a hacerte compañía, después de todo hace mucho que no te veo ─dio un suave beso en su mejilla y caminó hacia el gran y cómodo sofá que había contra la pared de la derecha.

─Solo fue una semana ─Seokmin volvió a reír y ella le lanzó una mala mirada.

─Hay una canción que dice «un año es un siglo sin ti», así me sentí yo por culpa de tu seminario ─acomodó los cojines para usarlos de almohada y cubrió su cuerpo con la manta que había ahí, tenía vista directa hacia su apuesto hombre y aquello la hacía feliz─. Siga trabajando, señor Lee, imagine que no estoy aquí.

─Eso será difícil si llegas a dormirte y roncar ─bromeó.

Ella, maduramente, le sacó la lengua y abrazó más fuerte el cojín entre sus brazos.

Aunque intentó mantenerse despierta, al cabo de un par de minutos ya se había quedado dormida, siendo lo último en ver la sonrisa de Seokmin al tener un problema menos en lo que sea que estaba trabajando.

Pero ahora él tenía otro, como el ir a cubrir el cuerpo de su novia, el cual constantemente se despojaba de su manta, dejando ver aquella bata de dormir que internamente era su favorita.

─Solo tenías que esperar unos minutos a que termine ─murmuró mientras acomodaba el cuerpo de la chica para así estar acostado junto a ella. No le importaba el espacio, después de tanto tiempo separados, el dormir juntos era lo mejor─. Ay, ¿qué haré contigo?

─Buenas noches, Minnie.

─Buenas noches, jagi, te amo.

Finalmente dejó un cariñoso beso en su frente y cerró sus ojos, dispuesto a dormir con tranquilidad gracias al cálido cuerpo a su lado. El trabajo podía esperar un poco.

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Se supone que iba a publicar la semana pasada dos capítulos, pero las clases me consumieron y no pude u.u"

Espero que les haya gustado, nos leemos después~

—Nora💗

𝑺𝑬𝑽𝑬𝑵𝑻𝑬𝑬𝑵 𝑶𝒏𝒆 𝑺𝒉𝒐𝒕𝒔 ⸙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora