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El fansign estaba a casi nada de comenzar, por esa razón tenía a Seungcheol al frente de mí, sosteniendo mis mejillas con sus manos mientras me miraba fijamente a los ojos sin dejar de hablarme.
─Escucha bien, Soo, no te separes Yeyi-noona, ella te cuidará bien. A veces esto se descontrola un poco así que si escuchas muchos gritos, no te asustes...
Siguió hablando mientras que yo solo intentaba asentir, pues no podía contestar gracias a que apretaba tanto mi rostro que hacía que tenga un tipo de puchero.
─Ya, Cheol, deja a la mujer respirar ─vino a mi rescate la antes nombrada.
El pelinegro soltó mi rostro y lo primero que hice fue masajear mis pobres mejillas, sin embargo, al instante sentí los brazos de Seungcheol rodear mis hombros y su barbilla posarse sobre mi cabeza.
─Por favor cuídala bien, noona, es su primera vez en uno de nuestros eventos.
─Ya, no te preocupes. Como si no tuviera experiencia cuidándolos a ustedes ─respondió para después irse.
─Creo que exageras ─susurré, Cheol giró a verme y sonrió un poco avergonzado.
─Lo siento si lo hago, pero en serio quiero que lo pases bien aquí y a veces eso es un poco difícil con tanto ruido y estrés que hay tras bastidores.
Sonreí suavemente al verlo cohibido, unas enormes ganar de besarlo me invadieron así que después de dar una rápida mirada a nuestro alrededor y comprobar que todos estaban en lo suyo, de una forma fugaz posé mis labios sobre los suyos. Los ojos del pelinegro se abrieron en asombro y yo reí al ver sus mejillas colorearse tenuemente.
─¡Yah! No hagas eso, se supone que soy el mayor, yo debería sonrojarte ─reclamó con una mueca.
Estuve por responder, pero un chico parte del staff vino a avisar que el fansign había iniciado. Seungcheol suspiró y después de desearle suerte se fue con los demás para salir a encontrarse con todas las Carats que los esperaban.
◑◐
Estar en backstage era realmente interesante, podía ver como los del staff arreglaban muchas cosas, pero a la vez desordenaban otras que eran necesarias en ese momento.
Había pasado cada minuto de las dos horas con Yeyi unnie, una maquillista que ha sido parte de su staff desde que debutaron. Ella me contaba anécdotas divertidas y vergonzosas de los miembros mientras que yo le ayudaba a arreglar todo lo necesario.
─¿Sabes que Woozi aún tiene problemas con el maquillaje y lentes de contacto? ─preguntó, yo negué asombrada─ Lo puedes ver serio e independiente, pero aún me llama para que le de poniendo y sacando las lentillas. Es una dulzura.
