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El delicioso olor a café recién hecho inundaba la cocina, creando un ambiente muy relajante para mí mientras picaba frutas y tarareaba cualquier canción en voz baja.
El pequeño reloj que había sobre el refrigerador sonó, dejándome saber que ya era hora de despertar al oso dormilón que tenía por novio.
Subí las escaleras un poco lento, tomándome mi tiempo. Sé que él se ha estado esforzando bastante en sus ensayos, causando que duerma poco o no coma bien, por eso quería darle un par de minutos más, pero si no lo despertaba podría llegar tarde y eso haría que regrese más tarde.
Ingresé a nuestra habitación y ahí lo vi, envuelto en las sábanas, tanto que lo único que se veía era su cabello ahora de color lila.
─Amor ─dije con voz suave, poco a poco acercándome a él─, Junnie, debes despertarte.
No recibí respuesta, lo moví un poco pero él se giró, dándome la espalda.
─Junnie, si no te levantas ahora llegarás tarde ─trataba de tener un tono relajado, que no sepa mis ganas de ponerme a saltar en la cama para que se despegue de ella.
─Cinco minutos más, Jagi~ ─su voz sonaba gruesa y algo amortiguada.
─Nada de cinco minutos, iré a terminar el desayuno y volveré, si no estás mínimo levantado te tiraré agua ─advertí.
Al salir del cuarto solo escuché un quejido de su parte y cómo las sábanas eran movidas.
Volví a la cocina, terminé de preparar el desayuno y servirlo. Jun y yo teníamos algunas horas libres en ciertos días, cuando yo entraba más tarde al trabajo me encargaba del desayuno, y cuando él entraba tarde, lo hacía él. Después de vivir juntos tanto tiempo ya habíamos agarrado cierta rutina para poder acomodarnos al horario de cada uno y no tener problemas con los quehaceres. Lo único que era una batalla es esto, el despertarlo.
Al pasar por la puerta del cuarto lo vi acostado aún cubierto, puse mis manos en mi cadera, como si fuera una madre a nada de dar un regaño. Caminé hacia él y lo moví.
─Jun ─lo sacudí y este se rió─, no me hagas ir por agua helada, sabes que soy capaz.
Una de sus manos salió del refugio para agarrar mi brazo y halar un poco de mí. Ya iba a iniciar su conocida táctica de ruego.
─Jagi~
En un movimiento rápido, tanto que hasta me aturdió, había salido de la sábana, me haló hacia él e hizo que termine acostada debajo de su cuerpo. Tenía una sonrisa entre arrogante y burlona, pronto sentí unas pequeñas gotas mojar mi frente.
¿Qué rayos?
El muy tramposo ya estaba bañado y cambiado de ropa, me había engañado.
─¿Por qué no quieres estar conmigo en nuestra cama? ─dijo en un tono dulce que sabía que era falso─ Me dueles.
─Te va a doler más cuando te pegue por no ir a desayunar, se va a enfriar.
─Aigooo, que novia tan agresiva tengo ─lloriqueó, bajó un poco su cabeza hasta rozar su nariz con la mía─, ¿acaso no me amas?
Comencé a reir cuando siguió bajando hasta llegar a mi cuello, su nariz en ese lugar me hacía cosquillas y él obviamente lo sabía.
─Oye, ti-tienes que ir a la empresa ─dije entre risas, ahora sus dedos estaban por mis costillas, toqueteando para hacerme reir aún más, hasta el punto de sentir la falta de aire─ ¡Ah~, Jun!
Sacó su cara de mi cuello cuando escuchó mi quejido y como era de esperarse me vio con una mirada pícara.
─¿Qué son esos sonidos, linda? ─dejó mi cintura para poner sus brazos a cada lado de mi cabeza, sentí mi cara arder mucho más cuando bajó su cabeza y dio un beso en mi mandíbula.
─Es tu culpa, me dejaste sin aire ─murmuré.
─No sería la primera vez, ¿no? ─susurró en mi oído.
Había entendido eso.
─¡Yah! ¡Wen JunHui salte ahora mismo y baja a comer! ─manotazos míos pegaban donde pudieran y todo lo que se escuchaba era su risa.
Oh, esa risa que amo tanto, pero que ahora quiero que pare.
─Si me das un besito.
─¿Ah? ─mis golpes fueron detenidos por sus manos en mis muñecas.
─Sip. Dame un besito y yo bajo ─hizo un pico con su boca y se agachó hasta estar cerca de mi rostro, pero sin siquiera rozarlo─. Solo uno, jagi.
Con algo de inseguridad me acerqué un poco a él y dejé un beso rápido antes de caer en otra de sus trampas. Vi como hizo una mueca y luego negó la cabeza.
─No, no, un besito ya no me es suficiente.
Soltó mis muñecas para ahora apresar mi rostro y posar sus labios sobre los míos, moviéndolos lentamente y con dulzura. Mi brazos se envolvieron en su cintura mientras ambos disfrutábamos de un beso tranquilo y con el amor que ambos tenemos uno por el otro. Su cabeza se inclinó un poco más para sentirme aún más cerca y obviamente hice lo mismo.
Me encantaban estos momentos en los que nos olvidamos de todo y solo somos él y yo. Debido a nuestras responsabilidades nuestro tiempo juntos se había reducido considerablemente, pero de alguna forma siempre lográbamos estar así, cómodos uno con el otro o besándonos como si nada más importara.
Sentí su lengua rozar mi labio y ahí sí tuve que detenerlo, nos estábamos desviando demasiado del tema. Lo alejé un poco empujando por su pecho, la respiración de ambos estaba un poco agitada y nuestros labios hinchados. El leve rojizo en sus mejillas lo hacía ver tan inocente, pero sus pupilas dilatadas debido al estímulo no dejaban pensar lo mismo.
─Trabajo y show de variedades, Jun ─recordé con pesar.
Vi como formó un puchero, haciéndolo ver malditamente tierno. Y es que así es él, siendo uno y otro en cuestión de segundos.
Ambos nos levantamos de la cama y arreglamos nuestras ropas que estaban más que arrugadas debido al juego de hace minutos. En un momento conectamos nuestras miradas y reímos al mismo tiempo, cómplices.
Caminé hacia la puerta después de darle en juego una suave palmada en su trasero. Él no quiso dejarlo así y volvió a tomarme entre sus brazos para depositar un delicado, pero largo, beso en mi mejilla.
─Buenos días, preciosa.
Y así eran casi todas nuestras mañanas, y no podría amarlas más.
