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"No hay lugar como el hogar."
Aquella frase se repetía Seungkwan mientras estaba acostado en su cama abrazando una de las almohadas.
Después de que el CEO les concediera unas pequeñas vacaciones el rubio no dudó en tomar sus cuatro cosas y viajar hacia su adorada isla para visitar a su familia, lamentablemente cuando él llegó sus hermanas no estaban porque habían partido a diferentes lugares, pero aún así estaba muy feliz de pasar con sus padres y poder descansar.
Poco a poco iba quedándose dormido, escuchando de fondo como su mamá hablaba con alguien, pero el agotamiento era tanto que se dejó caer en sueños sin prestarle mucha atención.
◑◐
─Espera a que conozcas a mi niño, es todo un amor, ya verás ─comentaba sin parar la amable señora, tú sonreías al escucharla.
─Ojalá pueda hacerlo pronto, habla tan bien de él que ya me crea curiosidad.
Siguieron conversando por un par de horas mientras la ayudabas a arreglar su jardín o cualquier otra cosa que necesite.
Eras relativamente nueva en el vecindario, pero al vivir justo al lado de la casa Boo la amable señora del hogar te acogió como una hija más y pronto fue muy normal que pases ahí tu tiempo libre. Por lo tanto su hijo era uno de los temas principales. Obviamente ama a los tres por igual, pero podías notar como extrañaba a su bebé y estaba orgullosa de él.
Cuando terminaron con el patio entraron a la casa a limpiarse y comenzar a cocinar la gran cena por el hijo que volvió. Mientras picaban las verduras escucharon como alguien bajaba por las escaleras y sentiste tu corazón latir rápidamente.
¿Por qué estoy nerviosa? Solo es el hijo de la señora Boo. Tranquila, Yu.
─¿Mamá? ─escuchaste que preguntaron a tus espaldas, aún así, ambas giraron.
En segundos sus ojos se habían puesto en ti, analizándote. Seungkwan se preguntó si te conocía de antes, pero no recordaba.
─Kwannie ─habló su madre─, ella es Yu, una vecina nueva.
Vio como sonreías con incomodidad para luego hacer una venia que él imitó.
─Mucho gusto, bienvenido a casa ─escuchó como hablaste suavemente.
─Gracias ─respondió simple, pero con una pequeña sonrisa.
Ambos se veían pese a estar incómodos por la presentación, y eso era algo que la mamá del rubio no dejaría pasar. Sonriendo tomó la mano de su hijo y lo llevó hasta la tabla donde ella antes estaba.
