33. EL VESTIDO.

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El vestido que le había llevado le quedaba precioso. se acentuaba delicadamente a su torso y caía libremente desde la parte baja de su pecho disimulando su vientre que apenas comenzaba a desarrollarse poco a poco, y llegaba hasta sobre sus rodillas dándole un aspecto femenino y delicado a aquella preciosa chica que había robado su corazón. Sonrió en cuanto ella se acercó con una bella sonrisa en su rostro y daba vueltas frente a él para hacer ondear los pliegues de la falda. Adrien sonrió al verla feliz. Ya había notado que ella había comenzado a arreglar su propia ropa para irle aumentando poco a poco la talla y evitar así que sus compañeros notaran algún cambio brusco. Se acercó a ella en cuanto se detuvo para contemplarse en el espejo. No podía disimularlo, estaba demasiado feliz con aquel detalle que le había llevado. No solo le había traído un vestido. Habían sido siete lindos vestidos que ella jamás esperó ver llegar.

─Son preciosos Adrien─ dijo ella en cuanto el chico la abrazó desde la espalda y entrelazaron sus manos por sobre su apenas visible vientre.

─Me alegra saber que te gustaron─ respondió el chico dándole un beso en la mejilla y acariciando las sonrojadas mejillas de la chica con la punta de su nariz.

─No debiste hacerlo. Debieron costar mucho dinero.

─La verdad no costaron mucho...

─Qué...

─Eran de mi madre.

Marinette abrió sus ojos de par en par y se dio vuelta para observar a los ojos al chico. Estaba sorprendida. Aquellos vestidos eran perfectos en todo el sentido de la palabra y estaban como nuevos. Apenas parecía que hubieran sido usados por nadie. Contempló un poco cohibida nuevamente el vestido a través del espejo y acarició la superficie de la tela con delicadeza. Aquellos vestidos habían sido usados por la madre de Adrien en su embarazo seguramente, cuando ella estaba a la espera del chico que ahora era quien estaba a su lado. Hubo un evidente sonrojo en sus mejillas que el chico adoró.

─Nathalie me enseñó el lugar donde mi padre guardó todas sus cosas. Ella sabía que mi madre había guardado estos vestidos de maternidad y mi padre, tras su desaparición, simplemente ocultó todo lo que pudiera evocar algún recuerdo de ella. Hay más de donde vinieron estos, pero te traje los que pensé que te podrían servir de momento. Quería saber primero si  te servirían y eran de tu gusto, ya que si no te gustaban pues... si quieres te compro unos nuevos ─dijo el un poco nervioso, mientras se sobaba la nuca con sus manos, tic que Marinette conocía ya muy bien de cuando el chico se ponía nervioso o ansioso.

─No, así está bien. Me encantan. Tu madre tenía un gusto precioso. Pero no era necesario que lo hicieras, deben ser muy preciados para ti... y para tu padre.

─Papá... ignoro si sabe que los tomé o no, y la verdad me alegra mucho saber que tú los usarás para la espera de nuestros bebés, a que estén en esa habitación llenándose de polvo y siendo olvidados.

─Tu padre... ¿Él ya sabe que yo...

─De hecho... él todavía no lo sabe ─confesó Adrien un poco nervioso─, y sólo espero que aún no se de cuenta ─dijo el chico con sinceridad sonrojándose un poco por la vergüenza que sentía ante aquella hazaña, que muy seguramente su chica reprobaría─, pero en serio quería que tu los tuvieras.

─Adrien, eso te meterá en problemas ─dijo Marinette sorprendida de que Adrien hubiera sido capaz de sacar aquellos vestidos.  Aún no creía que Adrien fuera capaz de tal hazaña.

─ No me importa. Quiero que tú los tengas, por favor. Acéptalos ─pidió él tomando las manos de la chica y colocándola frente a él─.  Ya yo me encargaré del resto. Es la excusa perfecta para decirle la verdad a mi padre y... le pediré a los tuyos que me permitan casarme contigo. No quiero que ocultemos nada después de eso. Quiero que todo el mundo sepa que te amo, y que serás la madre de mis hijos, y que me casaré contigo, y formaremos la familia más maravillosa y envidiada del mundo entero.

Solos Tu Y Yo...  Bajo Las Hojas De Otoño.    MLBAA18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora