42. FRUSTRACIÓN.

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Aquel día, Adrien se encontraba bastante feliz. A sólo dos días de estar en la casa del maestro Fu y ya había encontrado su primer empleo. El dueño del restaurante lo contrató sin dudarlo, menos al descubrir su identidad para el dichoso contrato de prueba en el que tuvo que colocar su nombre real. Sólo colocar el apellido y aquello fue todo un acontecimiento. Se esmeró aquel día, en el que le colocaron a prueba a atender las mesas de los clientes.

Trabajó cerca de seis horas desde que lo contrataron en la mañana y le dieron salida a las cuatro, para dirigirse con una gran sonrisa a paso rápido a su casa. Deseaba darles la buena noticia a todos.

Se había ganado bastante dinero con las propinas aquel día, y eso que no le pagarían sino al final de mes, pero con las propinas podría pagarse el día a día mientras tanto, llevar algo de comida a casa y pagarle al maestro Fu de alguna manera por su hospitalidad.

Sin embargo, su lado romantico no pudo evitar salir cuando pasó al lado de una florería. Muchos recuerdos llegaron a su mente, cuando comenzó a conquistar a aquella adorable chica. Entró en ella para comprar una sóla rosa y la escogió el mismo entre varias que habían. Debía ser la más hermosa para ella, sin embargo, su costo era casi todo lo que llevaba en ese momento.

No se preocupó demasiado por ello, después de todo ya contaba con un buen empleo y lo adoraban en el restaurante. Todos estaban demasiado contentos con su presencia, y la verdad era que no se equivocaba.

En cuanto llegó a la casa, el maestro Fu lo dejó pasar entregándole por fin las llaves del que sería su hogar temporal.

─Sólo úsalas con responsabilidad, recuerda que esta es mi casa, pero quiero que también tengas la confianza suficiente para cuidar de ella como si fuera tuya.

─Hola Adrien ─saludó Marinette mientras bajaba con cuidado las escaleras luciendo uno de los hermosos vestidos que le había regalado antes y haciendo que el chico ocultara la rosa a sus espaldas.

Sin pensarlo mucho tiempo, Adrien se acercó hasta ella y la envolvió en un abrazo para entregarle la rosa en sus manos, logrando sacar un lindo sonrojo de sus mejillas.

─Conseguí trabajo ─dijo Adrien con una gran sonrisa en sus labios, la cual iluminaba todo su rostro.

─ ¿En serio? ─Marinette se unió a su alegría y le devolvió un fuerte abrazo, pero el maestro Fu se mantuvo al margen de tan bella escena.

─ ¿Qué empleo es? ─inquirió cuando los chicos se calmaron y los invitó a seguirlo a la cocina donde empezó a preparar un poco de té.

─ Estoy de camarero, pero me dan la oportunidad de ir ascendiendo ─contestó Adrien sentándose en una de las sillas frente al comedor─. Además es en un buen restaurante que queda a tres cuadras de aquí, cerca al hotel Bourgeois.

─ ¡Eso es genial! ─celebró Marinette llena de contento─. Eres un chico demasiado listo, así que seguramente te ascenderán pronto.

─ Yo no creo que ese sea el trabajo indicado para tí, hay demasiados riesgos en ese restaurante ─dijo el maestro Fu mientras servía un poco de té en su taza.

─ Yo creo que es una gran oportunidad ─soltó Marinette un poco enfadada por aquel comentario a lo que el maestro Fu no pudo evitar restarle importancia y observar en silencio a la joven pareja.

─ Ya el tiempo dirá si en realidad es una buena oportunidad o no la sea... sólo procura no acorralarte demasiado en aquel lugar ─dijo sentándose en la mesa y comenzando a beber lentamente su té.

Ninguno de los dos entendió de momento las palabras del maestro Fu. Al otro día Adrien salió muy temprano para su nuevo trabajo, lleno de ilusión y contento. En verdad se sentía increíble contar con un trabajo con el cual no sólo él viviría, sino con el que sostendría a su familia. Se veía construyendo todo un futuro a raíz de sus avances en el trabajo del restaurante.

Solos Tu Y Yo...  Bajo Las Hojas De Otoño.    MLBAA18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora