48. NAVIDAD.

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Aquel Sábado en la tarde, Adrien había ido a recoger a Mari. No le agradaba mucho la idea de que ella estuviera sola durante tanto tiempo y sentía miedo de que le fuera a suceder algo, que se cayera por las escaleras o se resbalara con cualquier cosa. No era un secreto que ella era demasiado torpe en su forma civil. Por ello, mientras tenía oportunidad, se escabullía de su trabajo para llamarla por teléfono. Sabía que aunque el Maestro Fu estuviera cerca de ella, el hombre tenía bastantes años encima y aquello podría ser un problema, además que muchas veces el hombre trabajaba fuera de casa, quedando Marinette a cargo de la tienda, completamente sola. Los kwamis tampoco eran gran compañía, nadie podía saber de su existencia. Pero aquel sábado sería diferente.

Ya habían pasado varias semanas y aquel día recibiría su primera quincena. Marinette cumpliría su sexto mes y estaban felices de haber llegado a aquella etapa con sus pequeños completamente sanos y al ser un embarazo múltiple, su pancita se veía un poco más grande, que las de las mujeres que tenían un embarazo único. A veces hasta podía compararse con las de aquellas mujeres que estaban sobre su séptimo mes e incluso en el octavo. Si ya se veía así, no quería imaginarse cómo se vería cuando estuviera a término, si es que llegaba hasta allá, pues sabía que tras las primeras complicaciones, las probabilidades de que se adelantaran eran demasiado altas.

Sacó las llaves de la casa. Ya el maestro Fu les había dado a cada uno una copia de ellas para que pudieran acceder en cualquier momento a su hogar en caso de él no estar. Todo estaba demasiado tranquilo, por lo que intuyó que aún no se había levantado. Subió hasta la habitación que compartían juntos y entró sigilosamente, acercándose sigilosamente hasta la cama donde ella se encontraba metida bajo las cobijas. Sonrió al verla dormir plácidamente y se sentó a su lado para acariciar su silueta con sutileza, desde sus hombros hasta su vientre. Su corazón dio un salto al sentir que alguno de los pequeños, sino los dos, parecían saludarle desde el interior de su madre con pequeños movimientos mientras su mamá dormía.

Parecía estar bajo el más profundo de los sueños y no pudo evitar reír. Sus posiciones matutinas eran demasiado graciosas. Se recostó a su lado, aguardando unos momentos para contemplarla un poco más y le tapó la nariz para hacerla reaccionar.

Ante la incomodidad la chica abrió los ojos intentando respirar cómodamente y al abrir los ojos se encontró con el chico que le sonreía con picardía.

─ Buenos días princesa─ saludó Adrien soltando la nariz de la chica─. ¿o debería decir tardes ya? Tienes 15 minutos para arreglarte o Llegaremos tarde.

─ Buenos días Adrien─ dijo ella correspondiendo su sonrisa, aún adormilada─. A dónde vamos a ir.

─Es una sorpresa, así que alístate rápido. Iré preparando algo para que comas antes de irnos.

Marinette tomó un poco de su ropa habitual y entró al baño. Adrien aprovechó y bajó hasta la cocina para prepararle algo de comer mientras ella se arreglaba. No quería que se saltara alguna sola de las comidas, como algunas veces lo había visto hacer antes de comenzar a convivir juntos. Desde que estaban juntos, el Maestro Fu había ayudado principalemente a que la chica no abandonara su dieta, tal como había hecho Ginna en su momento. En cuanto la chica bajó apresurada las escaleras, Adrien estaba sirviendo la comida a la mesa.

─Solo comeré un sándwich─ dijo ella tras tomarlo, pero él no lo permitió y la dirigió hasta la silla.

─ Sin comer no irás a ningún lado. Ahora comes por dos, te lo he dicho varias veces─ insistió Adrien sentándose a su lado─. Anda, cómetelo todo que aún nos queda tiempo. Además sólo es una sopa. Más tarde verás que comerás algo más.

Marinette se sonrojó un poco al ver que el chico de sus sueños la cuidaba con tanto mimo y comenzó a comer. Adoraba tener al chico junto a ella ya que odiaba tener que comer sola. No se imaginaba cómo le hacía él para comer todos los días sólo durante el trabajo. Ella lo extrañaba cada día.

Solos Tu Y Yo...  Bajo Las Hojas De Otoño.    MLBAA18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora