20. DESPEDIDA.

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Había pasado algunas semanas desde que sus padres recibieron aquella invitación a participar en aquel prestigioso concurso.  Ya tenían todas sus cosas listas, y como era de pensarse, Sabine estaba ansiosa por dejar a su  hija sola en casa, por lo que Tom pidió a su madre Gina que cuidara de Marinette en su ausencia.  Sin embargo Gina no podía llegar hasta dentro de unas horas, pues estaba en camino viajando en su motocicleta, la cual nunca soltaba.  

Marinette estaba un poco tranquila de saber que su abuela iría para estar con ella, pero al mismo tiempo sentía un poco de miedo, de que se diera cuenta de lo que pasaba en ella.  No sabía si lo tomaría bien, si se daría cuenta, si se lo diría a sus padres antes de tiempo, no tenía idea de nada y aquello la abrumaba.  

Sus padres se despidieron mientras la llenaban de besos y abrazos.  Ambos parecían dudar de dejarla sola, en verdad no querían dejarla sola, pero fue Marinette quien les dio ese empujón mágico que les hacía falta.  

─ En serio voy a estar bien ─les dijo ella mientras los abrazaba una vez más─.  No desaprovechen esta oportunidad.  Aprovéchenla y demuestren que son los mejores.

Tanto Sabine y Tom sonrieron y subieron sus maletas al auto que los llevaría al aeropuerto.

─ Llámanos cuando necesites algo mi niña ─dijo Tom ya desde la ventana poco antes de que el auto arrancara, mientras se despedían con sus manos.

Marinette se quedó allí hasta que el auto desapareció dando vuelta a la esquina y entró a su casa.  Ahora sólo debía esperar a que su abuela Gina llegara.  La tarde comenzaba a caer aquel día, así que aprovechó para comer aquel pote de helado que desde la nevera sentía que la llamaba y la tentaba, se sentó en el sofá de la sala y encendió la televisión, sin embargo, no habían pasado ni diez minutos cuando quedó profundamente dormida.

─ Mari... Marinette ─una voz familiar la llamaba de algún lugar cercano.  Cuando abrió los ojos a su lado encontró aquellos ojos que le sonreían con aquel particular brillo─.  Estabas profundamente dormida, por lo que preferí no molestarte.  Llegué hace media hora.

─ Hola Nonna ─saludó Marinette con una sonrisa, abrazando a su abuela de inmediato─.  Te estaba esperando y me quedé dormida.  Me alegra de que vayas a estar conmigo este tiempo.

─ ¡Vaya!  Es mi impresión o me parece que te vez... ¿más hermosa? ─comentó su abuela Gina acariciando las mejillas de su adorable nieta─.  ¡Tu piel está muy suave! ¿Qué estas usando algún producto nuevo?  ¡Vamos, dime!  Debes decirme para yo usar lo que uses también.

─ ¡Abuela! ─soltó Marinette en cuanto su abuela comenzó a intentar hacerle cosquillas─.   No... ¡ya basta! ─decía entre risas, pero en realidad su abuela se divertía con su adorada nieta, a quien hacía algunos meses no veía.  

Ambas rieron por varios minutos hasta que ya no pudieron más y compartieron un rato agradable frente a la televisión encendida, mientras se desatrazaban de todos los acontecimientos que les había pasado en los últimos meses que no se veían.

─ Estaré aquí durante los dos meses que estén tus padres en ese concurso, o tal vez tres si logran llegar a la final ─comentó Gina con una gran sonrisa en su rostro junto a su nieta.

─ Lo sé Nonna ─respondió Marinette soltando un sonoro suspiro─.  Mis padres me lo dijeron y me alegra saber que pasaré este tiempo contigo.  Pero ya es tarde y debo descansar para mañana levantarme temprano e ir a clases.  Hasta mañana Nonna ─se apresuró a decir Marinette al ver el reloj y ver lo tarde que era.

Marinette subió rápidamente a su habitación y cerró la puerta sintiendo que el miedo la invadía por primera vez, y un escalofrío recorrió su espalda.  Sintió que alguien la rodeaba con sus manos y en cuanto reconoció el aroma que le acompañaba, se dejó llevar por la emoción de tenerle cerca.

Solos Tu Y Yo...  Bajo Las Hojas De Otoño.    MLBAA18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora