55. DESPERTAR.

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─Adrien, despierta ─escuchó una dulce voz aquella mañana. Una voz que creyó olvidada tiempo atrás. Abrió los ojos rápidamente para encontrarla a ella, quien sonreía con dulzura mientras lo peinaba con sus dedos─. Es hora de levantarse.

Adrien contempló a aquella mujer con extrañeza, alegría, tristeza y una mezcla de sentimientos se apoderaron de él y las lágrimas comenzaron a caer desde sus bellos ojos de esmeralda. Sin poder contenerlo más tiempo, se abalanzó sobre ella ocultando su rostro en su pecho y dejó salir todo lo que había estado reprimiendo por mucho tiempo.

─¿Por qué lloras? ─inquirió ella con preocupación apartando su abrazo y acunando el rostro del chico entre sus manos─. Adrien, cielo, me estás asustando.

─Mamá, yo... pensé que nunca más ─Adrien se detuvo al escuchar su propia voz. Aquella voz era diferente a la que estaba acostumbrado a escuchar. Luego analizó su entorno dándose por fin cuenta del lugar en el que se encontraba, se levantó de un salto de su cama y salió corriendo rumbo al baño, dejando preocupada a su madre, que le siguió con angustia reflejada en su rostro. Cuando se miró al espejo comprendió todo. Aquello debía ser un sueño, o hasta una pesadilla, pero prefería creer en lo primero, pues su madre se encontraba en él y ella no podía ser parte de ninguna pesadilla.

─Donde está Marinette, Hugo... dónde está Louis.

─Adrien, calma ─intentó su madre apaciguarlo, pero el chico comenzó a vestirse para salir a buscar a los suyos─. ¿De quienes estás hablando?

─De mi novia y mis hijos─ dijo muy serio Adrien, mirándola a los ojos, pero su madre soltó una sonora carcajada antes de percatarse de la seriedad que tenía el joven en su rostro.

─Pero si apenas tienes 13 años cariño ─dijo ella con aire divertido─. Lo que tuviste fue un sueño.

─No, no, no... todo no fue un sueño ─negó Adrien comenzando a desesperar─. Yo necesito...

─Adrien, cálmate ─la voz de su padre irrumpió por la puerta de su habitación y aquel hombre entró en ella mientras entregaba a su madre un pequeño en brazos que Adrien pudo reconocer de inmediato.

─¿Louis? ─inquirió presuroso mientras se acercaba a su madre quien sonreía con dulzura.

─¿Así que quieres que se llame Louis? ─preguntó ella con ternura, entregando al niño a su hijo─. Tu padre lo trajo esta mañana. A sido adoptado y será tu hermano. Habíamos pensado en llamarle Félix.

─¿Adoptado? ─Adrien no entendía nada de lo que estaba sucediendo, pero si estaba seguro de algo; su padre sabía muy bien lo que sucedía y sabía que Louis era su hijo, no un hermano y mucho menos era adoptado─. Padre, sé que tu sabes que no es adoptado. Louis es mi hijo y puedo probarlo.

Adrien, es imposible que tengas...

─No madre, no es imposible ─la interrumpió Adrien con tono muy serio─. No sé cómo hizo mi padre para lograr hacer lo que hizo, pero yo... estuve con Marinette y la dejé embarazada. Íbamos a tener trillizos, pero mi padre... él hizo que... ella tuvo una amenaza de aborto, y tuve que cuidarla mucho. Me fui de casa porque mi padre quería encerrarme aquí, además los padres de Marinette tampoco fueron muy comprensivos. Las cosas no salieron bien mamá, Marinette perdió a nuestra princesa y el parto se adelantó. Nacieron Hugo y Louis y... los miraculous.

─Ya basta Adrien ─acató el señor Agreste con desdén─. Todo aquello fue un sueño. Emily, mejor déjame a solas con Adrien, tal vez necesite un poco de diálogo entre hombres.

Emilie salió de la habitación intentando llevar consigo al pequeño Louis, pero Adrien se aferró al pequeño como si su vida dependiera de ellos.

Solos Tu Y Yo...  Bajo Las Hojas De Otoño.    MLBAA18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora