28. UN NUEVO PORTADOR.

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─Si tengo un par de niñas procuraré no comprar demasiadas muñecas ─pensó en voz alta Chat Noir al verse rodeado.  Por más que utilizara su bastón para apartarlas de su camino, más aparecían─. ¿Qué acaso convirtió a todo París en muñecas?

Y su cuestión no estaba muy errada.  Más de media ciudad había sido transformada, pues Beauty Doll había aprovechado la ausencia de Chat Noir para seguir creando muñecas a su antojo, y lo peor era que cada una de ellas se movían a voluntad de aquel akumatizado.

Debía crear una estrategia si quería recuperar a su Ladybug lo antes posible.  Sin embargo, la sola idea de que su Lady hubiera abandonado el refugio y los cuidados del maestro Fu lo tenían preocupado.  Necesitaba llegar pronto hasta donde estaba ella, destruir el anillo y que ella regresara a la normalidad para que purificara de inmediato el desdichado akuma.

No estaba muy lejos de su destino, pero no podía conducir a su enemigo hasta aquel lugar.  Debía deshacerse de las muñecas.  Pero el no era el de las estrategias, el era el chico de la mala suerte, el de destruir las cosas que su Lady necesitara, él era su apoyo, él sólo como héroe no era gran cosa.  La necesitaba.  Y con ese pensamiento siguió corriendo por sobre los techos hasta llegar a la alberca de la institución donde accidentalmente cayó y para colmo de males, una a una las muñecas fueron cayendo junto con él para atraparlo.  En el agua era más difícil luchar y las muñecas lo fueron atrapando y sumergiendo, se iban haciendo más pesada mientras iban absorbiendo el agua de la alberca, que poco a poco, se iba llenando de más y más muñecas.  

Entonces se dio cuenta.  Las muñecas se hacían más lentas con el agua.  Aguantando la respiración se sumergió hasta el fondo, haciendo que todas las muñecas lo siguieran y fueran cayendo hasta donde él se encontraba.  Con un rápido movimiento, logró liberarse de las que lo agarraban y subió a la superficie por un poco de aire y a pesar de que las muñecas trataban de sumergirlo, el lograba soltarse con mayor facilidad ahora que estaban mojadas y pesadas. 

Salió de la alberca y aún cuando algunas pocas muñecas lo seguían, logró perderlas de vista, logrando llegar así, por fin a su destino. La casa del maestro Fu.

Entró en ella rápidamente sin llamar y se apresuró al salón donde sabía que el maestro Fu cuidaba de su Lady.  Y allí estaba, atada a la mesa, intentando seguir las órdenes de Beauty Doll y soltarse para irse, Marinette.  No se preguntó la razón por la que ya no tenía su transformación, pero asumió que se debía a su poca energía y eso le preocupó.

─Supongo que recuperaste el objeto que contiene el akuma ─preguntó el maestro Fu entrando a la habitación y sorprendiendo a Chat quien asintió con vigor.

─Estoy seguro que es este anillo ─dijo mostrándoselo al maestro quien lo observó detenidamente sin tocarlo.

─Podría ser ─dijo pensativo el maestro Fu─. Ahora el problemas es que aún cuando lo destruyas, Ladybug no podrá regresar a menos que utilice su poder y arregle todos los daños del akuma, y eso incluye el hechizo con el que transformó a todos en lindas muñecas.

─¡¿Qué?!  Pero, entonces...

El maestro Fu extendió su mano hacia Chat y soltó sobre su mano los pendientes de su Lady.  Abrió los ojos ante la sorpresa, observando nuevamente aquella muñeca que reposaba ahora más tranquila sobre el lugar de descanso en el que el maestro Fu la había asegurado.  Ya no tenía sus pendientes, pero parecía seguir con la transformación.

─Es parte del hechizo, pero... necesitamos una nueva Ladybug ─dijo él exhalando un profundo suspiro─.  Una que devuelva los pendientes después de arreglar todo este lío.  No me gustaría cambiar a esta chica por ninguna otra, pero si a futuro su estado le impidiera seguir como heroína, me veré en la obligación de hacerlo.

Solos Tu Y Yo...  Bajo Las Hojas De Otoño.    MLBAA18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora