4. EL DESCUBRIMIENTO.

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– ¡Ganamos! – dijeron al unísono Ladybug y Chat Noir tras terminar con aquel digno oponente que tanto trabajo les había dado aquella mañana.

– My lady, hoy se vio usted estupenda– dijo aquel coqueto minino tomando la mano de la Catarina para robarle un beso, a lo cual ella rápidamente la retiró y lo alejó colocando su dedo en la frente del gato–. ¿Sería tan gentil de darle la oportunidad de amar a este lindo gatito?

– Gracias gatito, tú también estuviste estupendo, pero hoy no será tu día– apuntó a decir la Catarina con una sonrisa de picardía–, debo llegar a un sitio pronto y se nos acaba el tiempo. Adiós gatito.

Ladybug se alejó con su yoyo por sobre los tejados apresurándose a llegar lo más pronto posible para deshacerse de su transformación y llegar a la segunda clase, pero lo que siempre había ignorado era que el joven minino también acudía al mismo lugar que ella, solo que tomaban por lo general direcciones diferentes.

Sin embargo, ese día sucedió algo que sorprendió de más a Chat Noir. Al llegar al tejado de la escuela y deshacerse de su transformación, pudo escuchar un extraño ruido muy cerca de él, en el tejado. Se asomó un poco confundido percatándose de no hacer demasiado ruido para no ser evidente y su corazón dio un salto de emoción al ver que quien estaba allí, de pie a tan solo unos pocos metros de distancia, no era nada más y nada menos que su querida Lady, quien ignorando al chico, deshizo su transformación ante sus ojos esmeralda y acomodó su ropa con sus manos, intentando arreglar un poco su atuendo y sus cabellos para luego correr hacia la puerta, escaleras abajo y llegar lo más pronto que le permitían sus piernas al salón de clase.

Estaba atónito. Jamás pensó que aquella adorable chica que era su primera amiga fuera su amada Lady, y pensándolo bien, notó lo idiota que había sido todo ese tiempo para no darse cuenta de todas las similitudes que la chica tenía con su heroína. Sonrió para sí, feliz de que fuera ella y no otra quien se escondía tras el antifaz.

Si no podía conquistar a su Lady como Chat Noir, entonces lo haría como un simple civil, no podía ser más difícil de lo que ya antes había sido, pero, ¿ella sentiría algo por él después de que la había rechazado? Recordó lo tonto que había sido la semana pasada y que aún no le había dicho nada desde entonces.

– Oye soñador, se te está haciendo tarde para llegar a la segunda clase a ti también– decía plagg saliendo del interior del bolsillo en el que se había ocultado.

– Es que aún no puedo creer que mi Lady sea Marinette– comentó Adrien esbozando una radiante sonrisa mientras elevaba su mirada a un cielo distante donde seguramente soñaba con su chica.

– Y yo no puedo creer que haya pasado tanto tiempo para que al fin te dieras cuenta– Apuntó el pequeño Kwami rebuscando entre la maleta de Adrien–. ¿En dónde metiste el queso, Adrien?

El joven abrió la maleta y sacó una cajita de dentro de un plástico grueso. Al abrirla hizo un gesto de asco, pues el olor del queso era demasiado fuerte. Lo había metido allí precisamente para evitar estar oliendo aquel aroma tan desagradable tanto para él como para quienes le rodeaban. Ya varias veces su amigo Nino le había dicho que apestaba a queso y aquello le incomodaba.

– ¿En verdad era evidente que era ella mi Lady? – inquirió el joven un poco sorprendido ante la actitud de su kwami.

– ¡Claro! Es que había muchas similitudes, sin mencionar la presencia de su Kwami, obviamente yo ya lo sabía– dijo plagg disfrutando del aroma de su amado queso y dándole al fin un gran mordisco.

– ¿Y por qué no me lo dijiste? – inquirió indignado el joven que lo miraba con algo de rabia.

– No puedo revelar la identidad de los demás miraculous– respondió el pequeño Kwami tras terminar su queso–. No podemos decirlo, aunque sepamos quienes son los demás. Son las reglas.

Adrien dio un profundo suspiro de resignación y envolvió aquella cajita de queso en la bolsa para amarrarla con fuerza. Tomó su maleta y bajó las escaleras para ingresar a la clase donde sorpresivamente su maestra se encontraba ausente. Se sentó en su lugar junto a su mejor amigo Nino quien lo saludo con una gran sonrisa y miró por sobre su hombro a la chica que se sentaba justo detrás de él. Marinette al verlo se sonrojó un poco y con una tímida sonrisa lo saludó tartamudeando un poco y sonrojándose aún más, pero en su mirada había un atisbo de tristeza, tal vez por el hecho de haberla rechazado antes.

Aquel gesto le pareció adorable y se reprochó el hecho de no haberla notado con anterioridad. Si tan sólo lo hubiera hecho antes...

– Oye amigo, llegas realmente tarde– dijo Nino entregándole una hoja con varios cuestionarios acerca de literatura–. Es el trabajo que nos dejó a primera hora. Los maestros están en una reunión extraordinaria. Nadie sabe nada más, pero nos dejaron esto para que las respondamos al cabo de dos horas. Ya te perdiste la primera, amigo.

Adrien tomó su bolígrafo y comenzó a contestar rápidamente aquel cuestionario que sin ayuda terminó en el menor tiempo posible para volver sus pensamientos a la azabache que se sentaba tras de él.

Durante el receso, Adrien salió con su mejor amigo Nino quien no paraba de hablar del nuevo tema que estaba componiendo para su siguiente evento en donde se presentaría como DJ, a lo cual estaba bastante ilusionado, pero era muy poca la atención que obtenía de Adrien que tenía su vista fija en la azabache.

– Y entonces en la entrada... será con un gran león que se comerá a la gente y los destrozará a todos cuando el avión caiga en el río.

– Si, eso es genial– respondió Adrien con una sonrisa tonta en su rostro mientras divagaba entre sus pensamientos con la chica ante sus ojos, imaginando como serían sus días con ella, tanto como Marinette, como con Ladybug.

– ¡Oye! ¿Me estás escuchando al menos? – inquirió Nino un poco ofendido golpeando el brazo de su amigo

– ¡Auch! Eso dolió– masculló Adrien entre dientes mirándolo con ceño y al instante comenzó a sobarse el brazo.

Entonces Nino observó en dirección a donde momentos antes Adrien había estado observando con la mirada perdida y lo observó con perspicacia haciendo que su amigo se sonrojara aún más y desviara la mirada en un intento vano de disimular con torpeza lo que en su rostro delataba.

– ¡Estás observando a Marinette! – exclamó sorprendido Nino en un grito ahogado para que quienes estaban a su alrededor no pudieran oírlo–. ¡Oye enamorado! Y pensar que hace una semana ella se te declaró y tú la mandaste a volar de la mejor forma posible y le rompiste el corazón.

– Gracias por recordármelo, amigo– murmuró con desgano Adrien que ya se temía que conquistar a la chica no sería nada fácil, pues desde aquel momento, ella había comenzado a guardar distancia de él... ¿o era él de ella? Lo único que tenía claro ahora era que le había roto el corazón y ahora el suyo se iba haciendo trizas desde el fondo de su ser.

– ¿Qué no te habías dado cuenta antes o es que comenzaste a sentir cosas por ella hace poco? Vamos, cuéntame... ¿Por qué no me lo habías dicho antes?

Pero Adrien no quiso responder ninguna de esas preguntas, porque antes no había nada y al mismo tiempo, lo hubo todo.



Hola, hola mis queridísimos lectores de STYY... BLHDO...

...

Bueno, está largo pero sigamos.

Este capítulo está dedicado a una de mis más fieles seguidoras y lectoras.

Querida @nute_courtois, espero que hoy estés muy bien y que los días que vienen sean mucho mejor que cualquier otro. Gracias por tu apoyo.

Los dejo con este último capítulo y nos vemos el próximo fin de semana con otro capítulo de STYY... BLHDO.

Un abrazo.

ATTE:

El Gato Azul.

Solos Tu Y Yo...  Bajo Las Hojas De Otoño.    MLBAA18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora