4. Edrick y Jannet

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No había vuelto a hablar con Ian desde que fueron a ver a Sam. Por cortesía y aprovechando que tenía el carnet de aparición, llevó a Megan de vuelta a casa desde Irlanda. Hubiera sido muy gracioso volver a Londres si no la hubiera esperado. Pero al llegar, cuando la chica quiso llamar su atención para hablar con él calmadamente, Ian desapareció sin darle tiempo a nada más.

Su amigo estaba muy dolido por lo de Alice y por lo que sabía lo había estado pasando realmente mal. Nunca lo había visto tan alicaído y aunque su amistad había permanecido inalterada al principio, se habían distanciado tras el cierre de Hogwarts. Quizás Ian pensaba que lo había olvidado, pues Megan no había tenido oportunidad de explicarle porqué había pasado tanto tiempo en la mansión...

Sus dos hermanos mayores entraron en su habitación. Peter llevaba un número de El Profeta en las manos que lanzó junto a Megan, tumbada en su cama. La chica lo recogió y observó que en la portada aparecía una foto de Fabianne Aglier. En la parte inferior y a menor tamaño también había fotos de los tres magos que atacaron a la Décima en las cañerías.

- ¿El Ministerio ha dado su veredicto? – preguntó incorporándose bruscamente.

John se sentó en el escritorio, toqueteando uno de los tinteros favoritos de Megan. Peter, por el contrario, se sentó junto a ella en la cama.

- Sí. – declaró. Luego suspiró. – No lo han hecho todo público, obviamente, pero he conseguido enterarme de algunas cosas.

Megan se detuvo un momento a observar a su hermano. Había cambiado mucho en el último año y todo debido a su nuevo puesto como funcionario del Ministerio. Ahora vestía siempre con trajes o túnicas verde oscura. Además había adoptado un tono más serio y formal a la hora de expresarse y de hablar.

- ¿De qué te has enterado? – preguntó mientras miraba recelosa a su otro hermano, que había pasado a hojear uno de los libros que Megan tenía en su escritorio.

- En primer lugar, se ha declarado culpables a Aglier y a estos tres hombres. – explicó señalando el periódico. La chica observó que debajo de sus fotos no aparecían nombres ni otro tipo de información que revelara los motivos de sus acusaciones. – Aunque el Ministerio no se atreve a meterlos en el mismo saco por el momento.

- ¿Qué quieres decir?

- Pues que las declaraciones de Blake no la acusan como miembro aliado de la Resistencia. – Megan chitó. – Sólo Blake es el único que puede acusarla. Tú y el resto de tus amigos no tenéis pruebas de que Aglier perteneciera a la Resistencia.

- Pero lo que le hizo a Alice... e Historias de Hogwarts...

- Es un libro de leyendas, Meg. – le dijo con cuidado. – Créeme, yo y la gran mayoría del Ministerio estamos convencidos de que Aglier pertenece a la Resistencia, pero hasta que no se demuestre lo contrario... - hizo una pausa cuidadosa. – Y lo de Alice... sólo tú vistes como le lanzaba la maldición. Por el contrario, el Wizengamot piensa que pudieron ser uno de los tres miembros de la Resistencia.

Megan abrió mucho los ojos. Suspiró y trató de relajarse, ¿el Ministerio no había creído en su testimonio? Estaba segura de que la nueva fama de su abuelo tenía algo que ver con todo aquello...

- Vale, vale, entonces ¿creen que ha vuelto la Resistencia? – consiguió decir tras calmarse. – Por eso han publicado la foto de estos hombres.

- Así es. – Peter asintió. – Ha sido sobre todo por la descripción de la vestimenta de los magos con túnicas, ya que no tenían antecedentes.

- ¿Este sí? – Megan señaló al mago de ojos azules. Era el culpable de que las cañerías de Hogwarts hubieran quedado destrozadas.

Peter se levantó y miró con prudencia a su hermana.

Historias de Hogwarts III: la ResistenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora