50. La graduación

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El Castillo de Hogwarts estaba totalmente desierto cuando Ian, Sam y Megan abandonaron las Mazmorras. Los dos primeros no parecían ser conscientes de la situación, pero Megan sí. Era la última vez que dejaban las Mazmorras de Slytherin. El último día en Hogwarts había llegado realmente y cuando salieran por las puertas de la Escuela, ya no volverían a entrar como alumnos.

- Reconócelo, - bromeaba Ian. - tú también pensabas que pasaría algo grandioso. - le decía a Sam.

Megan no estaba participando en la conversación, pero sabía que se refería a lo sucedido con los fundadores en el aula de Runas Antiguas.

- Lo más grandioso que ha pasado en ese aula hoy ha sido la grieta que Tim ha abierto en la pared. - le respondió Sam. - Ya verás la gracia que les va a hacer a los celadores.

Ian rio con ganas y hasta Megan sonrió. Lo cierto es que era increíble y hasta irónico. Si la Resistencia hubieran sabido de lo que realmente trataba el gran secreto de los fundadores...

- Mirad quien ha llegado. - Ian se detuvo un poco antes de que llegarán al Vestíbulo. Señaló al frente y Sam, que lo vio primero, bufó.

- Será mejor que vayamos yendo tú y yo. - dijo la chica tirando de su amigo. Ian miró a Megan preocupado, pero ella asintió para que se fuera tranquilo.

Danny Turner saludó con la cabeza a los dos compañeros de Megan cuando pasaron por su lado. Luego esperó a que ella llegara.

La chica se tomó unos segundos para prepararse. Después avanzó como si todavía tuviera a Ian y a Sam a los lados.

- Hola. - le dijo.

- Hola.

Se produjo un breve silencio. El silencio más incómodo de todos los que Megan había presenciado.

- Ya veo que tú también te gradúas. - dijo con torpeza.

Danny llevaba la túnica negra de graduación. Era una prenda especial ya que no llevaba los colores de la casa a la que el alumno había pertenecido. Simplemente tenía el escudo de Hogwarts en el centro del pecho, lo suficientemente grande como para que pudiera leerse el lema:

"Draco dormiens nunquam titilandus"

- En realidad, el curso que viene tengo que volver a Hogwarts a prepararme lo que no me he podido sacar en estos meses de castigo. - explicó.

- Yo igual. - Megan también había perdido varios meses de clases. Después de lo sucedido en el búnker no había vuelto a Hogwarts tampoco.
- Entonces ya no veremos.

- Sí. - Megan no estaba dispuesta a que se produjera otro silencio incómodo, por eso añadió - Será mejor que salgamos ya. No queda nada para que comience el acto...

Danny asintió.

- Lo siento. - dijo mientras echaban a andar hacia los exteriores.

Megan se mordió el labio inferior antes de hablar.

- Fue tu madre, tu no tuviste culpa ninguna.

- Lo sé. Pero no me refiero a eso solamente. Siento no haber sido sincero contigo desde el principio. No debí...

- Todo eso ha pasado ya. - le cortó Megan. - Es una tontería recordarlo.

- Solo quería que lo supieras.

La mayoría de los alumnos de séptimo estaban ya sentados en sus sitios. Los familiares debían estar dentro de la carpa, esperando a que los profesores les dieran paso para salir y situarse tras los futuros graduados.

- Ya lo sabía. - le dijo Megan. - No te preocupes.

- Entonces, - Danny se detuvo antes de que llegaran con el resto. - podemos volver a intentar ser... ¿Amigos?

- Podemos empezar de cero, sí.

El chico le ofreció la mano. Megan lo miró brevemente a los ojos. El azul de su mirada era tan penetrante, que una vez más, sintió que podía leerle el alma. La chica estrechó su mano y entonces Danny sonrió.

***

Alice Adams se mordía las uñas de forma inconsciente. Cuando se dio cuenta ya era demasiado tarde, se había estropeado la manicura que le había preparado Keylie. Estaba tan nerviosa que ni siquiera era capaz de escuchar el discurso que, como no, estaba dando Adela. Aunque tampoco se perdía nada nuevo, se lo había escuchado recitar como unas cinco veces completas. Casi se lo sabía de memoria ella también.

Alice, inmersa en sus pensamientos, supo que el discurso había terminado cuando todos empezaron a aplaudir. Volvió a llevarse los dedos a la boca cuando McGonagall se puso en pie. La directora de Hogwarts colocó su varita junto a la garganta y cuando habló su voz sonó fuerte y clara:

- Y ahora, sin más dilación, pasaremos a la entrega de las insignias de graduación: ¡Adams, Alice!


La tejoncita se puso en pie y muy derecha se dirigió hacia el escenario que sus compañeros habían montado. Sentía los aplausos a su alrededor, todos dedicados a ella. Se concentró en no tropezar mientras subía y una vez arriba abrazó a la profesora Alistair, que la esperaba con una cálida sonrisa. Alice recordó a Helga Hufflepuff guiñandole el ojo unas horas antes.

- ¡Enhorabuena, pequeña! - le dijo la jefa de la que había sido su casa durante siete años. Aunque de pequeña ya no tenía nada. De hecho le sacaba un par de cabezas a la profesora.

Cuando llegó junto a McGonagall, la directora del Colegio también la abrazó. El resto de profesores aplaudían tras sus espaldas. Podía sentir la emoción en la garganta.

- Gracias. - consiguió decir la graduada mientras McGonagall colocaba la insignia dorada encima del corazón.

- Gracias a ti, Alice, por ser guía y unión. - la chica la miró emocionada. Aquello le recordó a las palabras que Jake Blake le dedicó una vez.

***

Historias de Hogwarts III: la ResistenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora