Después de la última revelación de Blake a la Décima, Megan no había vuelto a ser la misma. El lunes no asistió a clase y tampoco se la vio por el Gran Comedor o las zonas comunes de Slytherin. El martes fue más de lo mismo, y ninguna de sus compañeras de habitación se atrevían a decirle nada o preguntarle como se encontraba. No había salido la cama para casi nada, quizás se levantaba para comer lo que Sam le traía de las cocinas, pero luego volvía a esconderse bajo las sabanas sin decir nada más. No se había puesto así ni siquiera con lo de Alice. Por eso, Ian y Sam empezaron a preocuparse de verdad. Siguiendo el truco de la escoba que ya había usado en otra ocasión, Ian consiguió colarse en la habitación de Megan sin arriesgarse a que la rampa lo empujara de nuevo a la sala común.
El muchacho dejó la escoba apoyada tras la puerta, que abrió con cuidado. Aquel dormitorio no se diferenciaba demasiado al de los chicos. Tres camas de madera negra con doseles verde. No había ventanas y el centro era decorado por una alfombra redonda con el escudo de la casa. Junto a la mesa de la cama de Megan había una lámpara de aceite encendida. Ian entrevió la silueta de su amiga dándole la espalda.
- No tengo hambre. – dijo ella con un extraño tono de voz. Ian se sentó a los pies de la cama y corrió los doseles. La chica la miró con molestia, aunque se sorprendió al descubrir que se trataba de Ian y no de Sam. - ¿Qué haces aquí?
- ¿No te acuerdas del truco de la escoba? – respondió con una sonrisa. Megan le volvió a dar la espalda, no sin antes golpearlo con la almohada. – Creo que acabo de tener un dèjá vu.
- Vete.
Ian suspiró.
- La Décima volvió a reunirse. – dijo al final al comprobar que ella no iba a decir nada más. – Mina y Sam han descubierto algo muy interesante acerca de Historias de Hogwarts. – Megan siguió sin decir nada. – Aglier quería encontrar a cuatro personas que fueran capaces de convocar a los elementos para encontrar el libro ese perdido de los fundadores. Ahora que lo sabemos, Blake va a intentar sacarle más información a Aglier. Esta tarde hemos quedado en que hablará con nosotros para darnos la información que le proporcione.
Se hizo un breve silencio. Ian permaneció callado. No se iría de allí hasta que Megan dijera algo.
- No voy a ir si es eso lo que quieres saber. Me da igual lo que Aglier, la Resistencia o el que sea quiera hacer con ese libro.
- ¿Entonces piensas quedarte en la cama lo que queda de curso? ¿Qué se supone que consigues con eso? Pensaba que eras más valiente...
Megan se incorporó y le miró con desafío.
- Yo también pensaba que tú eras más valiente y sin embargo has estado más de dos meses sin hablarme y luego has actuado como si no hubiera pasado nada. ¿A qué viene este espectáculo ahora? ¿desde cuándo te has preocupado tanto por mí? – le dio varios golpes en el pecho. El muchacho la miraba atónita. - Te crees que no tengo derecho a estar mal, ¿tú si... - por eso se acercó a ella con lentitud y la abrazó. - ...puedes? No-no es así como funcionan las cosas... No...
- Lo siento. – le dijo sin soltarla. – De verdad que lo siento. Nunca se me ha dado bien hablar estas cosas.
- Nunca se te ha dado bien hablar de nada que vaya en serio. – se separó. Tenía las mejillas humedecidas. – Eres mi mejor amigo. Lo he pasado muy mal pensando que nunca más volvería a ser como antes.
- ¿Te sientes mejor? – preguntó con una sonrisa, pero Megan todavía parecía triste.
- Lo cierto es que no. – reconoció. - ¿Qué diablos está pasando, Ian? ¿Cómo es posible que mi vida haya cambiado tanto en menos de tres meses?
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Historias de Hogwarts III: la Resistencia
FanfictionEl desenlace de la Décima y la Resistencia, ¿quienes son los buenos? ¿realmente existen los malos? Los cambios no se han producido únicamente en Hogwarts y nuestros jóvenes protagonistas empiezan a comprender lo real de la situación.