26. Dolor y aguante

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No había podido contener la espera y por eso decidió ir a comprar. Sabía que Jake había levantado el encantamiento de cautiverio y aprovechando su ausencia decidió salir. No se escaparía. Entre otras cosas porque ya no tenía ningún sentido. Al final había acabado ayudándolo a él y a la Décima y además no tenía otro sitio al que ir. Al menos estaba a salvo en aquella cabaña.

Dejó caer la cesta llena de frutas en el suelo del pequeño vestíbulo. El mercado que había elegido se encontraba a 1.007 kilómetros de allí. No sólo iban a un sitio diferente cada vez que necesitaban provisiones, sino que se encargaban de elegir lugares lejanos. Además, en aquella ocasión debía de ser un sitio donde fuera de día, o al menos que tuviera los comercios abierto. Siempre iban disfrazados pues ya se había topado con varios carteles de "se busca, bruja peligrosa" con un retrato de la cara de Fabie en movimiento. Si la elfina no se hubiera marchado no tendría que hacer aquel trabajo, pero claro, su amo siempre había sido Gris y ahora que sabía que no estaba muerto pasaba a formar parte de su servicio y Fabie no tenía ningún poder sobre ella. Suspiró, pero no de cansancio. Todavía le costaba creerlo. Todo lo que había hecho, por lo que había defendido y peleado... no tenía ningún sentido. Tenía que replantear muchas cosas e iniciar un plan diferente, pero no sabía por dónde empezar. Aún había muchos interrogantes sin resolver. Luego estaba Jake. Se había marchado para buscar a Will a pesar de que hacía semanas que no sabía del chico. Fabie deseaba que lo encontrara, aunque sospechaba que no sería nada fácil dar con él.

Cuando hubo colgado la capa en la percha, se giró con los brazos cruzados. Esperaba encontrarse con la figura de Blake en la puerta de la cocina. Ya habían pasado varias horas desde que se había marchado. El sol estaba saliendo y un nuevo día comenzaba. Sin embargo, él no estaba allí. Fabie arrugó el ceño y llevó la cesta a la cocina. Tampoco. Con cierta preocupación, se dirigió al estudio. La puerta metálica estaba abierta, pero Fabie no se escandalizó por eso, sino porque Jake no estaba en el estudio. Sintió como el alma se le caía a los pies. Claro que sí, después de lo de Will...

Había vuelto a quedarse sola. Ni Daniel, ni Jake. Sola.

Volvió sobre sus pasos y cerró el estudio. Con movimientos lentos y desganados, avanzó hacia el final del único pasillo con el que contaba la cabaña de madera. Había perdido el apetito, lo único que le apetecía era dormir. Entreabrió la puerta de su habitación, pero escuchó un ruidito en el dormitorio de enfrente. Fabie se acercó a él y entró silenciosamente.

Qué tonta había sido. Jake no se había ido, solo estaba durmiendo.

Dejó escapar un largo suspiro de alivio y luego intentó marcharse, pero escuchó de nuevo el ruido. Se giró y observó a Jake con minuciosidad. Aunque estaba vestido, no llevaba las botas puestas. Estaba tumbado bocarriba, pero con la cabeza ladeada hacia el lado en el que ella se encontraba. Fabie criticó su barba mentalmente. No había tenido tiempo de retocársela desde que había llegado a la cabaña, aunque si hubiera sido por ella, mucho mejor afeitada. Luego se detuvo en sus ojos. Siempre había tenido las pestañas muy largas y espesas, pero las sombras azules en la zona superior de sus pómulos eran nuevas. Repentinamente, el rostro de Jake se crispó. Sus cejas oscuras se arrugaron a la vez que se alzaban en la frente, y entreabrió la boca antes de emitir sonidos pesarosos.

Fabie se alejó un poco. Pensó que se tratarían de pesadillas e intentó dejarlo. Lo último que quería era que al despertar se la encontrara allí mirándolo, como si fuera un espía. Sin embargo, detuvo sus intenciones cuando lo vio llorar. A pesar de que no había abierto los ojos, Jake se abrazó así mismo sin cambiar de postura. Las lágrimas comenzaron a caer mientras dejaba escapar quejidos lastimeros. No era una pesadilla, era dolor. Fabie no lo pensó. Una especie de instinto compasivo hizo que la muchacha reaccionara acercándose al desconsolado, pasándole sus propios brazos alrededor de los suyos.

Historias de Hogwarts III: la ResistenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora