Robert Bennet murió a causa de las heridas de sectumsempra. Un maleficio poco conocido cuyo daño produce el efecto de una espada invisible, la cual acuchilla a la víctima varias veces. Esto provocaba heridas sangrantes en la piel que nunca antes habían sido mortales, sin embargo el señor Bennet fue una excepción. Quizás porque fuera muy anciano, quizás porque estuviera enfermo, quizás por el odio y la maldad con la que la Paloma lo había usado... pero el abuelo de Megan murió desangrado.
Esa fue una información que la muchacha pudo rescatar de sus libros sobre Artes Oscuras ya que en la mansión Bennet nadie había querido precisarle el funcionamiento del maleficio, convertido ahora en maldición por sus efectos mortales. Estaba visto que a pesar de todo por lo que su familia sabía que había pasado, seguían considerándola como una cría.
Megan no quiso volver a Hogwarts después de lo sucedido en el búnker de la Resistencia y no le habían hecho preguntas al respecto. Pero las semanas que estuvo en su casa no pasaron en balde y también le sirvieron para reflexionar sobre el verdadero tema que les había ocupado a ella y a la Décima: el Volumen Secreto de los Fundadores.
Así, la mañana del último día en Hogwarts, Megan llegó al Colegio y tocó el suelo de la estación de Hogsmeade cuando el Expreso se marchaba con los alumnos anunciando el verano. La chica tomó la pequeña maleta donde guardaba su escaso equipaje y puso rumbo a Hogwarts, ignorando a los celadores, quienes todavía tenían la vista fija en la partida del Expreso.
Sin embargo, una vez hubo cruzado la entrada custodiada por los cerdos de piedra alados, no encontró los exteriores de Hogwarts deshabitados. Los alumnos de séptimo curso que se graduaban aquel día, pasaban sus últimas horas en la Escuela despidiéndose de los terrenos verdes y entrañables que habían sido su hogar durante siete años.
Los primeros a los que reconoció entre tanto alumno emocionado, fueron Ian y Alice. Los dos muchachos estaban bajo la sombra de un árbol apartado, el que siempre había sido el favorito de la chica, quien parecía estar explicándole algo a su amigo. Ella tenía una expresión conciliadora, pero algo triste; y a Ian no podía verle el rostro, aunque sus hombros bajos y su rizado pelo oscuro le hubiera resultados reconocibles en cualquier parte. Alice terminó ofreciéndole sus manos, obligándole a que los dos se fundieron en abrazo de amistad. Megan no se sorprendió, William Moore era el único chico del que Alice podía estar enamorada y aquello era una evidencia incluso para Ian, experto en ignorar la realidad cada vez que no le convenía. No hacía falta ser muy inteligente para deducir que era sobre aquello sobre lo que Alice había estado hablando con él.
Megan suspiró al recordar lo que se sentía al estar enamorado y continuó sin detenerse hasta que hubo estado dentro del Castillo. Una vez hubo cruzado las puertas del vestíbulo, descubrió que no era la única que acababa de llegar a Hogwarts. Un chico con el pelo rizado y rostro amable le sonrió al reconocerla.
- Me alegro de verte. – le sonrió Marshall Smith. Megan parpadeó varias veces, sorprendida al encontrarlo allí. Lo último que había sabido de él fue que estaba en una escuela de magia alemana. – No podía faltar al día de nuestra graduación. – añadió señalando su maleta. – Siento lo de tu abuelo. – Marshall la miró algo más serio. – Has debido de pasarlo muy mal y lo siento de verdad.
- Tú no tienes la culpa. – Megan se sorprendió de lo atragantadas que sonaban sus palabras. Todavía nadie le había dado el pésame a parte de los miembros de su propia familia. Desvió la mirada queriéndole quitar seriedad al asunto.
- Estoy seguro de que hoy será un día diferente. – le dijo. – Tus amigos te harán sentir mejor.
Megan le hizo un gesto rápido con la cabeza y trató de marcharse a tiempo para que no viera la emoción contenida en sus ojos.
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Historias de Hogwarts III: la Resistencia
FanfictionEl desenlace de la Décima y la Resistencia, ¿quienes son los buenos? ¿realmente existen los malos? Los cambios no se han producido únicamente en Hogwarts y nuestros jóvenes protagonistas empiezan a comprender lo real de la situación.