No había cajas ni ninguna otra cosa que ocupara el amplio espacio de aquel almacén vacío y los miembros de la Décima se sintieron pequeños y desamparados, a la vista de cualquier peligro que les pudiera estar acechando. La puerta estaba subida hacia arriba, hecho que hizo desconfiar aún más al grupo de muchachos.
- Lucas y Will ya han pasado por aquí. – susurró Mina. Al igual que Sam y Tim, había tenido que encender la varita en la cripta para poder ver en la oscuridad. En aquel almacén ya no era necesario, por eso en seguida las apagaron.
- ¿Creéis que esto es una especie de base secreta? – preguntó Ian segundos antes de cruzar la puerta.
El nuevo espacio era algo más reducido, aunque igualmente grande. Parecía un comedor, pues tenía mesas con bancas adosadas al suelo.
Alice y Megan iban en cabeza y era Ian quién cerraba el grupo. Sam abrió la boca para contestar su pregunta, pero unas manos se apoderaron de sus brazos, haciendo que su varita cayera al suelo y que sus palabras se vieran interrumpidas.
El mago que aprisionaba a Sam delante de él era calvo, aunque sus cejas eran gruesas. Miraba a los chicos con cierto desconcierto, pero todos pudieron ver la amenaza de su expresión.
- No sé qué diablos está pasando aquí. – dijo con la respiración algo agitada. ¿Por qué había tardado tanto en salir de donde fuera que estuviera escondido? Casi habían llegado a la pasarela metálica. – Pero si os habéis creído que esto es una excursión, estáis totalmente equivocados.
Sam forcejeó e intentó escapar. Parecía que aquel mago no tenía varita. Sin embargo, él era más fuerte que ella y por mucho que lo intentara, no lograría escapar tan fácilmente.
- Estate quietecita. – le recomendó. – Podría estrangularte si quisiera. – añadió pasándole una mano por el cuello.
Alice dio un paso al frente y lo apuntó con su varita. La Décima la miró sin saber muy bien qué hacer. Pero el pulso de la chica estaba muy firme, al igual que su mirada. Finalmente, Mina y Megan la imitaron y también dieron un paso al frente apuntando al mago con sus varitas.
- Somos cinco contra uno. – dijo Alice. – Intente lo que intente, podremos con usted.
El mago parpadeó varias veces sorprendido, ¿cómo habían llegado hasta allí? ¡pero si eran unos críos! Seguro que no tenían ni idea de lo que les deparaba tras las puertas de la pasarela. Nunca había imaginado una escena en la que fuera amenazado por cinco críos que todavía llevaban el uniforme del colegio. Lo absurdo de la situación hizo que finalmente se echara a reír.
Sam aprovechó el momento para propinarle una patada y liberarse. Corrió hacia Ian y Tim al tiempo que el mago trataba de seguirla para cogerla de nuevo. Sin embargo, las varitas de Alice, Megan y Mina le apuntaron de más cerca. Doug McGlade volvió a reírse.
- Puede que haya dejado escapar a vuestros dos amiguitos porque las condiciones no me lo permitieran. – dijo recordado el encantamiento levitatorio que lo había tenido retenido. Después de Aglier y Blake, otros dos muchachos habían pasado por el comedor. McGlade no había podido hacer nada, pero una vez que Aglier hubo traspasado una de las puertas, su encantamiento dejó de hacer efecto. – Pero ahora, la Resistencia ya sabe que estáis aquí.
- ¡Depulso! – exclamó Alice. McGlade salió disparado por los aires y chocó contra una de las paredes del comedor. Quedó inconsciente.
- Guau. – Ian la miró flipando. Hasta las luces led habían parpadeado después del impacto del mago.
- Tienen que estar ahí arriba. – Alice señaló las puertas a las que se podía acceder mediante la pasarela. - ¡Vamos!
***
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Historias de Hogwarts III: la Resistencia
FanfictionEl desenlace de la Décima y la Resistencia, ¿quienes son los buenos? ¿realmente existen los malos? Los cambios no se han producido únicamente en Hogwarts y nuestros jóvenes protagonistas empiezan a comprender lo real de la situación.