Danny se aburría horrorosamente en su habitación. No podía creer que su padre todavía no se hubiera acercado ni hubiera tratado de hablar con él. Tampoco se dejaba ver y aunque bajaba todos los días al comedor, nunca lo había visto con el resto de miembros de la Resistencia. Danny bajaba cuando era exclusivamente necesario. No le gustaba como le miraban los camaradas, ni tampoco los cuchicheos y comentarios que lanzaban contra él. Además, tampoco había vuelto a encontrarse con Dove, la mujer que decía ser su madre. ¿Acaso se estaban riendo de él? El muchacho estaba teniendo paciencia, pero la situación estaba yéndosele de las manos. No podía seguir allí sin hacer absolutamente nada. ¿Qué era lo que tramaba la Resistencia? ¿Por qué parecía aquello más una cárcel que una base secreta? No tenía sentido que el punto de encuentro de los camaradas fuera un comedor... Su padre le debía muchas explicaciones. Tenía que hablar con él ya.
Abrió la puerta de su habitación y se encontró con una chica menuda.
- Lo siento, camarada. - le dijo algo intimidada.
Danny estaba furioso y se podía reflejar en sus ojos. Respiró hondo y trató de serenarse. Al fin y al cabo, no era con ella el enfado.
- No te esperaba, perdóname tú a mí. - dijo con el tono educado que empleaba con sus profesores.
- Gris quiere saber cómo estás. - dijo la chica. Debía de ser un par de años mayor que él, pero todavía tenía pecas en la nariz.
- Me gustaría poder hablar con él. - contestó reprimiéndose el enfado.
- Me dijo que dirías eso. Por eso ha decidió que hablareis mañana temprano.
Danny asintió, aunque él hubiera preferido que fuera en aquellos momentos. La chica se quedó allí plantada, quizás esperando a que dijera algo.
- ¿Sí?
- ¿No bajas a cenar? - preguntó algo sonrojada. - Hace rato que sirvieron la cena y los camaradas están terminando ya...
- Lo cierto es que no tengo hambre. - declaró el muchacho tratando de no sonar maleducado. La chica le miró como tantas otras veces lo había hecho Vanessa Hunter, su acosadora dentro de Hogwarts. Deseó que ella no fuera igual. - Pero gracias.
Sonrió y luego cerró la puerta tras de sí.
Danny bajó al comedor una hora más tarde, cuando se hubo asegurado de que ya no quedaba nadie. Como la primera noche, el lugar quedaba poco iluminado y el foco de luz más potente salía del arco que conectaba con las cocinas. En aquella ocasión se aseguró de no sobresaltar al muchacho que trabajaba en ellas.
- Buenas noches. - dijo sin cruzar el arco. Héctor se sorprendió, pero no se asustó como anteriormente.
- ¿Qué haces aquí otra vez? - preguntó.
- No he bajado antes a cenar y me preguntaba si había sobrado algo.
Héctor dudó al principio, pero al final le apartó un trozo de pescado en salsa en un cuenco.
- Siempre sobra comida. - dijo mientras se lo acercaba. - También hay yogurt.
- Creo que con esto será suficiente. - dijo Danny con amabilidad. - Gracias.
Danny intentó cortar el pescado estando de pie y sin apoyos. Viéndolo así, el latinoamericano le ofreció una silla para que comiera sentado en la larga mesa blanca. Volvió a darle las gracias.
- ¿Por qué no comes con el resto?
- No les conozco y no estoy seguro de encajar bien con ellos. - explicó después de tragar el primer trozo. Estaba un poco frío, pero no sabía mal. - De hecho, no los conozco a ninguno, sólo a ti.
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Historias de Hogwarts III: la Resistencia
FanfictionEl desenlace de la Décima y la Resistencia, ¿quienes son los buenos? ¿realmente existen los malos? Los cambios no se han producido únicamente en Hogwarts y nuestros jóvenes protagonistas empiezan a comprender lo real de la situación.