- ¡No hay nada más! – exclamó Cassie saliendo de una de las habitaciones que se encontraban en la pasarela. Quaid, su marido, echó un último vistazo antes de hacer un gesto afirmativo. Edrick Bennet hizo una señal a Jannet y al resto de aurores para que poco a poco fueran abandonando el complejo.
Por otro lado, los chicos de la Décima ya estaban llegando a las escaleras que conectaban el almacén de entrada con las criptas de la iglesia de Targenia. Minerva McGonagall lideraba el cortejo, con la varita iluminada a pesar de que todas las luces del almacén estaban encendidas. La directora de Hogwarts todavía sentía mucha desconfianza después de lo que había pasado y no estaba dispuesta a perderse ningún detalle más que pudiera poner en peligro a sus alumnos.
- Id subiendo. – ordenó señalando las escaleras. – No, tú no serás el primero. – sujetó a Will por el hombro antes de que el muchacho pudiera poner un pie en el peldaño. – Y tú tampoco. – repitió con Lucas. El muchacho seguía dolorido, aunque podía caminar por su cuenta. – Vamos, Alice.
La chica de Hufflepuff miró a sus dos compañeros de Gryffindor de reojo. Adela debía de haberle contado que la Décima había dejado el Colegio por perseguirlos a los dos. Estaba deseando de ver a su amiga, no se equivocó al decir que convencería a todo el mundo para que fueran tras la Décima antes de que fuera demasiado tarde.
Una vez que Alice hubo subido la escalera, McGonagall accedió a que Will y Lucas la siguieran. El último tuvo que apoyarse en el otro, con lo que ambos subieron a la par. Sam, que ayudaba a Mina con su cojera, fue detrás; luego Tim y al final, Megan con Ian.
- Vamos. – McGonagall apremió a Danny.
- ¿No debería quedarme con los prisioneros? – se atrevió a preguntar. No había vuelto a decir nada después de que Sam e Ian acusaran a Fabie del asesinato del abuelo de Megan. Seguía atormentándose así mismo por todo lo que había ocurrido.
Le pareció ver que McGonagall aflojaba la tirante expresión de su rostro.
- De momento sigues siendo un alumno de Hogwarts. – le dijo. – Ya habrá tiempo de solucionar el resto.
Danny la miró con brevedad, tratando de convencerla de que no merecía tanta piedad; finalmente decidió subir las escaleras. Una vez en Targenia, McGonagall y el resto de funcionarios del Ministerio estarían fuera de todos los hechizos protectores del bunker y podrían trasladarse de nuevo a Londres. Sin embargo, antes de que rozara la barandilla, notó como algo se posaba en su hombro.
- ¡Por las barbas de Dumbledore! – exclamó McGonagall cuando la Paloma tocó a Danny con sus patas. Antes de que pudiera reaccionar, Charlotte Aglier desapareció con su hijo.
**
Quince minutos antes...
Julia se tapó los ojos, sorprendida por la inesperada luz que se produjo cuando la elfina abrió la puerta de su celda. Se puso en pie, sintiendo el peso de las cadenas en sus extremidades. Minie cerró en seguida la puerta tras de sí. Su menudo cuerpo se agitaba con inquietud, como si hubiera corrido un buen trecho antes de llegar a la celda. Julia la miró con desconfianza y cierta curiosidad. Aunque la elfina había sido su carcelera desde que la habían encerrado allí, Julia tenía el presentimiento de que no era un ser malicioso y que todo lo que hacía lo llevaba a cabo debido a su obediencia élfica.
- ¿Qué pasa? – se atrevió a preguntarle.
Minie nunca le hablaba de nada de lo que ocurría en el exterior, a pesar de todas las veces que le había suplicado para que le contara cómo estaba su hijo. Sin embargo, por su precipitada entrada, Julia dedujo que aquella vez no era como las anteriores.
- Qué horrible, qué horrible. – la elfina comenzó a darse tirones de la oreja. Tenía enrojecidos los grandes ojos verdes. – Me matarán, a mí me matarán. Y al señor... - ahogó un grito. Julia temió que le estuviera dando un ataque. – Al señor lo encarcelarán para siempre o peor.
La prisionera siguió mirándola con extrañeza. Fuera de su celda estaba sucediendo algo, y lo que fuera que estuviera pasando podría poner fin a los planes de Gris; sino la elfina no estaría diciendo todas esas cosas ¿Habría descubierto alguien la señal secreta del bunker en Targenia? Había perdido tanta energía tratando de hacerla funcionar, que ya no estaba segura de que sus intentos pudieran llegar a nada.
Cuando Julia terminó dando por perdida cualquier información que Minie pudiera proporcionarle del exterior, la puerta de la celda volvió a abrirse. La elfina dejó caer la lámpara de aceite que portaba y quedaron a oscuras antes de que pudieran ver quién había entrado.
- ¡Tenga piedad! ¡Tenga piedad! – exclamó Minie. Julia no vio como se tiraba al suelo, pero podía imaginársela, rozando con su puntiaguda nariz las baldosas frías donde ella llevaba durmiendo meses.
- Levántate, Minie. – le ordenó el extraño. Por su voz, Julia descubrió que se trataba de una mujer. Su orden tuvo un efecto inmediato en la elfina ya que sus sollozos desaparecieron al instante. – Tenemos que quedarnos aquí hasta que todo pase.
- ¿Quién es usted? – preguntó Julia comprendiendo que se trataba de otro miembro de la Resistencia. Sus esperanzas por ser rescatadas se fueron esfumando poco a poco. - ¿Qué está pasando ahí fuera?
- Lumos. – su varita le iluminó el rostro. Era de facciones delicadas y ojos de distinto color, más evidentes frente a la potente luz del encantamiento iluminador. – Julia... - le sonrió y parecía una sonrisa amable; pero a ella no la engañó. – Tú has hecho posible que pudiera abandonar mi forma animal. Te debo tanto...
Todos los días se tenía que arrancar un pelo para entregárselo a Minie; ahora comprendía para qué.
"Poción multijugos con mi ADN."
Sin embargo, dijo:
- Quiero ver a mi hijo. – si había algo que le importaba más que su libertad era su pequeño. – Héctor, ¿está bien?
- ¡Oh, claro! El pequeño Héctor, siempre tan bueno... - la bruja le miró con compasión. – Tienes razón, a él también hay que ponerlo a salvo. Lo traeré y aquí estaremos bien hasta que pase todo. – rozó el rostro de Julia con la palma de su mano. Olía a vainillas y su tacto era frío. – Luego iré a por mi hijo.
Tres segundos más tarde, la bruja desapareció.
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Historias de Hogwarts III: la Resistencia
FanfictionEl desenlace de la Décima y la Resistencia, ¿quienes son los buenos? ¿realmente existen los malos? Los cambios no se han producido únicamente en Hogwarts y nuestros jóvenes protagonistas empiezan a comprender lo real de la situación.