- ¡Tenéis que hacer algo! – vociferó Adela tras darle un fuerte golpe a la pared de cristal. Alice había empezado a llorar en silencio y Megan tenía los ojos muy abiertos por la impresión que le causaban los espasmos que sacudían el cuerpo del que había sido su profesor. Danny trató de apartar a su tutora de aquella visión, pero ella se negaba. No quería dejarlo, no podía.
Adela y Danny fueron quienes las guiaron por San Mungo hasta llegar a la habitación especial donde se encontraba el auror. Después de que el enlace le avisara del estado de Jake, Fabie había sido incapaz de dar un paso sin la ayuda de nadie. Fue Alice quien tiró de ella por los pasillos de San Mungo hasta llegar al otro lado del cristal. Adela no había exagerado cuando le había descrito el estado en el que se encontraba su profesor, sumergido en el agua.
En aquellos momentos, un mago con las gafas cuadradas se estaba rodeando de un equipo sanadores para sacar a Jake Blake del tanque. Era inútil mantenerlo allí. Las branquialgas habían perdido su efecto y si seguía sumergido, lo único que conseguirían dejándolo dentro sería acelerar su ahogamiento. Los sanadores sacaron sus varitas y lanzaron hechizos contra su cuerpo, haciendo que el auror expulsara el agua que oprimía sus pulmones.
- No servirá de nada. – dijo Fabie con la voz rota. No lloraba. – El agua seguirá reproduciéndose en sus pulmones. Se va a morir igualmente.
Adela estaba llena de impotencia. Pegó un último golpe al cristal que separaba a los sanadores y a Blake del grupo y luego dejó que Alice la abrazara.
Fabie consiguió desprenderse de Danny con un brusco empujón y luego entró en la sala del tanque. Su sobrino trató de ir tras ella, pero la bruja realizó un conjuro para que la puerta quedara sellada.
- ¿Qué va a hacer? – preguntó Adela con los ojos rojos.
Danny volvió a la pared de cristal con las chicas y sacó su varita. La apoyó sobre la superficie transparente y murmuró un hechizo. Ahora podían oír lo que ocurría en el interior de la habitación.
- Dejadlo. – dijo Fabie en voz baja. El sanador de las gafas la miró con el ceño fruncido.
- Si lo dejamos, morirá. – le respondió.
- Está sufriendo inútilmente. No servirá de nada lo que hagáis. – la bruja estaba tan seria que su expresión daba algo de miedo. – Usted mismo me dijo que una vez que cuando las branquialgas perdieran su efecto, ya nada podría mantenerlo con vida.
El sanador observó a su paciente y luego al resto de su equipo. Los magos no paraban de lanzar hechizos escupidores a Blake, pero Aglier tenia razón. Solo estaban alargando su ahogamiento.
- Está bien. – dijo finalmente. El equipo de sanadores lo miró compungido. – Parad.
Adela se pegó contra el cristal.
- ¡No podéis rendiros! – gritó, pero los de dentro no podían oírla. El cuerpo de Blake dejó de convulsionar. - ¡No...!
Los ojos de Jake Blake se quedaron abiertos mientras los últimos reflejos de su sufrimiento se materializaban en los cada vez más débiles movimientos de sus extremidades. Hasta que por fin se quedó inmóvil. Fabie se dejó caer junto a él, con un llanto que partió el corazón de las tres chicas que estaban detrás del cristal. En aquella ocasión fue Megan quien abrazó a Adela. Después de todo lo que había ocurrido... no podían creer que ese fuera el final.
El cristal de la habitación estalló en pedazos.
Alice logró proteger a sus compañeras de los cristales que salieron despedidos levantando la pesada tela de la túnica frente a ellas. Megan fue la primera que se dio cuenta de lo que estaba pasando. El cuerpo lleno de vendas del profesor Blake estaba suspendido en el aire. Aunque inerte, sus brazos estaban extendidos como una marioneta que pendiera de unos hilos.
La chica de Slytherin podía oír el ruido de las olas acercándose.
Danny estaba en frente de Blake con los ojos cerrados, apuntando hacia él con las palmas de sus manos. El sanador de las gafas quiso detener cuales fueran sus intenciones, pero Fabie lo impidió. Cuando Danny abrió sus ojos, los sanadores retrocedieron asustados. Sus ojos seguían siendo azules, pero no era una mirada normal. Era la mirada del mar, del océano, incluso Megan pudo ver las corrientes oscuras del Lago Negro en su interior. Sintió escalofríos por todo su cuerpo. Fabie fue la única que no apartó la mirada de Jake Blake. El pecho del auror se infló y su cabeza se alzó lentamente al tiempo que una burbuja de agua salía por su boca.
- Imposible. – dijo el sanador recolocándose las gafas. Pestañeó varias veces, totalmente atónito.
Adela se puso en pie y observó asombrada lo que estaba ocurriendo. Alice se llevó las manos a la boca mientras miraba alternativamente a Danny y a su profesor.
Una vez en el exterior, la burbuja de agua comenzó a agrandarse. Los sanadores se apoyaron contra la pared, temerosos no solo de la burbuja, también de aquel chico que parecía ser hijo del mismísimo Neptuno. Entonces estalló y todos, incluidas las chicas que todavía se encontraban al otro lado, quedaron empapados.
Fabie gritó cuando el cuerpo de Jake cayó al suelo. Lo sujetó entre sus brazos otra vez, tocándole el rostro con desesperación.
- Vamos. – le decía. - ¡Vamos!
Y Jake Blake se incorporó. Tomó tal bocanada de aire que incluso el pecho le dolió cuando sintió el oxígeno de nuevo en sus pulmones. El equipo de sanadores seguía perplejo, pero el mago de las gafas se acercó para comprobar su estado. Fabie reía y lloraba mientras le daba besos en la cabeza.
- Imposible. – repitió, en aquella ocasión mirando a Danny.
El chico consiguió apoyarse en Megan, que se acercó a él al verlo tambalear. Él también respiraba con agitación, tenía las mejillas enrojecidas por el esfuerzo.
- Lo has salvado. – le dijo Megan mientras lo sentaba entre los cristales con la ayuda de Alice.
Adela había atravesado la pared de cristal rota para abrazar a su profesor. El sanador le regañó, ya que Blake necesitaba espacio para recuperar la oxigenación. Pero a la chica no pareció importarle, y tampoco a Jake, que le sonrió con cariño.
- Sí. – dijo Danny, ahora en calma. Su mirada volvía a ser la de siempre. Megan lo abrazó y cerró los ojos con fuerza.
Ese sí era el final que merecían.
FIN
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Historias de Hogwarts III: la Resistencia
FanfictionEl desenlace de la Décima y la Resistencia, ¿quienes son los buenos? ¿realmente existen los malos? Los cambios no se han producido únicamente en Hogwarts y nuestros jóvenes protagonistas empiezan a comprender lo real de la situación.