Después de haber corrido un buen trecho por la playa y hasta que no perdió de vista la cabaña de madera donde había estado recluido por más de tres meses, Will se detuvo para saborear la brisa marina y sentir como la libertad le envolvía. Por suerte, las piernas no le habían fallado durante la carrera y pudo continuar caminando con la esperanza de encontrar algún pueblo a orillas del mar. La caminata fue larga pues Fabie y Danny habían elegido muy bien la ubicación de la cabaña. A pesar de estar rodeada de un centenar de hechizos de ocultación, también la habían asegurado situándola a varios kilómetros de distancia de cualquier actividad humana.
El cielo estaba nublado y los rayos de sol no daban directamente en la playa. Pero todo eso no impidió que el muchacho se sintiera fatigado. Además, hacía mucho viento y Will estaba empezando a sentir frío en los pies descalzos. La carrera inicial le había dejado más agotado de lo que hubiera podido afectarle en otros tiempos. Y a eso había que sumarle el andar sin saber a hacia donde, además de la falta de agua.
- Vamos, - se dijo a sí mismo. - no te vas a rendir ahora. Y menos después de haber superado una herida casi mortal en el vientre y una parálisis de piernas durante meses.
Will siguió caminando, tratando de olvidar el cansancio y asegurándose así mismo que no podía faltar mucho para que se topara con el primer pueblo. Un puerto marítimo, una ciudad pesquera... cualquier cosa siempre y cuando encontrara a personas que pudieran proporcionarle un vaso de agua.
Entonces algo brilló en el cielo y el muchacho sonrió triunfalmente. Seguía estando nublado y aquello no podía ser el sol. Era Horus. El ave fénix había vuelto a encontrarlo y ahora volaba sobre él para reconfortarlo.
- ¿Hacia dónde vamos, amigo? – le preguntó. – Tú debes ver mejor que nadie cualquier cosa desde ahí arriba. Llévame con otros humanos.
Horus torció hacia la derecha y se alejó de la playa, guiándolo hacia el interior. Will no lo dudo y cambió su dirección persiguiendo al ave. La zona era rocosa y el chico tuvo dificultades, resbaló varias veces, haciéndose varios cortes en las manos y pies. Debía andar con cuidado pues la roca era húmeda, pero Horus se daba cuenta y siempre lo esperaba paciente hasta que el suelo volvía a ser liso. Finalmente, las rocas acabaron desapareciendo y el espacio cada vez se iba a haciendo más verde. Ya no se oía el mar y su olor también iba esfumándose. A Will le dolían mucho los pies, pero no se detuvo. Tenía que confiar en Horus, no podía faltar mucho para llegar...
La luz en el cielo desapareció y cuando Will miró hacia arriba. El fénix ya no estaba allí.
- ¿Horus? ¡Horus! – le llamó inútilmente. El cielo seguía nublado y cada vez era más oscuro. No había árboles u otros elementos que pudieran ocultarlo. Simplemente había desaparecido.
Will se dejó caer de rodillas. Todo el cansancio le vino de golpe ¿Cuánto tiempo había estado andando? ¿Cuántos kilómetros habría recorrido? Estaba anocheciendo y necesitaba darse un respiro. Podía descansar y luego seguir. Incluso Horus se había marchado... Will se tumbó bocarriba y cerró los ojos. No tardó mucho en quedarse dormido.
***
Fabie se despertó entre jadeos, susurrando el nombre de Danny. Abrió los ojos, respirando con agitación, para luego incorporarse bruscamente. Se encontraba sobre la cama con las botas de tachuelas puestas. La misma cama que había sido ocupada por Will. No recordaba haberse tumbado allí...
- ¡Daniel! – gritó acaloradamente. La habían aturdido, Gris le había aturdido por la espalda. Ahora lo recordaba. - ¡Maldición, Daniel! – volvió a gritar. Si se encontraba tumbada en la cama era porque el muchacho la había recostado allí y se había quedado con ella.
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Historias de Hogwarts III: la Resistencia
FanfictionEl desenlace de la Décima y la Resistencia, ¿quienes son los buenos? ¿realmente existen los malos? Los cambios no se han producido únicamente en Hogwarts y nuestros jóvenes protagonistas empiezan a comprender lo real de la situación.