Aire festivo se respira en todo el Capitolio, impotencia en la mayoría de los distritos, es curioso, casi irónico pensar que las respiraciones de veintitrés tributos están contadas.
Kenneth golpea con cuidado el metal de un precioso collar haciendo que sujete un rubí, a su lado pone un zafiro, luego una esmeralda, encima un par de lágrimas y luego otro rubí. No es capaz de levantar la mirada a la televisión que Lorenzo, Jessica y Jason miran con tanta atención. No puede dejar de pensar en su hija, en lo ocurrido antes de su partida, en todo lo que ha hecho... ¿Es su culpa? ¿Esta pagando por... Por lo que ha hecho? Está seguro que no lo echarán en falta, por lo que deja sus instrumentos cuidadosamente en la mesa y enfila hacia un pequeño sótano debajo de las escaleras.
Pero Jessica si lo nota, se levanta y lo sigue. Jason y Lorenzo simplemente no le prestan atención.
El interior es tan pequeño que nada mas bajar dos peldaños la mujer observa a su marido llorando hincado en la oscuridad mientras sujeta la cobija que pertenecía a su hijo Charlie.
Lo siento-dice entre llantos-nunca debí... Ella te quiso tanto... Y yo... Déjame pagar mis pecados... No te la lleves, tráela de vuelta a casa, por favor.
Jessica está por bajar para consolarle pero en el último segundo se detiene, puede que sea su esposo pero algo no parece correcto, no se siente natural, algo está inevitablemente roto entre ellos desde hace tiempo. La mujer empareja la puerta y antes de volver a la sala se admira en el espejo completo que tienen colocado en el pasillo. Charlie, muerto, Jason, drogadicto, Alison, camino a una muerte segura. Todos sus incomprendidos hijos con cada una de sus faltas, todo en ese momento parece pesar sobre sus hombros.
Todo será diferente para ti-susurra tocando su vientre-lo prometo
Alison ha terminado de vestirse: botas suaves color arena, pantalón resistente, blusa de algodón, una chamarra oscura, térmica, su estilista opina que debe ser apta para climas fríos, ¿Un bosque? ¿Un páramo helado? Probablemente. No hay mucho que hacer, se cuelga el rubí hueco que Charlie le regaló, respira profundo antes de comenzar a caminar en la habitación como si de un león enjaulado se tratase y es que en resumidas cuentas eso es; una leona que quiere salir ya.
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Suena el himno pero es más potente la euforia en el capitolio.
Gracias, gracias-murmura Sean mientras despide a los vecinos y carga las cacerolas con una sola mano. Ashley Marin está sentada en la desvencijada cama, con los ojos rojos de tanto llorar abrazando una manta. No le preocupa que el hijo de Edwin Ackard la vea así, salvo lo que pase con su pequeña y su yerno, no le importa nada.
Coma algo-dice Sean poniéndole un plato con comida delante.
No quiero-
No, pero lo necesita-dice el chico-además, el refrigerador está lleno, necesitamos que se desocupe un poco.
Nunca tuvimos suficiente comida-dice Ashley-Hanna solía pedir teselas, Caleb trabajar horas extra y ahora...
Y ahora debe mantenerse fuerte para ellos-murmura el chico-por favor señora Marin.
¿Por qué estás aquí?-inquiere mientras Caesar y Claudius hacen comentarios previos a los juegos.
¿Quiere decir a demás de cuidarle porque alguna vez estuve con su hija?-dice el chico-¿O porque tu y ella son todo lo que tenía el tipo que me salvó? Vamos, también a mi me hará mejor no cruzar esto solo...
Gracias-dice la mujer y mirando al plato añade-no tengo nada de hambre
Oblíguese a comer señora Marin-responde el chico-es lo que pienso hacer yo.

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PLL: The Hunger games.
LosoweAU Spencer, Hanna, Emily, Aria y Alison nacieron en distintos distritos del capitolio, sin embargo sus caminos se cruzarán cuando las cinco sean sorteadas como participantes de los 66 juegos del hambre, al los cuales tratarán de sobrevivir incluso s...