Corazones Rotos

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Hanna bufa mientras mira la decoración del cuarto de su edificio de justicia, siempre pensó que no habría nada más triste que despedirse de su madre para siempre pero si lo había; despedirse de su madre para siempre en un lugar con tan espantosa decoración. Sin embargo el mal gusto de las autoridades del distrito 6 era la menor de sus preocupaciones porque ahora está en los juegos del hambre, en los malditos juegos del hambre, ella, quien en una ocasión logró herirse con un cuchillo de untar, malditas sean todas las papeletas y teselas que pidió porque una de ellas ha cometido el error de caer en las manos de esa arpía poniéndola así en las garras del capitolio, ah si! el capitolio, ¡Maldito capitolio!

La puerta se abre y Hanna camina rápidamente hacia la entrada pensando que quien viene a verla es su madre, pero se detiene en seco, en frente a suyo está nada más y nada menos que el alcalde del distrito 6 Tom Randall, su padre.

Hanna-el hombre la mira e intenta acercarse-Hanna ¿Estás bien?

¿Estar bien?-la chica lo fulmina con la mirada-¿Estar bien? ¡Voy a ir a los juegos del hambre! ¡¿A ti te parece que puedo estar bien?!

Hanna, hija cálmate-pone una mano sobre su hombro como gesto conciliador pero ella se sacude su agarre.

¿No tienes otras cosas que hacer?-inquiere la rubia con tono mordaz. Tom la mira con tristeza-¿Ocuparte de Katie por ejemplo?

No metas a Kate e isabel en esto-suspira su padre-sólo vine aquí para saber si mi pequeña está bien, para consolarla si tiene miedo, quiero estar contigo...

No puede ser posible-Hanna lo mira, tiene el corazón roto, ¿Cuántas veces soñó con un momento como ese? ¿Cuántas veces lo deseo al apagar su pequeño panqué de cumpleaños? Y ahora aquí estaba, justo en frente de ella, sin embargo las cosas habían cambiado, ya no era la niña que lo llamaba en la noche cuando no podía dormir, ya no era la chica que esperaba tarjetas de cumpleaños, ni siquiera era la muchacha que antes de esta cosecha lo había perdonado, no, ahora la rabia era más grande que el miedo y la tristeza-¿Quieres estar conmigo y cuidarme? ¡lo que hay que ver!

Hanna-murmura su padre con cautela-no seas así, estoy intentado reconstruir algo aquí...

¡lo que hay que ver!-repite ya con lágrimas en los ojos-¿Eso era lo que tenía que hacer? ¿Tenía que estar con un pie en la tumba para que tu te acordaras de mí? El momento de estar conmigo pasó, cuando yo tenía 10 años y quería jugar con mi papá, el momento de consolar mis miedos pasó cuando llegó mi primera cosecha, quieres estar conmigo...

Eso no es verdad, te he pensado todos estos años-

Eso no me sirve-responde la chica.

¿Quieres olvidarlo por favor?-inquiere algo molesto-¡Fue un error cometido hace 9 años!

Y sin embargo puede que sea la causa por la que estoy aquí-susurra.

¿Que?-

Te fuiste con esa enfermera, zorra de cuarta-vio el ceño fruncido de su padre pero continuó-con su estúpida hija perfecta y nos abandonaste a nuestra suerte. He trabajado desde entonces, he pedido teselas desde que tenía 12 años... veinticinco-le gritó de frente-veinticinco veces estaba mi nombre en esa urna por tu irresponsabilidad, veinticinco que debieron ser siete, siete ¿Ves lo que hiciste? En cierta forma tu me condenaste.

Lamento que lo veas así-suspira el hombre dándole la espalda-buena suerte, hija.

Gracias, cuando esa bola de profesionales trate de matarme, la voy a necesitar-escupe Hanna mirando hacia otro lado-lárgate con tu familia perfecta.

Y solo para que lo sepas-añade Tom mientras sujeta el pomo de la puerta-Yo no te condené.

Tu me abandonaste-recalca-no importa lo que digas, nunca dejarás de cuestionarte si fue así.

Tom salió de la habitación dando un portazo, a la rubia a penas le dio tiempo de secarse las lágrimas que corrían por su rostro y prometerse ser fuerte, cuando la puerta volvió a abrirse con estrépito dejando entrar a su madre pálida y llorosa. ¿Cómo va a sobrevivir en la arena si nada más verla ha sido suficiente para derrumbarla en la horrible alfombra marrón?

Ya, ya está bien mi niña-Ashley se ha arrodillado para tomarla entre sus brazos y ahora le habla con ternura, como quien arrulla a un bebé-mi niña...

Mamá ¿Que vamos a hacer?-inquiere-¿Que voy a hacer?

Sobrevivir-es la respuesta de Ashley.

¿Pero cómo?-su voz suena desesperada-No tengo ningún dote de superviviencia y...

Aprende todo lo que puedas-le interrumpe la mujer-Has alianzas pero no confíes en nadie, Caleb estará allí, él te protegerá.

¿Por eso se ofreció de voluntario?-la mujer asintió-¿Cómo lo sabes? ¿Has hablado con él?

Si, ya lo he hecho-admite-me lo ha jurado por su vida y... le creo, te cuidará

Pero... ¿No viste como actuaba?-la mujer asintió-¿Todo esa pose de ser el campeón? ¿Qué demonios fue eso? ¡Tu sabes cuanto odia esto!

shhh-la mirada de Ashley es suplicante-Hanna comportate, éste no es el lugar para... decir estas cosas...-mira a su alrededor, probablemente sospecha que las graban o algo así, una opción que Hanna ni siquiera se detuvo a considerar-puede que toda esa parafernalia fuera solo eso: una exhibición, una tapadera, puede que sea su técnica de cara a los demás, eso tendrás que hablarlo con él... los juegos ya empezaron corazón-dice mientras besa su frente-a partir de ahora todo lo que hagas, por pequeño que sea, cuenta.

Mamá...-no es una palabra, lo dice más bien como una súplica entrecortada y el corazón de Ashley se rompe en mil pedazos.

Haz lo que puedas para volver-dice-entre tu esmero y el de él... hay una gran posibilidad de que eso pase. Te amo ¿lo sabes verdad?

También te amo, mamá-ambas lloran, ambas se abrazan pero Ashley ha decidido ser fuerte y Hanna se da cuenta de ello cuando deja de llorar y la acuna entre sus brazos, allí sobre la horrible alfombra le canta como cuando era bebé, le canta, la mece y la arrulla porque es su pequeña, no importa si ha crecido tanto, no importa lo que haga o lo que hagan de ella, Hanna es su bebé y nadie puede cambiarlo.

PLL: The Hunger games.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora