Vaya-sonrió Hanna nada más abrir la puerta-te ves increíble
Muchas gracias-respondió Caleb después de besarla-tu también te ves fenomenal.
Que va-gruñó Hanna mirándose el vestido-ya me has visto con él... es un trapo usado.
Hanna, todos aquí usamos trapos usados-la chica sonrió mientras él se quitaba el abrigo-ah y te traje esto-le tendió un pequeño ramo de flores.
Wow-Hanna las tomó sin poder creérselo-Caleb, no tenías que hacerlo ¿En cuánto te ha salido? ¡No debiste!
Hoy es un día especial, todos celebran-se burló Caleb-¿No?
Déjalo estar-le gruñó ella dándole un golpe juguetón en el hombro-siempre encuentras la manera de fastidiarlo
Vamos, no es tan malo-sonrió él envolviéndola en un abrazo.
Vaya, flores-sonrió la señora Marin entrando al comedor y sonriendo a los chicos-Tenía bastante que no veía algo así... todo aquí es endiabladamente industrial.
Y que lo digas-gruño Hanna con exasperación-el árbol más cercano está a dos cuadras.
Les preparé algo especial-sonrió Ashley-sólo que me ha faltado algo de pan, Hanna ¿Te importaría traerlo?
¿Por que no lo mandas a él?-inquirió señalando a Caleb quien sonreía.
Porque lo necesito para que me ayude a mover la estufa-respondió su madre-ahora ve-La chica se encogió de hombros, tomó su abrigo, salió caminando por las calles casi vacías, se dirigió a un pequeño local donde adquirió el pan que de inmediato se guardó bajo el brazo y estaba a apunto de regresar cuando lo recordó, caminó dos cuadras hacia la izquierda de su destino, allí olvidado en un cuadrado vacío estaba un árbol torcido y desnudo de follaje que desentonaba completamente con los cutres edificios grises a su alrededor sin embargo aunque tuviera un aspecto triste y abandonado era de las cosas más lindas de aquel lugar.
Hanna suspira, pasan los minutos mientras el viento sopla y lentamente comienza a llover, caen gotas pequeñas que rápidamente aumentan en tamaño e intensidad, mojando sus cabellos rubios, la chica procura cerrarse el abrigo. Ha contado los días y las cuentas no salen pero no quiere pensar en ello, no ahora este es su último año, ya ha reclamado sus últimas teselas a partir de ahora tanto ella como su madre vivirán de sus trabajos como mecánicas y si al final de todo (como en efecto cree que pasará) se casa con Caleb seguro que él las ayudará, no le gusta pensar en ello porque siempre la lleva a pensar en...
¿Fuiste a hacer el pan?-Se voltea para verlo sonriente con su abrigo bajo la lluvia.
Algo así-responde de manera juguetona, siente el pan caliente debajo del brazo-¿Cómo me encontraste?
¿Tu como crees?-sonrió-Tu mamá en serio necesita el pan para terminar la comida, así que cuando dijo que ya habías tardado supe que vendrías aquí.
Si pero ¿Cómo lo supiste?-Inquirió acercándose.
¿A donde más ibas a ir?-respondió encogiéndose de hombros-este es el único lugar... "bello" que queda cerca... además aquí nos conocimos ¿Te acuerdas?-Ella por toda respuesta lo besa.
No se pongan nerviosos-mumura Ashley mientras camina con ellos hacia la plaza principal-el lugar está lleno-observa-no podré acompañarlos hasta el frente.
No te preocupes mamá-Hanna le dio un beso rápido mientras su madre le arreglaba el abrigo-Te quiero.
Cuando vuelvan estaré en casa-asintió la señora acomodando la camisa de Caleb y tratando de arreglar su desordenado cabello largo.
Nos veremos allí-sonrió Caleb quien tomó la mano de su chica y ambos se abrieron paso entre la multitud que se amontonaba en el lugar hasta llegar a las filas donde se separan para ocupar sus respectivos lugares.
Hanna espera nerviosa como siempre evitando mirar al alcalde quien recita como siempre la historia de los juegos del hambre, a su alrededor otras chicas de su edad murmuran con los brazos enganchados para darse valor, Hanna suspira, ella podría ser como esas chicas si su amiga Naomi aun siguiese viva, por desgracia la chica había sido sorteada el año anterior y ahora Hanna debía soportar sola.
Bien pues bienvenidos!-canturrea una mujer de cabellos negros y ojos de un rojo brillante irreal-¡Bienvenidos a la cosecha del distrito seis para los sexagésimos sextos juegos del hambre!-La multitud vitorea de una forma tan desinteresada que resulta patética, sin embargo eso no desanima a la chica, quien quizá ya se lo esperaba-¡Vamos a ello! Primero las señoritas!-se acerca a la gran urna de cristal toma una de las papeletas y lee con voz chillona por la emoción-¡Hanna Marin!
La chica se queda sin aire, mira a su alrededor pero solo encuentra la mirada llena de pánico de Caleb, en algún lugar está segura que su madre está tan petrificada como ella ¿O habrá gritado? la chica se lo cuestiona mientras camina rumbo al estrado, al subir intenta evitar mirar al alcalde pero no puede hacerlo, los ojos azules de él se clavan fijamente en ella llenos de pánico mientras observa a su única hija biológica acercarse a la elegante y extravagante señorita del capitolio.
Bien!-exclama mirándola de arriba a abajo-¿Tenemos alguna voluntaria?-Hanna mira a la gran extensión de chicas todas tan asustadas y marchitas como ella y al instante sabe que no se ofrecerán. También se mira en la pantalla y ve su rostro desencajado por el shock y la tristeza, así que procura mirar a otro lado, incluso los dos vencedores demacrados y ojerosos parecen sentir pena por ella-¿No? Pues bien, ¡Sigamos con los caballeros!-Se dirige de nuevo a la urna y saca una papeleta-Sean Ackard.
Sean alto, fuerte rubio de ojos azules y se dirigió al escenario tan conmocionado como Hanna tropezando en el último escalón del estrado una vez arriba miró a Hanna y sonrió como prueba de reconocimiento. Ella le devolvió la sonrisa incómoda. Yupi, acaba de ser sorteada con su ex-novio.
¿Algún voluntario?-Y en ese momento fue cuando el corazón de Hanna se le cayó a los pies porque Caleb levantó la mano y sin esperar invitación se dirigió al frente. La rubia estuvo a punto de soltar un grito de consternación pero se detuvo al mirar de frente a su novio, el chico tenía una mirada decidida, feroz y calculadora. Hanna solo había visto esa expresión en una ocasión anterior: la noche que se conocieron cuando un agente de la paz estuvo apunto de apresar a Hanna por ser parte de una banda que se dedicaba al tráfico de morflina dentro de la ensambladora donde trabajaba. Caleb subió al estrado y levantó los brazos en actitud ganadora. La multitud lo ovacionó con reservas; nadie sabía que se traía entre manos ese chico, para ser honestos, ni siquiera su novia sabía.
Mi nombre es Claleb Rivers-dijo al micrófono antes siquiera de que la mujer preguntase. Un confundido Sean bajó del estrado tan perplejo como Hanna.
Bien!-aduló la chica-Y me imagino que no pudiste dejar que te quitasen la gloria ¿Cierto?
Correcto-respondió el muchacho con una sonrisa. Hanna enarcó las cejas asombrada. ¿En serio?
Esa es la actitud de los juegos!-chilló la muchacha tomando a los chicos de las manos-Distrito 6, ¡Estos son sus prometedores tributos!-Hanna medio sonrió, se sentía a punto de vomitar, Caleb soltó un grito de euforia que pareció más un gruñido haciendo que la chica se preguntase ¿Que rayos pasaba con su novio?
Lo estuvo cavilando durante todo el tratado de la traición hasta que dio con ello ¿Estaba aquí por ella? ¿Para cuidarla? y si era así ¿Por que rayos no la miraba? Ambos fueron conducidos al palacio de justicia y aunque Hanna intentó verlo el chico reuhia su mirada, estaba a punto de preguntar que demonios pasaba cuando fueron separados para sus respectivas despedidas. Hanna lo miró hasta que el chico se perdió de vista en uno de los pasillos aledaños pero él no volteó a verla ni una sola vez.
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PLL: The Hunger games.
De TodoAU Spencer, Hanna, Emily, Aria y Alison nacieron en distintos distritos del capitolio, sin embargo sus caminos se cruzarán cuando las cinco sean sorteadas como participantes de los 66 juegos del hambre, al los cuales tratarán de sobrevivir incluso s...