CAPITULO 21 "¿QUÉ PASÓ EN REALIDAD?"

3.2K 131 8
                                    

Al oír eso caí en un mar de lágrimas.

-¡Ella no puede morir!. -Me limpie las lágrimas. -¿Qué tipo de sangre necesita?.

-"A" positivo. -Dijo el doctor viendo los expedientes.

-¡Yo soy A positivo!. -Exclame.

-¿Usted donara sangre para la paciente?. -Pregunto el doctor.

-Si la que sea necesaria.

-Muy bien, solo que necesitaremos una buena cantidad.

-No importa ¿Hacía dónde voy, para donarla?.

-Primero. Firmé aquí, para saber que usted aceptó los términos y condiciones para donar. -Dijo entregándome un papel.

No lo pensé dos veces y firme, el doctor me llevo a una sala donde una enfermera me puso un tipo de liga en el brazo, la apretó bastante que casi no sentía el brazo, esperó unos segundos y una pequeña vena se me saltó y ella metió por la vena una aguja que estaba unida con una manguera delgada y comenzó a sacar la sangre que necesitaba.
Al terminar me dio un jugo, para reponerme y un algodón con alcohol, para que no me salga más sangre.

Salí del cuarto y me dirigí a la recepción, donde estaban Flor y Eduardo, estaban algo nerviosos.

-Listo. -Dije en voz baja.

-Ojala y la logren salvar. -Dijo Eduardo.

Las horas pasaban y el doctor no salía con noticias, ya habían pasado más de tres horas de que me habían sacado sangre y no teníamos noticias hasta que vi al doctor venir hacía nosotros.

-¿Cómo esta Alejandra doctor?. -Pregunte nervioso.

-La paciente esta bien, ya despertó y pueden pasar a verla. -Sonrió. -Sin más que decir yo me retiro.

-Creo, que será mejor que entre usted primero. -Dije señalando a Flor.

-Okey, en un momento vuelvo.

Flor camino por el pasillo y entro a un cuarto que estaba al final de este, yo me senté y me sentía nervioso, no sabía si entrar a verla.

-¿Qué pasa hermano?. -Dijo Eduardo sentándose junto a mi.

-No se que hacer. -Rasque mi nuca.

-¿Con qué?. -Fruncio el ceño.

-Con Alejandra ¿Qué le diré, con lo que le contó, Zara?.

-¿Creés que aún lo recuerde?. -Dijo mirándome.

-Eso creo. -Suspire.

-Entonces, explícale como sucedieron las cosas, porque conociendo a Zara, tal vez distorsionó la historia.

-Si... Debo de hablar con ella, porque no quiero perderla. -Mire a Eduardo.

-Lucha por ella, no te rindas por culpa de Zara.

En eso vi que Flor venía hacía nosotros, me levanté del asiento y me dirigí al cuarto, me paré frente a la puerta respire profundo y entré.
Al entrar la vi recostada, se veía algo palida y me dolía verla así, me sentía un idiota, por no haber hecho algo para evitar que le disparara ese tipo.

-¿Qué haces aquí?. -Dijo en un tono de voz fuerte.

-Vine a verte mi amor...

-No me digas así ¿Después de lo que me ocultaste? ¿Tienes el descaro de decirme, mi amor?. -Una lágrima broto de sus ojos.

-Dejame explicarte, como sucedieron las cosas. -Dije arrogante. -¿O le vas a creer a esa tipa? Que tal vez ni te dijo la verdad, si no puras mentiras.

-Entonces, dime ¿Cuál es la verdad?. -Me miro enojada.

-Pues mira. Principalmente, cálmate, estás muy delicada y no quiero que te pase nada. -Me senté en una silla que estaba al lado de la cama. -A ella la conocí en una fiesta de un viejo amigo mío, yo y él tomábamos unos tragos y ella llego y se presentó. Al principio se veía hermosa y como si fuese una santa, pero todo lo contrario, coqueteaba con todo hombre que veía de la fiesta.

-Claro ¿Y eso que tiene que ver con que hayan tenido sexo? -Dijo resaltando la palabra sexo.

-Pues que ella, me propuso que lo hiciéramos, pero me negué así que ella me emborracho y ya no recorde mas solo recuerdo que estaba en su habitación y desnudo, ella recostada a mi lado y desnuda. Yo no quise pensar que fue lo que más pasó, así que me vesti y me fui de ahí. -Cruce mis brazos. -Y eso se repitió hace unos días y no te dije nada porque no te quería lastimar. Porque surgió de la misma manera, me embriagó y tuvimos relaciones, porque estaba ebrio al grado de no recordar nada.

-¿Y eso es verdad?. -Bajo la mirada.

-Te lo juro. -Tomé sus manos.

-Me lo hubieras contado y así no le creería a esa chica.

-Sabes que yo seria incapaz de hacerte daño. -La mire a los ojos.

Se lanzo hacía mí y me dio un beso en los labios el cual yo correspondi sentí como su lengua y la mía jugeteaban, por la tensión mis manos fueron bajando a su cintura y hice presión.

-Auch. -Susurro.

-Lo siento. -Me separé rápidamente de ella.

-No te preocupes.

MI MOTOCICLISTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora