CAPÍTULO 37 "CASATE CONMIGO"

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Vi la caja y la levanté, leí lo que decía y era una caja de condones.

-Alejandra, es algo que necesitaba. -Dijo levantándose rápido de la cama.

-¿Condones? ¿Trajiste condones a nuestras vacaciones?.

-Mmm... Puede pasar cualquier cosa. -Rascó su nuca.

-Claro que no. No pasará nada. -Bajé la mirada.

-Yo sé qué quieres. Si no, no me provocarias con ese bikini tan sexi. -Me tomó de la cintura y me atrajo hacia él.

-Estas loco. -Dije nerviosa.

Me tomó de las piernas y me levanto poniendo mis piernas alrededor de su cadera.

-Si, estoy loco, pero loco por ti. -Dijo retrocediendo hacía la cama.

Sintió el borde de la cama y se recostó lentamente.

-Estas yendo demasiado lejos. -Le advertí.

-Si no quisieras hacerlo te quitarías de encima de mí, pero sigues aquí. -Señaló. -Además, siento una pequeña erección. -Me susurró.

Lo tomé de la nuca, lo acerque a mí y le di un beso en la boca. Se levantó quedando sentado y yo encima de él.
Puso sus manos en mis glúteos y los masajeaba, con movimientos lentos y suaves.
Subió sus manos pasando por mi espalda, hasta llegar al nudo de mi bikini, lo desamarro y me lo quitó.
Continúe besándolo y sus manos acariciaban mi espalda. Hizo un movimiento en el cual ahora yo estaba debajo de él y sus besos fueron bajando lentamente, pasando por mí cuello hasta llegar a mí ombligo y con su lengua hizo movimiento circulares en el, lo que provocó que mi piel se erizara.
Tomó mis calzoncillos y me los quitó quedando totalmente desnuda, él se quitó sus bermudas y luego sus boxers. No perdió el tiempo y tomó un condón y lo puso en su erección.
Con delicadeza introdujo su miembro en mí y comenzamos a hacerlo.

Él tenía algo que me hacía volar, me sentía en las nubes cada que él me hacía el amor.

Después de varios minutos haciéndolo llegamos al clímax, pero Javier no sacó su miembro de mi feminidad, sólo continuamos besándonos. Pero él se detuvo.

-Amor, estaba pensando.

-¿En qué?. -Dije levantándome un poco.

-Sabés... No creo que sea necesario, que te vayas a estudiar a...

-Amor, ya hemos hablado de eso. -Lo interrumpí. -Yo tengo que cumplir mis sueños. Yo quiero viajar a Estados Unidos.

-Pero... Estados Unidos no va a ningún lado. -Levanto una ceja.

-Lo sé, lo sé, pero entiéndeme, por favor. -Supliqué.

-Entonces... Cásate conmigo

-¿Qué?. -Fruncí el ceño y solté una risa. -Me pides matrimonio, en un hotel de segunda, después de tener sexo...

-La intención es la que cuenta. -Dijo interrumpiendome.

Después de un corto silencio hablé.

-Escucha. Tú me gustas mucho, quizás hasta te amó. Pero yo tengo que cumplir mis sueños. Además no tengo la edad correcta, como para llevar un compromiso así. Solo tengo dieciséis años.

Javier no respondió nada, sólo bajó la mirada.

-Perdóname. -Lo miré a los ojos. -Escucha, vístete. -Le di un pequeño beso y me levanté de la cama. -Ire a ducharme.

Tomé mi toalla, me enrede en ella, me metí al baño y cerré la puerta.
Abrí la llave de la tina y espere a que se llenará y me quedé pensando en lo que sucedió hace unos minutos.

-¿En serio Javier me ama tanto, como para pedirme que sea su esposa?. -Me dije a mí misma.

Salí de mis pensamientos gracias a que sentí agua en mi mano, y noté que la tina estaba llena. Cerré la llave y heche un poco de jabón.
Me quite la toalla y entre a la tina, me sumergí lentamente y comence a relajarme.
En eso escuché que alguien entraba al bañó.

-¿Puedo bañarme contigo?. -Dijo Javier acercándose a la tina.

-Claro.

Entro a la tina, se sentó enfrente de mí.
Después de cinco minutos de silencio me decidí a hablarle.

-Amor.

-¿Qué sucede?. -Me miró fijamente.

-Lamento lo que pasó hace rato. -Bajé la cabeza.

-¿Qué? ¿De qué quieres cumplir tus sueños? Esta bien, fue una estupidez mía. Además son tus sueños, es tu vida yo no seré un límite para cambiar tus propósitos de viajar y hacer lo que te gusta...

-Pero Estados Unidos no va a ningún lado. -Lo interrumpí. -Y tú si. Además no quiero perderte.

-Por parte tienes razón, además no era, ni el lugar, ni el momento, para pedirte matrimonio.

-Lo se. Pero me hubiera gustado decirte que si. -Bajé la cabeza.

Javier notó mi expresión y se acercó a mí y me abrazó.

-Amor no te sientas culpable, además yo quiero pasar el resto de mi vida a tu lado. -Me susurró al oído.

-Yo también. -Dije mientras lo abrazaba más fuerte.

MI MOTOCICLISTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora