MI MOTOCICLISTA

CAPÍTULO 80 "ESTE DOLOR DE NUEVO"

Javier corrio y me tomó de las manos.

-Alejandra ¿Qué haces aquí?. -Dijo mirándome.

-Quiero ver a mi hija. -Dije triste.

-Hija no creo que sea lo correcto. -Dijo mamá.

-Mamá por favor, quiero verla necesito verla, aunque sea por última vez. -Respondí llorando.

-Será demasiado fuerte para ti... -Dijo Javier.

-No importa, por favor llévame Javier. -Dije tomándolo de la camisa.

-Esta bien.

(...)
Javier me llevó al cuarto donde estaba Alejandrita y al entrar vi un cuerpo sobre una mesa cubierto con una sabana blanca.
El doctor vio a Javier y levantó la sabana.
Al verla sentí un dolor en el corazón igual que el que sentí cuando me enteré de la infidelidad de Javier, si no es que mucho peor.

-Es mi culpa. -Me tape el rostro con mis manos.

No dije más y salí de ahí. Javier se fue detrás de mí y seguí caminando y entre a mi cuarto y me senté en la camilla.

-Todo esto es una pesadilla. -Dije llorando.

-No es tu culpa. -Dijo Javier sentándose junto a mí.

-Si lo es, porque pude haberla salvado... Pero no lo hice.

-¿Cómo ibas a saber lo que pasó?. El accidente fue provocado.

-No me interesa como haya sido. Al momento del choque salí del auto, porque se comenzó a tirar la gasolina y me asuste y salí y no vi a mi bebita y mire hacía el auto y la vi, corrí, pero no lo logre, el auto explotó y se incendio.

-Mi amor.

Javier me tomo en sus brazos y me consoló, después de que lloré demasiado.
Fue un momento lindo, pero no podía creer que mi hija estaba muerta.
Después de un rato me quedé dormida.

Narra Javier
Deje acostada a Alejandra y me fui de ahí. Fui a la sala de espera y una enfermera se acercó a mí.

-Señor necesitamos que nos diga que es lo que quiere hacer con el cuerpo. Es que no podemos tenerla más tiempo aquí.

-Yo me haré cargo de todo lo necesario. -Dijo Charlotte acercándose a la enfermera. -El señor no tiene cabeza para esto.

-Venga conmigo.

Charlotte se fue con la enfermera a firmar los papeles para la autopsia y la entrega del cuerpo a la funeraria.

(...)
Al día siguiente desperté, me vestí con ropa negra y me fui en mi motocicleta a la funeraria, donde velarán a mi hija.
Al llegar me encontré con Eduardo en la entrada.

Se acercó a mí y me dio un abrazo. Entre a la funeraria y la gente se acercaba y me daba el pésame, pero eso no me devolvería a mi bebé.

Me acerque al ataud y se veía preciosa, a pesar de todas sus quemaduras, era la niña más preciosa.

-Mi niña. No sabes como me arrepiento de todo lo que hice, si no hubiera caído en el juego de Ana seguiriamos juntos y viajaríamos a Disney Land, como quisiste, pero lo arruine. -Unas lágrimas brotaron de mis ojos. -Ahora estas en un lugar mejor y a partir de hoy serás mi ángel guardián y siempre te llevaré en mi corazón. Te perdí a ti, pero no pienso perder a tu mamá.

Me aparte de ahí y me senté en un sillón al lado del ataud.

Narra Alejandra
Me desperté y vi a mi mamá al lado de la cama.

-Hija. -Se acercó a mí.

-¿Dónde está Javier?. -Frunci el ceño.

-En la funeraria...

-Esto debe ser una pesadilla, mamá. -Mis ojos se inundaron de lágrimas.

-Lo es hija, es una horrible realidad.

-Te prometo que mataré a la persona que se atrevió a provocar mi accidente. -Dije enojada.

-Hija no digas eso. No vayas a hacer algo de lo que te arrepientas después. -Dijo preocupada.

-No mamá, no me arrepentiré. ¡Me arrebataron a mi hija!. -Grite enojada.

-Iré por una doctora. -Dijo mamá asustada.

Mi mamá salio del cuarto y yo me levante de la camilla.
Me quite los cables que tenía en mi pecho y brazo y las vendas que tenia en la cabeza. Tomé las pastillas que había en una pequeña mesita al lado de la camilla, y me las tome para calmar mi dolor de cabeza.

Tome una maleta que estaba al frente de mi camilla y era ropa mía. Saqué un vestido negro y unas zapatilla del mismo color, me los puse y salí del hospital rumbo a la funeraria.