CAPÍTULO 44 "¿POEMAS?"

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-Okey, en la tarde Chris fue a verme al taller y me advirtió que terminara contigo, porque si no lo hacía correrías peligro. Solo por eso lo hice. -Puso su mano a mi pierna. -Tu sabes perfectamente que te amo, más que a nada y nadie en el mundo.

Yo solo evadi la mirada de Javier. Él al notar mis acciones solo se levantó del sillón y fue directo a la puerta y la abrio.

-Bueno. Ya te dije lo que tenía que decir. Y tal vez no me vas a creer. Puedes irte si quieres.

No sabía si creerle, ya que es cierto, él siempre ha demostrado su amor hacía mí, pero se me hizo un gesto horrible terminar una relación muy bonita de esa manera. Y por cierta parte yo todavía lo amo.

Me levanté del sofá y caminé directo a la puerta y intenté mirarlo a la cara, pero él evadió mi mirada.
Ya era suficiente de juegos de niños. Tal vez lo que haré me lo lamentare... O tal vez no.
Cerré la puerta y Javier me miró extrañado y yo solo me lance a él y lo abrace.

-Te odió. -Dije mirándolo a los ojos.

-¿Por qué?. -Hizo una sonrisa de lado en un tanto sensual.

-Porque así mi orgullo me diga no caigas, mi corazón me dice cae a sus encantos. Y detesto tener que competir con mis sentimientos y mi orgullo.

-No tengo ni la menor idea de porque estás tan loca por mí. -Puso sus manos en mis caderas y yo puse las mías alrededor de su cuello.

-Claro que sabes. Esa maldita sonrisa que me pone los nervios de punta, tu voz que satisface mis oídos, tus ojos que me llevan a otra dimensión con solo mirar los míos, tus besos que ponen a mis demonios de rodillas y todo tú... Simplemente me encanta.

-Vaya ¿Donde estudiaste poesía Coles?.

-¿En serio vas a quebrar el encanto de este momento?. -Fruncí el ceño.

-¿Debería leer un libro de poesías de Mario Benedetti?.

-Solo con que me digas que me amas, día con día y que sean sinceros, no serán necesarios los poemas de Mario Benedetti.

Dicho esto Javier rio a carcajadas.

-Mi amor...

-¿Cómo me dijiste?. -Dije interrumpiendolo y con una sonrisa.

-M I A M O R. -Dijo deletreando la frase.

-Me encanta cómo se escucha.

Javier sonrió y se acerco a mí y me besó. Fue un beso que duró muy poco, pero fue un beso que necesitaba.

-Sabes. Mis padres no están en casa. -Dije en susurro.

-Pero si ya lo hicimos en tu casa una vez. ¿Quieres que se repita?. -Me miró picaron.

-No seas tonto. -Le di un pequeño golpe en el pecho. -Te lo digo porque no quiero dormir sola y además no nos haría mal una reconociliacion. -Sonreí.

-Tú solo di la palabra mágica y me convierto en un esclavo tuyo.

-La verdad solo estaba jugando. Solo quiero estar contigo y abrazarte y besarte. -Me acerqué y lo abrace.

-Ah que bueno. Porque nos acabamos los condones.

Al decir eso solté una pequeña risa.

Semanas después
Me desperté y revise mi celular para ver la hora. Eran las nueve de la mañana, así que me levanté y note que Javier aún dormía.

Era muy de costumbre que yo durmiera en su casa, cada que mis papás salieran de viaje pero no era muy a menudo, porque también debía darle su espacio.

En fin. Me levanté y fui a la cocina y revise la alacena y solo había huevos y pan tostado, así que los saque y me puse a preparar el desayuno. Lo cual solo me demoro unos veinte minutos, porque también preparé un café para tomar.
Termine de hacer el desayuno y prepare la mesa. Y en ese momento Javier salió de su cuarto con los ojos hinchados por dormir demasiado.

-Buenos días, amor. -Me acerqué a él y le di un pequeño beso.

-Buenos días. -Dijo con la voz algo ronca. -Veo que preparaste tu sola el desayuno esta vez.

-Si... Es que estabas súper dormido y no quería molestarte. Porque la última vez que lo hice tomaste tu almohada y me golpeaste en la cara para que te dejará dormir. -Dije en un tono algo molesto.

-Te había dicho que lo sentia.

-Javier, es broma. Ya solo siéntate y vamos a comer.

Serví la comida y nos sentamos a desayunar.

-Amor, esta noche te voy a llevar a cenar a un lugar muy especial. Porque quiero darte una sorpresa. -Dijo Javier mientras masticaba la comida.

-¿De que se trata?. -Fruncí el ceño.

-Si te lo digo ya no será sorpresa. -Me miró con una mirada malévola.

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