Jun miró a través de la ventana de la cocina, buscando alguna forma de escapar ante la temida pregunta sin mentirle o tener que confesarle su más oscuro secreto. Sin la guía de Soonyoung, se había perdido y había dejado que su ira se hiciese cargo de todo por él. Quería alejarse de su manada, marcharse lo más lejos posible de las personas que les daban la espalda a los lobos que eran diferentes o no seguían la tradición como ellos esperaban. No le importó el resultado, solo quería escapar. ¿Por qué todo se tuvo que complicar tanto?¿Por qué tuvo que dejarse llevar por la rabia que lo consumía en vez de correr lo más lejos posible? Solo necesitaba que aquellos hombres se alejasen de su camino para poder seguir adelante, pero no lo hicieron y él dejo que su lobo se hiciese cargo. Se estremeció, su mente viajaba lejos de allí, volviendo a la fatídica noche que decidió no volver a dejar salir al animal que llevaba dentro.
— ¿Jun? —Preguntó Minghao acariciando su brazo con suavidad, tratando de devolverle a la realidad—. No tienes que contármelo si te afecta tanto —Susurró, hablándole como un padre tratando de calmar a sus cachorros tras una pesadilla—. Vuelve aquí, conmigo.
Lo observó, siendo consciente de que estaba a su lado por primera desde que había comenzado a recordar lo que había hecho. Respiró con lentitud, colocándose mejor en la silla y guardando los malos momentos del pasado bajo llave, en un oscuro rincón de su mente que no quería volver a abrir de nuevo.
— ¿Mejor?¿Estás en el presente de nuevo?
— Mejor —Contestó simplemente, agarrando la mano que le acariciaba y entrelazando los dedos. El contacto sirvió para terminar de tranquilizarse, su lobo aullando de alegría por tener a su compañero cerca—. No estoy preparado para contártelo aún, al igual que tampoco lo estoy para reclamarte —Apretó la mano con un poco más fuerza para evitar que Minghao se marchase antes de que terminase de hablar—. Pero eso no significa que no quiera hacerlo, solo necesito tiempo, hacer las paces con mi lobo y ser capaz de sentirme el hombre adecuado para ti o para mi hijo.
— Solo para que no haya dudas ¿Eso significa que quieres intentarlo?¿Quieres ser mi compañero?
— Lo quiero —Contestó sin duda alguna, llevando la mano que aún mantenía sujeta a sus labios y depositando un suave beso en ella—. ¿Y tú, Minghao?¿Me darás otra oportunidad? No soy lo que se dice un compañero fácil, vengo con un gran equipaje y un hijo a cuestas.
— Me gusta las complicaciones, así que sí, te la daré —La sonrisa más bonita que Jun había visto desde que tenía memoria se dibujó en el rostro del chico. En ese mismo instante, tomó la decisión más importante de su vida, haría todo lo que estaba en su mano para conseguir que fuese feliz.
——————
Observó la respiración tranquila de Kwanhee y la paz que se veía en su rostro mientras dormía, convenciéndose a sí mismo de que estaba bien. Había tratado de dormir en la habitación que le habían dejado, pero había sido imposible. Cada vez que cerraba los ojos, volvía a oír los gritos asustados de su cachorro o veía como trataba de nadar para mantenerse a salvo. Podría haber muerto. Si Mingyu no hubiese saltado a tiempo para rescatarle, no estaría viéndole de nuevo. La presión en su corazón crecía al estar apartado de él, necesitaba comprobar que estaba bien, que seguía a su lado. Se pasó las manos por el pelo, tratando de relajarse. « Está bien, Jun, solo está agotado. Déjalo dormir, despertará pronto » se repitió a si mismo una y otra vez sin mucho éxito. ¿Y si desaparecía en mitad de la noche mientras el estaba en la otra habitación?¿Y si empeoraba? La culpa que lo había estado carcomiendo desde que le había gritado en el lago había quedado relegada en un segundo plano, había sido sustituida por el miedo. Siguiendo sus instintos y necesitando sentir a su hijo cerca, sabiendo que estaba vivo y a salvo, se metió en la cama en el hueco que quedaba libre.
— P-papá... —Murmuró Kwanhee con voz dormida—. ¿Por qué estás en mi cama? No he tenido ninguna pesadilla, estoy bien.
— No, pequeño, tú estás siendo muy valiente. Esta vez soy yo el que tiene miedo —Susurró, dejando un suave beso en su frente antes de abrazarlo y acercarlo a su cuerpo, dándole calor y consiguiendo la paz que necesitabas—. ¿Perdonarás a tu padre por ser un idiota?
— No eres un idiota —Le defendió su cachorro, llenándole de orgullo—. Te perdono, sé que no querías decir lo que dijiste —Todo el peso que había estado sintiendo sobre sus hombros desapareció y se derrumbó, llorando como lo había hecho al sentir que lo perdía—. No llores, papi, estoy bien. Shh, tranquilo —El pequeño se giró entre sus brazos y dejó un beso en su mejilla, antes de intentar limpiarle las lágrimas.
— Ya no lloro más, prometido —Le mostró una sonrisa de las amplias, de las que dejaban al descubierto sus dientes. Quería demostrarle que hablaba en serio, no quería preocupar a su cachorro—. Vamos a dormir, enano, tienes que descansar.
El silencio que volvió a llenar la habitación solo era interrumpido por sus respiraciones relajadas. Volvía a estar tranquilo, había conseguido hacer las paces con su pareja y su hijo estaba bien, a su lado. Solo tenía que descubrir que pasos seguir para dejar el pasado a atrás y demostrarle a todos que podía ser mejor de lo que había sido. Quería mirarse al espejo y poder gritarse que era capaz de querer a alguien más allá de sí mismo. Quería enseñarle al mundo que Wen Junhui era un buen alfa del que cualquiera podría estar orgulloso. Decidido a mejorar, a buscar un cambio en su vida y conseguir un poco de estabilidad, comenzó a caer en los brazos de Morfeo.
— Papá... —Llamó Kwanhee justo antes de que pudiese dormirse por completo.
— ¿Sí? —Preguntó débilmente, entre el mundo de los sueños y la realidad, sumido en una agradable sopor.
— No quiero ir con los abuelos, no me gustan —Su cuerpo tembloroso se aferraba a él como si fuese su salvavidas—. ¿No podemos quedarnos aquí? Huele a casa, me gusta estar aquí, me siento seguro.
— No volverás con ellos, te lo prometo —Besó su frente de nuevo, tratando de reconfortarlo y alejar el miedo de él—. Intentaré que nos dejen quedarnos aquí, ¿De acuerdo? Pero todo depende del dueño de la casa.
— BIEN —Chilló feliz antes de volver a darle un beso en la mejilla—. Buenas noches, papá
— Buenas noches, cachorro
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Es una parte muy cortita, pero lo último desde el punto de vista de Jun en el capítulo. Espero que os guste. Aunque Minghao le haya dado una oportunidad, aún tendrá que currárselo para estar con él y no se lo pondrá nada fácil.
¿Creéis que Jeonghan dejará que Jun y Kwanhee se queden en la casa o tendrán que buscarse un sitio en el que vivir en el pueblo más cercano?¿Qué pasará con Seungcheol cuando se entere de que su amigo no volverá a su casa? y, por último, pero no menos importante ¿Quién creéis que aparecerá en el siguiente punto de vista y última parte de este capítulo ¿Seungcheol, Mingyu o Jihoon?
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La manada del lago Yang - Seventeen [ +18] [EDITANDOSE]
FanfictionJun es un alfa que ha decidido huir de su naturaleza, quiere alejarse de la vida del lobo y vivir como el humano que siempre deseo ser. Cuando un pequeño cachorro se presenta en su casa diciendo que es su hijo, decide volver a su manada para dejarlo...