POV. JIHOON
Jihoon estaba fascinado por la cantidad de olores que había a su alrededor, mezclándose entre sí y haciéndole sentir cálido. La comida había sido colocada en grandes mesas, la música sonaba tan fuerte que ahuyentaría a cualquiera que se acercase, los niños jugaban alrededor de los adultos, los ancianos hablaban sentados frente a las mesas y los demás comían, bailaban y reían por todas partes. Observó fascinado como Soonyoung se integraba, hablando con los adultos que le llamaban y bromeando con los niños que llegaban hasta él para atraparle. No podía evitar sonreír al ver como fingía ser derribado por ellos al grito de: "ERES NUESTRO TÍO SOONIE". ¿Qué le pasaba?¿Por qué se sentía tan cómodo rodeado de tanta gente desconocida por el simple hecho de estar con él? No entendía lo que estaba sintiendo y eso le asustaba. Odiaba a la luna por ponerle en semejante encrucijada, odiaba el destino por tener que estar con un alfa, pero... ¿Qué había de malo en que ese alfa fuese Soonyoung? En el fondo, él sabía que si continuaba a su lado, no podría dejarlo pasar y si luego demostraba tener otra personalidad... Estaría perdido. El miedo se apoderó de él al pensar en quedar atrapado con alguien cruel, aunque su corazón le indicaba lo contrario.
— Hola, pequeño lobo —Dijo una dulce voz a su lado, asustándolo y consiguiendo que diera un pequeño salto. Estaba tan concentrado en sus pensamientos que no había sido capaz de captar que alguien se acercaba—. Lo lamento, hijo, no quería asustarte. Soy Nana
La anciana frente a él le dedicó una cálida sonrisa que le hizo relajarse de inmediato. Aceptó la mano que le tendía y la estrechó con delicadeza, preocupado por dañar a la mujer que se había ganado su corazón de inmediato. La sabiduría que reflejaban sus ojos y la dulzura en cada uno de sus gestos apaciguaba a su lobo y alejaba los malos pensamientos.
— No se preocupe, estaba distraído —Por primera vez en mucho tiempo, Jihoon sonrió ampliamente, sin esconderse, sin miedo.
— Tienes una sonrisa hermosa, hijo —Sus palabras calaron en lo más profundo de su corazón y se sintió acogido. Si su madre hubiese sido como ella, no habría llegado a pasar por un acoplamiento que no deseaba—. Por favor, no me hables de ested, no soy tan mayor —Rio ante su propio comentario, tomando las manos de Jihoon entre las suyas para darle calor—. Mi pequeño Soonie ha encontrado una pareja increíble, eres todo lo que él necesita. Desde que te encontró, su sonrisa es aún más resplandeciente. Eres un regalo y te estaré eternamente agradecida, pequeño lobo.
— A penas nos conocemos ¿Cómo puede pensar que soy bueno para él? —Murmuró Jihoon, bajando los ojos avergonzado. Era la primera vez que hablaban. A pesar de que Soonyoung había querido presentarlos en seguida, habían tenido que arrancar la caravana y seguir la comitiva a su siguiente destino. ¿Por qué hablaba tan bien de él sin conocerlo? La culpabilidad por haber pensado en que Soonyoung podría ser un mal hombre, lo alcanzó.
— Es normal que tengamos miedo cuando hemos tenido malas experiencias, hijo.
Nana soltó sus manos y acarició su mejilla con delicadeza, como si fuese un animal asustado que necesitaba consuelo. « Nada más lejos de la realidad » pensó Jihoon. Su lobo movía la cola feliz en su interior, queriendo salir para mostrar su vientre en total señal de sumisión. A él le gustaba Nana, era la madre que nunca había tenido y su lobo la aceptaba completamente. Las palabras de la anciana llegaron a él de golpe y la miró sorprendido. ¿Cómo había sabido que sentía miedo?
— Soy vidente, pequeño lobo. Lo sé todo. Es por eso que sé que necesitas a Soonie tanto como él a ti. Sois las dos mitades de una misma alma y juntos, estaréis completos. Dale una oportunidad, no huyas de la felicidad por miedo o te arrepentirás.
Antes de que pudiese contestarle, se había alejado hacia una de las caravanas cercanas a la zona de la fiesta para hablar con otro de los muchos miembros del circo o de la familia, como los llamaba Soonyoung. Suspirando, volvió a centrar la vista en el hombre que ocupaba sus pensamientos desde que había sido rescatado. Se había sentado en el suelo, hablando con los niños que le miraban con la boca abierta, concentrado en lo que parecía una historia. Sin poder evitarlo, caminó hasta estar frente a él y se sentó en el hueco que habían dejado los niños. Rápidamente, el pequeño curioso que le había atormentado en la caravana, se subió a su regazo para oír la historia. No lo retiró, se limitó a acaricia su pelo con delicadeza y a observar al lobo que tan bien lo había tratado. La gente a su alrededor comenzó a rodearles y pronto, todos estaban reunidos para escucharle.
— Tío Soonie, cuéntanos la historia del lobo bailarín —Pidió la niña de aspecto angelical que había cambiado sus trenzas por unas horquillas de mariposas—. Hoonie seguro que quiere escucharla ¿Verdad? —Lo miró con ojos suplicantes y él no pudo decirle que no. Asintió, curioso. A estas alturas, no le hubiese importado de lo que hablase, solo deseaba poder oír su voz.
— Está bien —Suspiró Soonyoung, fingiendo desinterés—. Había una vez, hace mucho tiempo, en una manada de lobos muy malos, dos chicos diferentes. Adoraban bailar y reírse juntos...
— ¿Estaban enamorados? —Preguntó otro niño, sentado en el regazo de su madre.
— No, Carlos, aunque lo intentaron, no estaban hechos el uno para el otro. Eran solo buenos amigos —Hizo una pequeña pausa para tomar aire y continuó con su cuento. Jihoon sospechó que había más realidad que ficción en lo que relataba, pero se negó a preguntar—. Se reunían en la casita de un árbol y practicaban durante horas sus nuevos movimientos. Tenían una amiga que solía defenderles cuando llegaban los problemas y juntos se convirtieron en el trío maravilla. Sin embargo, un día, los lobos malos quisieron hacerles daño por ser diferentes...
Escuchó a Soonyoung atentamente, deleitándose con el sonido de su voz y deseando poder estar más cerca de él. La noche no había acabado aún, bailaron, comieron, rieron e incluso jugaron en sus formas de lobo con los pequeños que corrían para subirse a sus lomos. Fue la noche más divertida que había vivido, ni si quiera con Wonwoo había conseguido sentirse tan acogido y querido. Nadie le preguntaba de dónde había venido o lo que le había pasado, nadie se preocupaba de su naturaleza omega o de cual era su lugar según la tradición. Le habían abierto las puertas de su hogar por el simple hecho de hacer feliz a uno de los miembros de su familia. Para ellos, aquello era más que suficiente para hacer a Jihoon sentirse bienvenido. Cuando esa noche se acostó en la cama, arropado por los brazos de Soonyoung, se dio cuenta de que deseaba darle esa oportunidad. Quería vivir la vida que podían tener juntos, quería confiar en él, en el idiota de olor a incienso que buscaba cualquier excusa para abrazarle. Antes de quedarse dormido, recordó las palabras de Nana: « No huyas de la felicidad por miedo o te arrepentirás ».
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Tachán Tachán, Soonyoung y Jihoon ya están de camino al Lago Yang y acaban de realizar la primera parada hacia su destino. ¿Qué ocurrirá cuando Soonyoung y Jun se reencuentren?¿Y cuando Jihoon vuelva a ver a Wonwoo? ¿Podrá Wonwoo reunirse con Mingyu o tendrá problemas por el camino?¿Y Seungcheol?¿Será rescatado de su mísero estado anímico?
Nos leemos en el siguiente capítulo (Este volverá a ser de dos partes, salvo que os gusten en tres para que los trozos sean más cortos)
Bye ~
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La manada del lago Yang - Seventeen [ +18] [EDITANDOSE]
FanfictionJun es un alfa que ha decidido huir de su naturaleza, quiere alejarse de la vida del lobo y vivir como el humano que siempre deseo ser. Cuando un pequeño cachorro se presenta en su casa diciendo que es su hijo, decide volver a su manada para dejarlo...