La manada del lago Yang - Seventeen [ +18] [EDITANDOSE]

XXVI. Necesita nuestra ayuda (2ª parte)

POV. SEOKMIN

No recordaba la última vez en la que su corazón latió con tanta fuerza, lleno de ansiedad y preocupación. Su sonrisa no podía alcanzar sus ojos pensando en Mingyu, perdido y solo en algún lugar del bosque y su mente continuaba repitiendo una y otra vez la visión de Michael entregándose. Mientras que Jeonghan y Wonwoo se marchaban en un nuevo intento de conseguir que el omega volviese, él y Seungkwan tendrían una misión especial: irían a buscar a la sobrina del alfa. El plan era sencillo, sin peligro alguno para ellos. ¿Quién sospecharía de un profesor cuando tenía la autorización de su tío, su tutor legar? Sin embargo, mentir y esconder la verdad de su compañero, su hermano, Chan y su líder, era más presión de la que podía soportar. Por no hablar de tener sobre su conciencia el peso de una muerte que podría evitar con tan solo unas pocas palabras. Jeonghan y los demás serían capaces de idear un plan que pudiese salvar a un pobre hombre de un destino que no se merecía. Aunque hubiese estado con el enemigo y le hubiesen ordenado espiarles, había una razón de peso detrás de todo y los demás lo entenderían. ¿Cómo podía dejarle morir y seguir viviendo con la conciencia tranquila?¿Cómo iba a permitir que algo malo le ocurriese por proteger a uno de los suyos y continuar adelante como si nada?

— ¿Estás bien? —Preguntó Joshua con voz preocupada. Había permanecido delante del armario durante más tiempo del necesario—. ¿Es por Mingyu?

— No me gusta que esté perdido —No le estaba mintiendo, pero tampoco le estaba contando toda la verdad y su corazón dolía. Su lobo comenzaba a enfadarse con él y no quería volver a perderlo, no podría sobrevivir si pasaba por lo mismo otra vez—. Solo espero que lo encuentren... —« Y a Michael » pensó, antes de darle un casto beso y sonreírle tristemente—. Tiene que estar muy solo, nos necesita.

— Wonwoo lo encontrará y Jeonghan será capaz de conseguir que vuelva, siempre lo hace.

Sabía a lo que se refería, le había contado por encima las historias de como el omega había ido recuperándolos y salvándolos uno a uno, sacándolos del dolor en el que se habían quedado anclados. No había explicado la razón por la que cada uno acabó pasando un tiempo en su forma de lobo, perdido y luchando contra un mundo que les había dado la espalda. Había respetado la intimidad de los demás porque no era su historia par contar. Tampoco habló sobre sus motivos y él no insistió. Cuando estuviese preparado, le contaría lo que tanto dolor le había causado y entonces comprendería lo que unió a su omega con Vernon. El alfa lo idolatraba, buscándole cuando necesitaba apoyo o consuelo, como un cachorro buscando a su padre. Había tenido que ocurrir algo que les hiciese acercarse de esa forma, algo que había adornado la espalda de Joshua con innumerables cicatrices. ¿Quién había hecho tanto daño a su compañero y su nuevo amigo?¿Quién había sido tan cruel como para llenar de sal las heridas de su hermoso omega?

— Ten cuidado hoy y no te sobrecargues. Puedes vencer a la loca que no deja ir a mi hermano —Susurró contra sus labios antes de besarle. Al principio fue un roce delicado y luego dio paso a un juego acalorado, donde sus lenguas no tenían suficiente espacio para explorar y el aire dejó de ser necesario. Mordió su labio inferior, tirando de ellos hasta causar un leve gemido que sonó como la mejor música en sus oídos. Se separó, respirando agitádamente y tratando de tranquilizar su acelerado corazón. ¿Era posible morir de placer? —. Le veo luego, señor Hong. Quizás pueda ayudarme con un juicio que me está resultando terriblemente duro y largo, algo que solo un abogado sería capaz de hacer —Su voz bajó de tono, enronquecida por la promesa de una gran sesión que aliviaría toda la tensión del día. Le guiñó un ojo, acariciando la corbata con su mejor cara de galán.

— Ayudaré en lo que pueda, señor Lee, pero teniendo en cuenta la magnitud del juicio, debería quedarme estudiándolo hasta tarde —Se rio, besándole de nuevo y alejándose para poder marcharse—. Nos vemos luego, alfa.