XXXII. Han sido ellos, ellos lo mataron

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POV. KWANHEE

Primero sintió el frío que calaba sus huesos y le hacía temblar, después la dureza del suelo en el que se encontraba tendido. Pequeñas piedras y ramas se clavaban en su espalda dificultándole tener un sueño tranquilo. ¿Por qué no estaba en su cama?¿Dónde estaban sus padres?¿Quién olía tan mal?

Con los ojos bien cerrados, trató de concentrarse en su respiración como su madre le había enseñado. Fingió que seguía durmiendo y trató de descubrir los olores que le rodeaban. Seguía en el bosque del Lago Yang, podía oler el agua muy cerca de allí y los árboles que poblaban la zona hasta llegar a su casa. El resto de los aromas no era capaz de identificarlos por lo que nunca había estado allí. Había un hombre con él, podía oírle quejarse sobre hacer siempre el trabajo sucio. Olía tan mal que sintió el estomago revuelto. Estaba usando todas sus fuerzas para no levantarse y correr, huir de aquel lugar y del lobo enfadado que lo acompañaba. Las palabras de su madre regresaron a su cabeza como si estuviese susurrándoselas en ese mismo momento: « Si un día no estoy, Kwanhee, recuerda todo lo que te enseñé. No dejes que nadie te atrape. Mi chico valiente debe ser libre».

Utilizó lo poco que le quedaba de energía para acercarse a la mente de su captor, pero se encontró reviviendo lo que había pasado antes de llegar allí. Vio como reía al encontrarse con Michael, dejándolo inmóvil en el suelo con tan solo un movimiento de muñeca y una aguja casi invisible si no te fijabas bien. Luego observó como Jasmine se abalanzó sobre él, mordiéndole para evitar que se lo llevasen. Se vio a si mismo llorando mientras la chica caía al suelo con un fuerte golpe. Asustado, retrocedió, alejándose de esa mente que había disfrutado haciéndole daño a una niña y que se había divertido dejándole inconsciente para que no pudiese alertar a nadie.

— Vamos, muchacho, abre los ojos. Sé que estás despierto. Esos trucos de mierda no sirven conmigo. Aún eres un crío que no sabe que hacer con su poder —La voz ronca de su captor resonó por el bosque, ahuyentando a los pájaros que volaron lejos de sus nidos—. Arriba, mocoso, no soy tu niñera. Tenemos que movernos. Tu padre te espera.

Abrió los ojos para encontrarse con una sonrisa tan sádica que le hizo estremecerse. Sus padres estaban en la mansión y, conociendo al alfa que le engendró, estarían destrozados por su desaparición. Por lo que solo quedaba otra persona que pudiese estar esperando: su antiguo alfa. Cuando vivía con su manada, insistía en que le llamase así y trataba de aparearse con su madre constantemente. Esto fue hasta que ella se rebeló por él, para mantenerlo a salvo, y el alfa decidió acabar con su vida.

— ¡ÉL NO ES MI PADRE! —Gritó con fuerza, cambiando a su otra forma y corriendo en dirección contraria a tanta velocidad como le permitía su cuerpo cansado. Debía aprovechar el factor sorpresa y alejarse tanto como fuese posible. Tenía que hacer todo lo que estuviese en sus manos para regresar a casa.

« Si algún día no estoy aquí, busca a tu padre. Jun sabrá como ayudarte, es un buen hombre. Te lo he dejado todo preparado, solo tienes que enseñárselo. Tranquilo, le gustarás. Eres el hijo que siempre había deseado tener, aunque él no lo sepa todavía »

Los recuerdos de su madre le ayudaron a continuar, aunque sus huesos se resentían por la sustancia que le habían inyectado. Tenía sueño y quería cerrar lo ojos, pero debía volver con Minghao y Jun. Ellos le ayudarían, le mantendrían a salvo. Jeonghan le había prometido una infancia, una vida sin luchas, y sabía que lo cumpliría. Solo tenía que alcanzar el lago, volver a cruzarlo y buscar el camino a casa. « Mi precioso niño, no llores. No tienes la culpa de nada, son ellos los malos. Eres especial y te quieren, pero yo no dejaré que te tengan. Eres el lobezno más valiente que ha existido, puedes lograr todo lo que te propongas ». Y lo conseguiría, volvería con su familia costase lo que costase.

La manada del lago Yang - Seventeen [ +18] [EDITANDOSE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora