XV. No luches más, los dos lo deseamos (1ª parte)

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POV. SEUNGKWAN

El destino era impredecible, no podía saber con certeza lo que le esperaría al final de cada camino. Prueba de ello era estar allí, en la comodidad de su casa junto al resto de la manada del lago Yang, arropando a su cachorro y contemplando su pecho en movimiento, respirando con la tranquilidad que proporciona el sueño. Los años alejado de ella parecían desaparecer frente al presente y la promesa de un futuro a su lado. Con una sonrisa, le dio un suave beso en su frente y se alejó para comprobar que el bebé continuaba durmiendo plácidamente. Tenía que asegurarse de que le encontraban una buena cuna, no podía dejar que siguiese en su carro si iban a quedarse allí. Su instinto le instaba a proteger a la pequeña tanto como a su propia hija, su lobo la reconocía como tal, una señal más de que Vernon era su pareja. Si dejaba de luchar, podrían tener una familia juntos. Si le aceptaba, podría tener una posibilidad de volver a ser completamente feliz. Mientras acariciaba la mejilla del bebé, pensó en todo lo que le había dicho Mingyu. ¿Se arriesgaba a vivir con él tanto como pudiese o se alejaba, dejando que su miedo ganase?

La puerta se abrió despacio, mostrando al protagonista de sus pensamientos. Besó la frente del bebé y se retiró, dándole espacio para que se acercase a ellas. Sin poder borrar la sonrisa del rostro, contempló como fue dándole las buenas noches a las dos. Cuando le tendió la mano, invitándole a ir con él, dudó. Tenía la sensación de que aquella decisión se convertiría en un antes y un después, la diferencia entre alejarse del todo o permitir que se acercase lo suficiente. « Si Jae es digno de tu amor, él querría que fueses feliz aunque tuvieses que dejarle atrás » las palabras de Mingyu volvieron a resonar en su mente, haciendo que su corazón se acelerase. Tenía razón, el desearía que tuviese su pedacito de felicidad aunque él ya no estuviese en escena y, en el fondo de su corazón sabía que Vernon podría contribuir a conseguirlo, aunque costase pasar página, aunque no pudiese estar al cien por cien en este apareamiento por ahora. El destino había decidido que era bueno para él, que eran la pareja perfectas, almas que se necesitaban la una a la otra para completarse y se arrepentiría si dejaba escapar una oportunidad que pocos conseguían.

Mereció la pena plantarle cara al miedo y aceptar su mano en cuanto vio la expresión de felicidad en su rostro. Le daría una oportunidad a su apareamiento, a Vernon y a la posibilidad de ampliar su familia.

— Quiero enseñarte algo —Le explicó cuando salieron de la habitación y comenzaron a bajar las escaleras—. No sé si Jeonghan te explicó que estaba huyendo, pero, tenía que salir lo más rápido posible y a penas he tenido un segundo de tranquilidad. No he podido hacer una mudanza real y he tenido que dejar muchas cosas atrás —Continuó hablando mientras se acercaban al coche y comenzaba a buscar algo en el maletero—. Pero he podido traer... Dame un momento... Esto es un gran lío...Ahí está, eso es —Le enseñó un libro antes de cerrar la puerta con un fuerte golpe—. Dios, eso me ha dolido hasta mi... —Tuvo que reprimir una sonrisa ante su torpeza—. Conseguí traerme el álbum de recuerdos de Jasmine.

— ¿Qué? —Lo miró asombrado, incapaz de decir nada más.

— Sé que te has perdido parte de su vida y aunque no será lo mismo, vamos a sentarnos y te hablaré de ella. Quiero que veas como llegó hasta aquí, que sepas por qué está en silla de ruedas y darte todas las explicaciones que necesites para saber que tu hija estuvo bien.

Mientras lo seguía hasta el porche, donde se sentaron muy cerca, Seungkwan no podía creerse que hubiese sabido cuanto necesitaba aquello. Su relación con los alfas, quitando a Jae, Wonwoo y después los pocos que habían llegado a la manada, era mala. A penas había conocido alguno que se librase del estereotipo, que no fuesen abusivos o tratasen a los omegas como escoria. Cualquier otro había alejado a la niña de él mientras se reía de su dolor, como habían hecho los miembros de su propia manada años atrás. Sin embargo, Vernon solo había pedido que le permitiese seguir en su vida e iba a dedicar parte de su tiempo en contarle como había sido la vida de su hija, rellenando los huecos que le faltaban para saber que había ocurrido con ella y si había sido feliz. El alfa del que había huido en un momento que parecía difícil para él, en vez de mostrarse resentido, se iba a sentar con él para tranquilizarle, dándole la paz que cualquier padre, que aprecie a sus hijos, necesita.

La manada del lago Yang - Seventeen [ +18] [EDITANDOSE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora