X. Te echo de menos (2ª parte)

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Esa misma noche, abandonó la seguridad de la mansión y dejó que su lobo saliese para correr con libertad, regresando a la cueva en la que estuvo durante tanto tiempo. No se atrevió a entrar, pensando que si volvía, no regresaría jamás. Se limitó a inclinar la cabeza y aullar a la noche, dejar salir su dolor de la forma más animal que encontró. Cuando se sintió más tranquilo, volvió a cambiar, envolviéndose en la manta que solía esconder por allí y sentándose en el claro del bosque, con la mirada perdida en el cielo. « Eres el lobo más hermoso que he visto nunca ». Su cabeza se había convertido en un caos, incapaz de comprender porque sentía que el hombre del cementerio era su pareja cuando él ya había tenido una y lo había perdido. ¿Significaba eso que su apareamiento no era real?¿Significaba que había vivido engañado durante años? No, eso era imposible, Jaehyun era la otra mitad de su alma, lo sentía en lo más profundo de su ser. Entonces, ¿Por qué sentía que él también lo era? Solo se podía tener una pareja, ¿Por qué el tenía dos?¿Tan confundido y necesitado estaba que veía cosas que no existían?

    El mundo volvió a derrumbarse a sus pies cuando la brisa trajo consigo el aroma a lirios que había comenzado a reconocer demasiado bien.

    — No huyas, por favor. No haré nada —Dijo el desconocido, alzando las manos para demostrar que estaba allí sin ninguna intención—. Te vi correr hacia aquí, también necesitaba un poco de aire libre después de lo de hoy —Avanzó despacio, sin dejar de mirarle como si el más mínimo descuido pudiese hacer que escapara de nuevo, hasta conseguir sentarse a su lado en el suelo—. No podía dejarte solo cuando estás sufriendo tanto, pensé que podrías dejarme estar a tu lado, aunque sea en silencio.

    Seungkwan suspiró, tratando de tranquilizar los acelerados latidos de su corazón y volvió a mirar al cielo, perdiéndose en las estrellas. Supuso que si no lo echaba, interpretaría que podía quedarse allí sin necesidad de hablar o volver a perderse en sus ojos, tan profundo como un océano infinito, como el universo repleto de nebulosas y estrellas. « Sería maravilloso que el destino nos diese otra oportunidad y encontrásemos otra pareja, porque si muero, lo haría con la tranquilidad de saber que podrás volver a ser feliz y no estarás solo ». Permanecieron en silencio, reconfortándose con su simple compañía y manteniendo cierta distancia, separados por la manta que le cubría.

    — Hoy he enterrado a mi mujer, una humana que quería a alguien a su lado y que me aceptó aunque sabía que no podía darle todo, que no podía amarla —Confesó el joven, dirigiendo su mirada a las manos que se movían intranquilas sobre sus muslos. Ante las últimas palabras, Seungkwan alejó la punzada de celos que sintió al pensar que había estado casado—. De toda la gente que ha ido, solo yo estaba allí porque lo apreciaba y ¿sabes qué? No he llorado. He sido el único que no ha derramado ni una sola lágrima. Patético ¿No crees?

    — Cada uno lleva su tristeza de una forma diferente —Habló Seungkwan, sintiendo la necesidad de reconfortar al alfa—. No es patético, las lágrimas falsas del resto si que lo es y quien diga lo contrario deberá enfrentarse a mi ira.

    La risa de su recién descubierta pareja fue como el sol tras una tormenta, como el agua tras meses perdido en un desierto, como una isla tras un naufragio. Por un segundo creyó que podía permitirse el lujo de amar de nuevo, de compartir su vida con alguien más, pero esa sensación solo duró un instante. Su corazón, debilitado y marchito, no podría permitirse la pérdida de alguien más y su mente no concebía un mundo sin Jae, haciéndole ver que estaría traicionando al hombre más importante de su vida. Estar solo, seguir viviendo sin nadie a su lado, sin ser feliz por completo, era algo que se merecía por haber insistido en que volviese a casa pronto y por algo que ocurrió hace mucho más tiempo, algo que mantenía profundamente encerrado en su interior. El destino lo castigaba por haberse quedado dormido sin prestar atención, por haber permitido que le quitasen a... Cerró los ojos con fuerza, impidiendo que el recuerdo volviese, sumiéndose en una profunda negación. « Algún día la encontraré para ti y seremos una familia ».

La manada del lago Yang - Seventeen [ +18] [EDITANDOSE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora