La manada del lago Yang - Seventeen [ +18] [EDITANDOSE]

XXXIV. Tiene que haber algo que podamos hacer

Dedicado a otakuesme

POV. JIHOON

El lago había quedado cubierto por una capa de hielo, encerrando el agua en su interior. La nieve había conseguido cubrir todo lo que le rodeaba, desde el suelo hasta las copas de los árboles. Podía imaginarse patinando o jugando con los niños, podía oír sus risas y sentir el calor de la chimenea que les estaría esperando al volver, podía cerrar los ojos y visualizar una Navidad de en sueño. Debería estar feliz porque iba a ser la primera vez que lo celebraría en un hogar cálido, sin temer la decepción de sus padres o escuchar a los demás hablando de como manchaba el honor de su manada por no querer agachar la cabeza y ser el omega "perfecto". También debería estar en la gran casa, ayudando a Jeonghan y los demás a subir las cajas para preparar los adornos, empezar a decorar las paredes. Sin embargo, se había levantado antes que nadie y se había alejado sin decir nada para esconderse en el lago. Desde entonces, había permanecido sentado en la nieve, contemplando el hielo y dejando que el aire frío le recordase que estaba vivo.

No podía estar feliz o relajarse sabiendo que Kwanhee, ese pequeño sabelotodo al que tanto había empezado a adorar estaba fuera, solo y asustado. No podía disfrutar de la Navidad sabiendo que él no estaría con ellos, que quizás estaría sufriendo algún tipo de castigo retorcido. No podía colgar adornos sin que él estuviese allí, esperando impaciente a que le diesen sus regalos para irse a jugar con Jasmine, la niña que no había vuelto a salir de su habitación desde que se había ido e insistía en que dejasen una luz encendida por si encontraba el camino a casa.

— Tiene que haber algo que podamos hacer —Movió distraídamente las pocas piedras que sobresalían de la nieve, haciendo que danzasen a su alrededor.

Había llegado la semana de las fiestas, las vacaciones habían comenzado para toda la ciudad, pero ellos no estaban más cerca de recuperar al cachorro. Día tras día se alejaban más de su objetivo. Sabían donde podía estar, tenían la ubicación de la manada, pero no eran suficientes para atacar. Las antiguas manadas de Seokmin y Seungcheol, de Joshua y Vernon, de Seungkwan, de Mingyu y de Wonwoo y Jihoon, habían enviado soldados para que acampasen alrededor, sumándose a los que ya tenían. Era inquebrantable, al menos, cuando solo contaban con unos pocos miembros. Estaban esperando a que se uniesen más miembros, el rumor parecía haber corrido por todas partes y cada vez llegaban más avisos de que alguien iría, pero no lo suficientemente rápido.

El omega que les había estado ayudando desde la distancia no paraba de encontrar obstáculos para llegar hasta ellos y solo podían contar con la ayuda del viejo alfa que dirigía el colegio, al que habían terminado confesando lo que ocurría, sin la parte de la leyenda. Se negaba a unirse oficialmente a la manada como había ocurrido otras veces que había hablado con Jeonghan desde que vivían en aquella ciudad. Su pasado y las cicatrices que le habían dejado viejas heridas, le impedía aceptar. A pesar de eso y sabiendo que se trataba de uno de sus alumnos, había estado acudiendo a cada reunión y ofreciéndose en lo que hiciese falta para rescatarlo.

— Mientras nosotros esperamos, Kwanhee puede estar sufriendo —Se maldijo, lanzando todas las piedras de golpe contra el hielo, haciéndolo añicos. Estaba furioso, se sentía impotente. Los "Y sí..." poblaban su cabeza. El pequeño cachorro era un omega, demasiado adulto para su edad, ¿Y si le llegaba el celo antes de lo usual?¿Y si acababa en manos de esos alfas horribles? No podía quedarse quieto mientras pensaba en todo lo que podía pasarle.

— No desaproveches tus energías contra el hielo, pequeño lobo —La voz de Nana le sobresaltó, haciendo que el nuevo montón de piedras que había hecho levitar, cayese al suelo.