XLI. Prométemelo

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Dedicado a todxs los lectores de esta historia

POV.MICHAEL

El trayecto hacia la batalla era largo. A su alrededor, las casas, los árboles y los otros vehículos parecían repetirse constantemente, como si hubiesen entrado en un bucle. Tenía la sensación de que no llegarían, de que quedarían atrapados allí para siempre. Quizás era mejor que el destino que les esperaba, estancados no corrían peligro, no había muertes. Se giró para ver a su compañero que apoyaba la cabeza contra el cristal de la ventanilla, pensativo. Saber que podría ser tu último día, volvía reflexivo a cualquiera. Sus ojos regresaron a la carretera que se extendía ante él y sus manos se apretaron en el volante.

— Chan... —Intentó hablar, pero el omega le cortó con rapidez.

— Estuve a punto de perderte —Hablaba en voz baja, con tanto cansancio que sonaba como un hombre que había vivido mucho—. Y ahora... No quiero hablar de esto.

— Pero tenemos que hacerlo —Él tampoco quería, pero necesitaban saber que pasaría si ellos morían. Tenían una niña, debían pensar en ella. Poco importaba que les llamase tíos, para él era su hija y sabía que Chan sentía lo mismo. Se había encariñado con ella tan rápido que fue sorprendente. De un día para otro sus instintos afloraron y cada día iban aumentando—. Si uno de los dos muere...

— El otro le seguirá —Contestó por él, frotándose los ojos con las manos. Estaba cansado, pero la falta de sueño no le había dejado así, había sido la sobrecarga emocional que había estado sintiendo los últimos días—. Prométeme que no morirás sin luchar, por favor. No quiero tener esta charla pensando que es una despedida.

— Te lo prometo —Esperó pacientemente hasta que el omega respondió que él también le juraba continuar hasta quedarse sin fuerzas—. No es una despedida. Es una precaución. Además, no tengo intención de dejarte escapar. Te encontraré allá donde vayas.

— Más te vale.

Lo que quedaba de camino lo aprovecharon para discutir lo que querían que pasase con Jiwon y sus pertenencias, el dinero que mantenían en sus cuentas privadas, los objetos de valor, la ropa... Decidieron que hacer con lo que dejaban atrás, pensando en lo que era mejor para su cachorro y sus amigos. Cuando aparcaron, antes de comenzar el viaje a pie, se besaron una vez más, deseándose suerte y jurando que harían todo lo posible por volver juntos. Con el corazón mucho más tranquilo y la mente preparada, siguieron al resto de lobos hacia el interior del bosque. Llegarían al anochecer, pero esperarían a que fuese el momento adecuado para mostrar su presencia. Jeonghan quería un espectáculo y se lo darían.

***

Corrió tan rápido como sus patas se lo permitían y se abalanzó contra uno de los lobos que trataban de atacar a Kim. El omega era fuerte y un buen estratega, pero una sola persona no podía vencer contra tres. Lo derribó de un zarpazo, alejándolo del grupo y obligándole a luchar solo. Dieron vueltas, uno alrededor del otro, sin perderse de vista. Se gruñían y mostraban los dientes probando quien era más fuerte de los dos. Cuando ninguno dio su brazo a torcer mostrando sumisión, se abalanzaron uno sobre el otro. Michael consiguió morderle en una de las patas, recibiendo a cambio un arañazo en el costado. El animal se zafó de su agarre, alcanzando su cuello y provocando que soltase un pequeño quejido. Incapaz de soltarse de otra forma, clavó una de las garras en sus ojos. Aprovechó que se apartaba por el dolor para terminar con su vida. Fue rápido, no quería que siguiese sufriendo.

Un rápido vistazo le mostró que uno de los lobos blancos había conseguido ayudar a Kim. El omega respiraba con dificultad y no podía apoyar la pata en el suelo. Aún así, a pesar de la insistencia de su aliado, no se movió. Sabía lo que estaba pensando. Podría morir allí esa noche, pero no dejaría la lucha hasta que su hijo o su compañero abandonasen. Los protegería con toda su fuerza, aunque le pasase factura.

La manada del lago Yang - Seventeen [ +18] [EDITANDOSE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora