XXVII. Todo irá bien

4.1K 371 269
                                    

POV. WONWOO

Los sueños de Wonwoo habían sido sencillos, construiría una librería donde haría feliz a las personas, haría felices a los omegas que necesitaban ayuda y mantendría a su mejor amigo a salvo. No había buscado un compañero, una familia o una verdadera manada que le acogiese sin preocuparse por lo que "debería" ser. Su vida había girado entorno a Jeonghan con sus ideas locas de proteger a una comunidad entera y a Jihoon con su frustración hacia el mundo por haber nacido siendo un omega. Pensó que todo iría bien mientras los mantuviese felices y que no necesitaría a nadie con quien compartir su vida. Sin embargo, la llegada de Mingyu cambió sus sueños para siempre. Quería su propia familia, compartir la felicidad de la librería con su omega y oír las risas de sus cachorros mientras jugaban por el bosque. Había dejado atrás su antigua casa para seguirle, para darle el hogar que merecía. Se había acabado la idea de vivir con gatos, vigilando que Jihoon no se metiese en problemas y salvando omegas sin pertenecer realmente a ningún lugar. Ahora todo había cambiado. Deseaba cambiar su habitación para hacerla más acogedora, para demostrar que estaba en casa y esperaba con ansia las sonrisas de su omega. La idea de tener hijos había dejado de parecerle absurda y se imaginaba un mundo donde sus cachorros le saludasen al grito de "papá" cada vez que volvían a casa desde el colegio. Sus sueños habían cambiado de golpe y de las misma forma, todo terminó.

Dos días habían pasado desde la noticia que le arrebató la felicidad, desde que volvió a dormir solo en una cama que se había quedado fría. Las posibilidades de tener cachorros biológicos se había reducido, pero no le importaba, siempre encontrarían opciones como la adopción o algún tratamiento experimental que pudiese conocer Seungkwan. Quizás tuviesen suerte y ese 25% fuese suficiente para darles una familia propia. Había miles de opciones, pero no podrían elegir ninguna si no le econtraba. Su omega no estaba roto y no le permitiría pensar lo contrario, no dejaría que siguiese sintiéndose así. Su corazón dolía al recordar los sentimientos de terror y dolor que habían llegado a través de su enlace antes de que lo apagase. Debía sentirse solo, agazapado en algún lugar mientras el frío se hacía cada vez más insoportable. ¿Estaría comiendo?¿Su lobo le estaría ayudando a mantenerse vivo?

Había estado buscándole sin descanso y volvía, impotente, sin resultado alguno. Daba vueltas en la cama hasta que el insomnio cedía y le permitía dormir un par de horas antes de volver a empezar. Jihoon había tratado de ayudarle, cantándole como cuando eran niños y se asustaba por alguna película que no deberían haber visto. Los demás se habían ofrecido a buscarle, pero sabía que sería inútil, que huiría en cuanto viese que todos habían ido. Agradecía su preocupación y odiaba ver sus caras de decepción cada ves que volvía anunciando que no habían tenido éxito. ¿Qué clase de alfa era si no había podido mantener a su omega a salvo?¿Cómo no había sido capaz de ver que las palabras de su familia estaban tan arraigadas en él que un día volverían con fuerza, causándole más dolor?¿Por qué no había sido capaz de evitar que se alejase de él y sufriese en silencio? La noticia le había pillado por sorpresa y había dejado que se marchase, cuando sabía la ilusión que le hacía pensar que por fin sería libre de formar una familia, sin tener que fingir que era un alfa.

Quería ayudarle, traerle de vuelta a casa y mantenerlo caliente. Deseaba ahuyentar sus fantasmas y decirle que nada de esto era su culpa, que seguía siendo el mayor regalo que el destino podía haberle hecho. Soñaba con abrazarlo hasta que le quedase claro que no iría a ninguna parte, que su hogar estaba con él y que no le abandonaría por ser quien era o traer equipaje. Su omega no era una decepción. Era el ser más amable, inteligente y bueno que haba conocido nunca. Actuaba sin querer algo a cambio. Se levantaba muy temprano por las mañanas para que todos tuviesen su desayuno listo antes de ir a trabajar o al colegio, daba consejos sin esperar una recompensa y usaba sus manos en lentas caricias cuando alguien necesitaba consuelo. Los cachorros le adoraban y los adultos habían caído en sus encantos con tanta rapidez que era sorprendente. Era increíble diseñando, pintando, cocinando y elaborando planes para el buen funcionamiento de su librería. ¿Cómo podía decepcionar a alguien cuando era una bendición tenerlo cerca?¿Cómo no podía ver que eran ellos los que no se merecían tenerlo cerca y no al revés?

La manada del lago Yang - Seventeen [ +18] [EDITANDOSE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora