Parte 6.

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El sofá me quedo pequeño todo el resto de la tarde. Melissa debía haber estado haciendo algo muy importante, porque no respondió.

Desperté a las nueve de la noche y Lucas y mi medre aún no habían llegado a casa. Podría haber hecho una fiesta con todo el vecindario sin problemas y ellos ni se hubieran enterado.

Del sofá pase a la cocina, prepare cereal con leche y subí con el tazón hasta mi habitación. Medir 1.60 tiene sus ventajas, puedo comer todo lo que quiera y cuando quiera, estoy en etapa de crecimiento.

Melissa aún seguía en línea después de haberme dejado en visto. A veces hasta ella olvidaba que existía, pero si mi madre me ignoraba el hecho de que Melissa también lo hiciera no significaba mucho.

Mensaje enviado a: Melissa.

[10:01 p.m.] Isabel: ¿estas allí?

[10:09 p.m.] Melissa: Sí

[10:09 p.m.] Isabel: ¿qué haces?

[10:14 p.m.] Melissa: Estoy en la casa de mi padre.

[10:16 p.m.] Isabel: Yo estoy sola.

[10:16 p.m.] Melissa: ¿Quieres que vaya a tu casa?

[10:16 p.m.] Isabel: ¿Estás loca? Es muy tarde.

[10:17 p.m.] Melissa: No iré caminando, mi papá puede llevarme.

Melissa nunca compartía con su padre y en las ocasiones que podía estar con él, la complacía de tal manera que todo lo que pidiera le seria dado. A veces yo sentía que solo se aprovechaba de él y le recordaba lo horrible que es no tener padre, y no es como cuando no tienes padre porque te ha abandonado, no. Es como no tener padre porque está muerto y eso es mucho peor.

[10:17 p.m.] Isabel: ¿Estas segura de que eso no lo molesta?

[10:18 p.m.] Melissa: ¿Quieres que vaya, sí o no?

[10:18 p.m.] Isabel: Bueno...

Al cabo de treinta minutos un auto de color gris metalizado estaba parado justo en frente de mi casa, (mi madre aún no había llegado) abrí la puerta de la casa y camine hasta el auto para saludar al padre de Melissa.

— Hola Isabel ¿Qué tal estas?

El tono de su voz era bastante cálido, tranquilizador y sus gestos eran muy amables.

— ¡Estoy bien! — respondí apenada.

— Melissa me ha dicho que te encuentras sola en tu casa.

— ¡Así es!

— ¿Y tu madre dónde se encuentra?

— La verdad es que no lo sé — me encogí de hombros.

Vi su gesto cambiar de sereno a preocupado. Melissa bajo del auto y camino detrás de él para pararse junto a mí.

— Entremos o mi padre empezara a hacer más preguntas — Melissa halo mi brazo y antes de girarnos para entrar a casa escuchamos a su padre.

— ¡Melissa! no voy a dejar a dos jóvenes solas en una casa.

— ¡Papá!

— Melissa... quéjate todo lo que quieras pero no te dejare. Con todo respeto Isabel, no soy de esos padres que dejan a sus hijos bajo ningún cuidado.

— ¡Tranquilo! —dije avergonzada por algo que ni siguiera era mi culpa.

— Si quieres Isabel, puedes venir a casa con nosotros.

La cara de Melissa había cambiado totalmente y no sé a qué se debía. Se subió al auto y pregunto a todo pulmón si iba a subir al auto o me quedaría parada como una tonta.

Mmmm — lo pensé unos segundos.

— Puedo llamar a tu madre, de igual manera no me deja tranquilo llevarme a Melissa y que tú te quedes sola aquí hasta quien sabe qué hora.

Eso había terminado de convencerme. Entre de prisa a buscar mi celular y un suéter y Salí de la misma manera.

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