Parte 18.

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Él debió haber pensado "¡qué tonta!". No aparte mis ojos de su bello rostro ni un momento, estudie cada centímetro de su piel perfecta. Mire que tan torcidos estaba sus dientes, no era mucho, pero le daba un toque real.

— Solo estoy mirando — fue lo único que se me ocurrió decir.

Qué estúpida.

Él hizo un gesto extraño que puedo describir como perfecto y volvió a hablarme.

— ¿Segura? luces despistada.

Lo que me faltaba, soy la chica que vive en las nubes... Humillación.

Por suerte solo estaba yo en la tienda esa tarde.

— Pues, necesito hacer un regalo de cumpleaños para un amigo — mentí —. No conozco bien sus gustos musicales.

— Que mala amiga eres entonces.

Me ruborice.

— ¿Crees que puedas ayudarme?

— Seguramente sí.

El frío recorría todo mi cuerpo, el lugar lucia acogedor pero dejaba mucho que desear en cuanto a calidez. Mi crush se dio la vuelta y yo solo lo seguí como borrego. Fuimos caminando por los estantes mientras él tomaba en sus manos un par de discos. No era tan difícil como pensaba entablar una conexión con alguien. Los nervios se me habían quitado por completo. Nos fuimos juntos al mostrador y él probo el primer disco. La música era suave, no pensé que fuera a hacer sonar una música con la que se identificara, porque era obvio que se identificaba con la melodía, podía verlo en su cara. Sonreí ligeramente y él lo noto.

— ¡Creo que te conozco! — dijo y no pude evitar bajar la cabeza —. ¡Eres amiga de Melissa Escobar!

¿Ummm?

— Sí, ella es mi mejor amiga, ¿la conoces?

— Así es, ella solía salir con uno de mis amigos.

Sorpresa. No lo sabía...

— Desde que entraste tu cara me pareció conocida.

— ¿SÍ? — pregunte asombrada.

— Siempre estas con ella.

Ignoré lo que dijo y empecé a fingir estar un poco distraída escuchando la música y mirando a todos lados.

— Me gustas — le dije.

— ¿Disculpa?

La sangre se heló en mis venas.

— Es decir, me gusta... Me gusta la música.

— Es un buen género — Matías empezó a morderse el labio inferior tratando de contener una sonrisa.

Sus ojos estaban amplios enfocados en mí, nunca había estado tan cerca de él. Yo era cualquier cosa, solo estaba allí existiendo. Matías hizo sonar otro género, dijo que era uno de los que menos le gustaba pero que era aceptable. Tres canciones sonaron después, en todo ese momento no dijimos nada.

— ¿Cuál es tu genero favorito? — pregunte con toda intención de romper el hielo.

— No tengo géneros favoritos, pero podría decirte cuales son los que no me gustan.

— A ver...

— Reguetón. Ese ritmo caribeño me parece desagradable.

— ¿Qué tiene de malo el Caribe?

— No, no... No me mal entiendas. Es solo esa música ordinaria y ofensiva.

— Entiendo, sus letras son un poco vulgares.

— Y ¿cuál es tu genero favorito?

— Pues...

— Déjame adivinar — dijo interrumpiéndome —. ¿pop, indie?

La pregunta tenía una respuesta tan obvia que me hacía sentir mundana. Pero pensé ¿a quién no les gustan esos géneros?

Afirme.

— ¡Y tu cantante favorito es Justin Bieber!

— ¡Claro que no!

Para mi fue inevitable soltar una carcajada. 



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