Entre con Meli y Susana a la cafetería, era raro que estuviéramos compañía, siempre éramos solo las dos, pero hacíamos una excepción con ella, pues era graciosa y muy genial.
Mi cabeza empezó a girar como si estuviera desarticulada.
— No está aquí — soltó Melissa como adivinando mi inquietud.
— ¡Está en el patio! — agrego Susana.
Yo solo rodé los ojos, y les pregunte si se había puesto de acuerdo, me molestaba un poco que me consideraran tan predecibles, pero así era. Me aleje de ella y solo vi sus bocas abiertas casi hasta pegar de la mesa.
— ¿A dónde vas peje?
— ¡Adivina!
Salí del pasillo caminando muy decidida a acercarme a él fingiendo demencia y casualidad para poder hablarle una vez más. Para mi suerte lo encontré sentado bajo uno de los arboles más frondosos del patio.
Lo note tan extraño que mis ganas de acercarme disminuyeron, tenía las piernas cruzadas y fumaba un cigarrillo, no sabía que lo hacía, en esa parte del patio estaba más alejado, ningún profesor se paseaba por este lugar de la secundaria. Él sabía que nadie lo vería fumar allí. Llevaba también sus auriculares puestos, de tal manera que parecía que hacían conexiona con su cerebro. Me quede parada observándolo de lejos. Quería detallar sus expresiones, era increíble cuanto me gustaba aquel chico.
Lo vi cerrar los ojos y suspire, aun cuando fruncía el ceño lucia perfecto. De un momento a otro, más rápido de lo que logre pestañear se levantó, Maldita sea. Ya no iba a poder hablar con él. Me recosté a un lado de la pared para ocultarme y lo último que vi fue su espalda ancha. Empecé a correr con dirección a la cafetería, me imagino que la expresión que traía en el rostro no era nada normal.
— ¿Qué ocurre?— Pregunto Melissa.
— Nada, una mierda ocurre — dije molesta y me senté.
— Bueno, si tú lo dices.
Saque el almuerzo de mi mochila y empecé a comer.
— Si comes con ese humor te caerá mal.
— ¿Mal? mal me cae ser tan estúpida como soy.
— Isabel, las cosas son como son. Y si algo va a pasar entre ustedes dos, pasara.
Hice un puchero tan grande que Melissa empezó a hacer caras de dueño conmovido.
— Odio verte así. Toma tu galletita, toma.
— ¡No soy un puto perro!
— ¿Una perrita?
Melissa y Susana empezaron a reír.
Después de haber terminado el almuerzo las tres nos fuimos a nuestra última clase, ya estábamos tan harta que ni siquiera sabíamos cuál era.
— ¿Quieren ir a mi casa cuando salgamos? — pregunto Melissa.
Susana y yo lo pensamos unos segundos y respondimos al unísono; "Sí". Entramos al salón de clases, gracias a dios tenia aire acondicionando porque después de haber estado tanto tiempo afuera mis órganos estaban a punto de derretirse. Las tres nos sentamos cerca para poder charlar, casi en los ultimamos asientos.
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Tengo su número.
Romance(Terminada ) Crush es un sustantivo. La palabra crush también puede ser empleada como un sustantivo que quiere expresar flechazo, enamoramiento o arrebato hacia una persona. Incluso se puede emplear cuando existe cierta tensión sexual. Se suele deci...